Miguel Caldas es el cantante y el encargado de la Orquesta Solara. Su familia ya era de "tradición musical" y él se estrenó muy joven con el saxo en la orquesta de su tío. Solara la forman ocho músicos y cuatro cantantes. "Las verbenas y las fiestas de los pueblos son una tradición de hace muchísimos años. Es una excusa para reencontrarse con la familia y amigos. Es cultural lo de volver a tu pueblo y celebrar la vida y festejar", afirma Caldas mientras nos cuenta que en Galicia en casi todos los municipios tienen bandas de música propias o escuelas de música, y que "es muy gallego irse de verbena, celebrar los santos y disfrutar de la música en directo".

Caldas nos cuenta que en Galicia y en el norte de Castilla y León hay mucha tradición entre los vecinos de montar una comisión de fiestas que voluntariamente se encarga de organizar: "Pasan por las casas o los negocios a hacer colecta popular, contactan con un representante de la zona y contratan lo que más les conviene. Las orquestas van con su propio camión-escenario, lo que ha sido un poco locura porque se ha invertido mucho dinero en los trailers, las pantallas, los focos, en los platós que se mueven. Ha habido mucha inversión en escenarios móviles muy espectaculares y caros porque había mucho trabajo y negocio en las ferias y fiestas".

La Orquesta Solara está especializada en música de baile: merengue, cumbias, rancheras y bachatas. En el repertorio no falta Elvis Crespo y 'Suavemente'. "Los pasodobles tampoco faltan, que aquí los baila y disfruta hasta la gente joven. Y también cogemos baladas de Bisbal, le hacemos unos arreglos y la tocamos como cumbia". Miguel Caldas disfruta cantando y bailando para abuelos, hijas y nietos. El público es intergeneracional y la plaza, un espacio compartido entre vecinos, amigos y paisanos. Las ferias y verbenas tenían cantidad de luces y marcha, canciones clásicas, pasos de baile moderno como la zumba, excusas para coger a tu abuela y bailar "agarrao". Hasta que la pandemia lo paró todo, y dejó a los trabajadores de la verbena sin posibilidad de ganarse la vida.

Dice Caldas que pasaron de trabajar todo el año –aunque hay grupos que trabajan solo seis meses y viven de ello el resto del año– a no poder trabajar nada: "Ha sido frustrante y desesperante. Este verano que parecía que la cosa iba a mejorar, solo hay unas 12 o 13 orquestas en Galicia que van a poder hacer algo. De hecho, para poder salir a trabajar se requiere una inversión de unos 7000 euros para pagar el seguro de responsabilidad civil, los permisos y dar de alta a los músicos. Hay muchos grupos que se han arruinado y no pueden hacer frente ni al primer peldaño para salir a tocar". Los ayuntamientos y las comisiones de fiestas tampoco se acaban de decidir por apostar por las orquestas.

En Galicia hay 20 o 30 orquestas, de unas 200 que Miguel Calda contabiliza, que mueven mucha gente e, incluso, tienen clubs de fans y les siguen en sus giras como si fueran estrellas. Una de ellas es la orquesta Paris de Noia, de unos 200 shows por año. Este verano tienen muy pocas fechas, pero como nos cuenta la cantante Lucía Sánchez, "algo es algo": "Yo llevo desde 2019 sin parar, vivía de noche, siempre de un lado a otro, no he parado de viajar y cantar. Las tres horas de actuación son muy físicas, hay que moverse y bailar y darlo todo. Cuando nos obligaron a parar tuve dolores musculares de lo cansado que tenía el cuerpo. Lo peor fue mentalmente, se me hizo muy duro, mi vida era la orquesta".

Lucia Sánchez está muy orgullosa de pertenecer a una de las bandas más punteras de España: "Los compañeros de otras agrupaciones lo están pasando muy mal porque no salen contratos. Hay cantidad de músicos trabajando de mozos de almacén, de cajeros de supermercado o en obras. Y sobre todo mucha gente parada, tirando de ahorros y de ayudas familiares. Nosotros entre el ERTE y un par de actuaciones de tele estamos manteniéndonos, pero esto no se puede alargar mucho". Sánchez ha buscado ser imagen de dos comercios para tener otros ingresos "porque el ritmo de trabajo de antes este verano no va a poder ser".

La orquesta Paris de Noia ha cambiado el espectáculo para adecuarse a las medidas frente a la COVID-19: "Antes queríamos que la gente no parara de bailar. Ahora, que no se levanten de la silla. Así que hemos cambiado el 'Sua, sua' o 'El baile del pingüino' y otras canciones de merengue y salsa por temas como 'El sitio de mi recreo' o 'No dudaría'". El show es más visual, han contratado a acróbatas, hay más movimientos de escenarios y, sobre todo, el repertorio bailable se deja para otro año.

El Grupo Titanic es una empresa que trabaja en la Comunidad Valenciana vendiendo espectáculos. Paco Muñoz es comercial desde hace diez años, su labor es "vender orquestas y discomóviles a las comisiones de fiestas". Tienen una orquesta propia, Orquesta Titanic, pero representan a diez más. "Llevamos un año parados. Yo estoy trabajando de albañil, ha sido muy muy duro. Antes del verano teníamos bastantes conciertos apalabrados, pero ahora se están echando para atrás. Orquestas no hemos vendido ninguna, porque se teme a las aglomeraciones y a los bailes concurridos, y no se concibe ver a una orquesta sentado. Lo que sí nos habían contratado es teatro musical".

Paco Muñoz cuenta que hay músicos "que se han quedado sin nada, porque los que estaban contratados por las empresas son los mínimos. Los músicos se contrataban por actuación, así que ellos no han podido acogerse al ERTE". Muñoz subraya que este año con la Orquesta Titanic solo han hecho un bolo. La orquesta de la cantante Dalia Sánchez, Stereo, no ha trabajado ningún día, nos cuenta: "Estamos preparados por si nos llaman, por si sale alguna cosilla que podamos aprovechar. Por desgracia hemos tenido que reconvertir nuestra faceta profesional y buscar otros trabajos. De la música no se puede vivir ahora mismo. El arte ha muerto. Yo ahora mismo estoy de secretaria de una empresa de transporte, pero deseando volver a mi trabajo de estos últimos 11 años".

La orquesta Kalima es un clásico en las ferias y fiestas de pueblo de la Costa del Sol. Los cuatro músicos hacen bailar hasta a más de 40 grados al sol. Llevan muchos años actuando en los mismos pueblos y fiestas, y la llegada de la furgoneta con su nombre (y dentro los instrumentos) avisa de que la procesión en honor al patrón, más el baile que le prosigue es inminente. Kalima llevaba sin tocar su mítico 'Chirulai' desde el confinamiento, pero estos días en la feria de Estepona, los músicos, muy emocionados, se han reencontrado con sus seguidores.

Mientras, en un pequeño pueblo de la Serranía de Ronda llamado Cuevas del Becerro, los vecinos se preguntan si este año podrán venir los Kalima. "Los Kalima eran como la primavera, llegaba siempre. El verano pasado fue muy duro, sin Kalima y sin ver a nuestra gente, porque la feria es eso, la excusa para abrazar y bailar junto a las personas que quieres y no ves durante el año", asegura una vecina del pueblo.