Además, señalan con acierto que Guillermo Busutil ha realizado "una aportación sustancial a la reflexión sobre el periodismo cultural en España". 

Es decir, estamos ante uno de los trabajadores más cualificados de esta disciplina periodística, que representa a la perfección el estado del propio sector del que ha escrito toda su vida y para el que ha producido hasta el pasado marzo de 2020, cuando la dirección de La Opinión de Málaga le comunicó que prescindía de sus servicios, después de 17 años. Antes le pasó con la revista literaria Mercurio, de la Fundación José Manuel Lara, que dirigió durante 12 años hasta que la cabecera cerró en 2019. Un trabajador cualificado sin contrato es la banda sonora de España, 2021. La precariedad de las industrias culturales y sus creadores es también la de quienes la cuentan y difunden: "No tengo contrato, soy el típico perfil de periodista cultural actual. Vivo en la independencia y la precariedad", dice Busutil, de ánimo tan alegre como escéptico. 

No sabe si este premio es una paradoja o un síntoma, pero está contento y se ha emocionado cuando le ha llamado el ministro José Manuel Rodríguez-Uribes para comunicarle el fallo del jurado. Busutil no pierde el aliento ni las ganas de oficio, tampoco ha dejado de ser crítico cuando ha creído que debía serlo. Eso, dice, también le ha pasado factura. Muy cara. "He tenido una carrera de fondo larga, con altos y bajos. Si hubiese sido menos crítico y más pelota habría llegado mucho más lejos", asegura. Y cuando dice "llegar lejos" se refiere a tener un salario justo y merecido, con el que seguir trabajando después de todos esos años y bagaje. 

Así que dedica su galardón "a todas las periodistas y los periodistas que trabajan en la periferia". Porque aunque el oficio en las secciones de cultura parezca difícil en los grandes centros urbanos, no lo es tanto: "Si te atreves a criticar la programación de un museo, un teatro o cualquier institución, pasas a la lista negra. Si eso ocurre pones en peligro tu salario. Por eso hemos maleducado a las instituciones en el todo vale, porque el periodista hace mucho tiempo que perdió el coraje de la independencia. Si juegas a conservar tu salario, te conviertes en un funcionario del periódico. Pero si quieres ser Manuel Chaves Nogales debes ser coherente, independiente y mal visto por los políticos de ambos lados. Una especie de nihilista apasionado con tu trabajo", dice Busutil. 

Le gusta hablar de estas cosas del compromiso del periodista. Cree que lo primero es comprometerse con su ideario ético, luego con las manifestaciones culturales. "Debe cuestionarlo todo, siempre", resume Busutil. En la llamada del ministro ha aprovechado para recordarle que Málaga tiene un escollo con el rascacielos en forma de "dildo" gigante, que la autoridad portuaria y el Ayuntamiento quieren plantar en plena bahía histórica, a pesar del rechazo vecinal. Busutil es uno de los agentes activos de la plataforma que luchan por frenar este nuevo escándalo urbanístico contra el patrimonio. También explica, y subraya, que comprometerse con el oficio es negarse a trabajar gratis. Nunca. "La función del periodista de cultura es evaluar con conocimiento sobre lo que informa, con rigor y ambición estilística. Eso tiene un precio", añade. Aprovechamos su recorrido por tantas redacciones como disciplinas, para que complete la frase: "El periodismo cultural hoy es más …… que hace 20 años". Responde que "necesario". Porque "hace 20 años la cultura estaba más valorada", y se despide hasta la próxima.