Marta consiguió el teléfono de su productora, Globomedia. Llamó y le dijeron que estaban buscando a guionistas porque querían ampliar equipo. Una prueba le bastó para conseguir su plaza. "Entré el mismo día que Luis Piedrahita", recuerda a este periódico con cariño.
Dos décadas después, ha trabajado en diversos espacios televisivos; creó, produjo y protagonizó su propia serie para TVE, Con dos tacones; ha escrito películas y cumple siete años interpretando su monólogo De Caperucita a loba en solo seis tíos –actualmente cada sábado en el Teatro Fígaro de Madrid–. La lista la amplían sus citados éxitos de taquilla, que espera seguir ampliando con A todo tren 2: Sí, les ha pasado otra vez, que se estrena este viernes 2 de diciembre.
Título que, por primera vez, hará coincidir en el mismo año dos lanzamientos fruto de su sinergia con Segura, aunque esta vez dirigido por Inés de León. Padre no hay más que uno 3 llegó el pasado 17 de julio a salas y ocupa –de momento– el primer puesto en el ranking de películas españolas más vistas del año, con una recaudación de 15,6 millones de euros tras haber reunido a 2,7 millones de espectadores. Su siguiente competidor, Tadeo Jones 3. La tabla esmeralda, se encuentra a más de cuatro millones de euros y 700.000 entradas vendidas. A priori, parece complicado que nadie, en un mes, vaya a lograr arrebatarle la medalla de oro.
González de Vega llegó a ejercer de coordinadora de guion de El Club de la Comedia tras la salida de Pablo Motos. Años después, dejó el espacio para sacar adelante su propia serie. A Segura lo conoció en 2016, en la entrega de unos Premios Platino celebrada en Uruguay que ella escribió y él presentó. "Nos entendimos muy bien trabajando", asegura la también escritora. Tiempo después se reencontraron en la gala de Nochevieja de TVE en la que repitieron papeles, y que les sirvió para reafirmarse en que debían formar tándem.
Segura llevaba entonces "bastante encauzada" la película Sin rodeos y propuso a De la Vega trabajar mano a mano. A partir de ahí surgieron las tres películas de la saga Padre no hay más que uno, las dos de A todo tren y una nueva sobre la que no puede dar más detalles porque todavía la están rodando. El éxito en taquilla fue inmediato. Su fórmula consistió en "escribir pensando en que fuera una película para todos los públicos, pero no para que todos la puedan ver, sino que todos la puedan disfrutar".
La pareja creativa quiso escapar del "poder ser padre y aburrirte porque es una peli para el niño, que seas niño y te aburras porque la peli es para tu padre o que seas joven y no tengas hijos y pienses que no te vas a identificar". El objetivo era "hacer algo para todos los públicos en sentido literal". Ese fue el motivo por el que el espaldarazo en cuanto a audiencia les alegró tanto. "Que la gente nos demostrara que teníamos razón fue una satisfacción muy grande", reconoce, "es lo que seguimos haciendo y ojalá siga conectando. Como desde un inicio nos funcionó esa libertad, la hemos seguido aplicando".
La guionista considera que otra de sus claves de su primera criatura, Padre no hay más que uno, fue "no meter niños a barullo creándole un conflicto al padre por ser muchos. Sino crearlos con su personalidad muy definida que marcara sus chistes". Algo que considera fundamental a la hora de escribir porque es lo que genera "identificación y permite que te guste determinado personaje".
A partir de ahí, los siguientes largometrajes les permitieron profundizar en ellos. En el caso de A todo tren, el reto de la segunda entrega ha sido conseguir que después de un viaje "tan concreto", en el que los padres se quedan fuera del vagón, "volviera a pasar lo mismo, pero de forma diferente". A las madres, que son quienes sufren el desliz esta vez –en la piel de Paz Vega y una exasperante Paz Padilla–, "tenían que pasarles un montón de peripecias que fueran aún más trepidantes que en la primera".
"Lo importante es que las salas de cine se llenen y que la gente disfrute", defiende De la Vega sobre la tendencia a considerar la comedia como un género menor, "es curioso porque a título personal todo el mundo la valora pero luego no se refleja en los medios". De hecho, fue algo que ella misma reivindicó en la entrega de los últimos Premios Goya en los que, como describe, tuvo "el honor" de entregar el cabezón a Mejor Guion junto a Ana Milán y Arturo Valls.
"Pedí que me dejaran dar el galardón a mí porque iba a ser la única posibilidad de que un guionista de comedia tocara un Goya", expuso, "el aplauso fue general. En realidad el sentir popular es que tenemos razón en lo que decimos, pero luego a la hora de reconocer, parece que el humor está reñido con la intelectualidad. Y en absoluto. De hecho, se requiere mucho esfuerzo para crear un chiste". En cualquier caso, reconoce que tanto para ella como para Segura lo importante es que "la gente disfrute. Una carcajada es mejor que cualquier premio".
De la Vega está más que curtida como cómica y cita a Punset para hablar sobre los prejuicios que sufren las mujeres humoristas. "Nuestro sistema de percepción visual está programado para ver lo que esperas ver, de tal forma que es es lo único que ves", explica haciendo alusión a la teoría del divulgador, "como en mi campo de posibilidades no está el plantearse que la mujer no sea exactamente igual que el hombre, en mi cerebro no entra que alguien pueda pensar que una mujer es menos graciosa que un cómico".
"Jamás pensé que podría haber un prejuicio hacia mí por ser mujer, ni hacia ninguna", asegura, "yo no lo padecí, en todos mis proyectos he acabado siendo la jefa de guion". La actriz es crítica con las situaciones en las que "recibes una llamada de quien realmente no conoce tu trabajo".
"Cuando alguien sabe a quién está llamando, jamás te va a decir que lo hace para completar equipo. Dirá: 'Marta, necesito a un o una guionista buena y quiero que seas tú'. En alguna ocasión me han reconocido que acudían a mí 'porque necesitaban a una chica'". En esos casos su respuesta es la siguiente: "Pues díselo a una amiga, a tu madre, a tu hermana. Si lo único que necesitas es que sea mujer, llama a cualquiera que veas por la calle". Para De la Vega, "un buen guionista tiene que ser capaz de escribir para un hombre, una mujer, un niño y un anciano. Ser capaz de hacerlo todo".
Los límites del humor han dejado de estar en el centro del debate que ocuparon hace un tiempo. La guionista explica: "Siempre he intentado mucho medirme pero no por autocensura, sino para recoger al máximo de público posible y que nadie se sienta excluido". A su vez, reflexiona sobre cómo el público ha de "obligarse a sí mismo a no estrechar estos límites, porque si no estamos empobreciendo muchísimo nuestra cultura y felicidad". "Reírnos de cada vez menos cosas es malísimo para nuestra salud", defiende.
De la Vega comparte que en su etapa en El Club de la Comedia se curtió "mucho escribiendo un humor de identificación en el que haces a la gente reconocerse en lo que estás contando". Algo que ha tratado de aplicar en sus años de profesión. Incluidos los personajes que posteriormente ha encarnado, como la agente de policía que interpreta en A todo tren 2. "Me gusta que, aunque sean secundarios, tengan su propia personalidad y trama psicológica. Que aporten algo, que sumen", afirma.
Al mirar hacia lo que viene, la actriz no se cierra puertas. Al contrario, las sigue abriendo. "Tengo muchas ganas de hacer un musical y de dirigir. Cuanto más vives las películas, más quieres formar parte de todo el proceso", revela. Además, tiene pendiente el estreno de la adaptación cinematográfica de su monólogo y aparecerá en el próximo especial de la Nochevieja de TVE a cargo de José Mota, que también guionizó en una ocasión. "Va a ser precioso", avanza sobre la producción que ya ha sido rodada y en la que empezaron a trabajar el pasado mes de agosto.