Pero a pesar de las dificultades, el 2023 arranca con muchas expectativas de futuro. Será un año de giras nacionales, de producciones internacionales, de dar continuidad a las obras que acompañaron al 2022 y, como no, de nuevas creaciones. Para empezar el año, la dramaturga Lucía Carballal estrenará el 15 de febrero en el Teatro Valle Inclán de Madrid Los pálidos, una pieza que ahonda en las complejidades del mundo de la televisión, del sistema de producción, en la idea del progreso y el dinero. Después la obra viajará por España a los teatros de Gijón, Sevilla, Logroño, Villena y Zamora.
Como los clásicos de los grandes escritores nunca agotan, el Centro Dramático Nacional traerá al María Guerrero de Madrid una Yerma de Lorca dirigida por Juan Carlos Martel Bayod y producida por el Teatre Lliure, del que el dramaturgo es director desde hace cuatro años. Para Martel Bayod la maternidad y la opresión de la mujer es un tema central en sus obras; esta pieza, una de las imprescindibles del poeta granadino fusilado en la Guerra Civil, es un poema trágico en tres actos que muestra el conflicto interno de una mujer que quiere ser madre y no puede, y a la que le acompaña la presión de una sociedad que espera y exige la maternidad en las mujeres casadas. Es una lucha entre el deseo maternal y la obligación.
El mensaje político seguirá presente en el teatro, aunque con menos frecuencia que hace un par de años hasta ahora. Pero el conflicto de Ucrania, como era de prever, no ha dejado indiferente a los creadores de hoy: Fundamentalmente fantasías para la resistencia es la nueva de Alfredo Sanzol, que llega el 24 de febrero de la mano del Centro Dramático Nacional con una recreación de la guerra a través de una obra teatral dentro de la misma obra teatral, en la que Putin muere y se siembra el caos.
El proceso de Kafka también volverá a la proyección cultural, esta vez a las tablas con la adaptación teatral de Ernesto Caballero, una versión en la que Josef K. se enfrenta también al tribunal de la ciudadanía, “la del público en nuestro tiempo que observa en la distancia del espectador los desmanes de un imperecedero entramado burocrático-administrativo”. Empezará en el María Guerrero el 17 de febrero.
Después de su Premio Princesa de Asturias de las Letras 2022, el gran Juan Mayorga prepara dos nuevos textos teatrales a estrenar este año. Uno es Amistad, que empezará en el Teatro Español de Madrid el 26 de enero y que dirigirá José Luis García-Perez; la pieza, cargada de humor y pensamiento, es una reflexión sobre la construcción de la masculinidad entre amigos, sobre el paso del tiempo, el amor y la vida. La otra novedad es María Luisa, que podrá verse en el Teatro de la Abadía en primavera y que dirigirá el propio Mayorga, esta vez una comedia “sobre la soledad, la vejez, y sobre los difusos límites entre la realidad y la imaginación”.
Los Bárbaros, el dúo de creadores que cuestionan varios conceptos de la sociedad contemporánea desde distintas perspectivas, estarán durante todo el mes de marzo en el María Guerrero de Madrid con Obra infinita, un guiño al conjunto de cuentos populares que se han contado infinitamente como un intento de la humanidad por dotarse de un “modelo narrativo polivalente e ilimitado”.
Andrés Lima —que pisó fuerte hace dos años con Prostitución— también figurará entre las direcciones del año. Lo hará con un monólogo escrito por Santiago Loza hace unos años en el que actuará el catalán Eduard Fernández el 21 de enero en el Teatro Calderón de Valladolid, y luego se pasará a los del Canal de Madrid. La obra, bajo el título Todas las canciones de amor, es un maravilloso homenaje a una madre que dedicó su vida a los cuidados. Pero hay más: Lima estrenó el año pasado junto a Helena Tornero Paraíso Perdido, una creación de doble autoría que viene del Festival Grec del año pasado y que parte de un poema de John Milton sobre la belleza, el destino y la desobediencia, y ahora viajará por toda España de enero a abril.
Aunque en realidad es inédita, Los nadadores diurnos nace de una obra que viene de atrás y que se llevó el Premio Max 2015 al mejor espectáculo revelación, Los nadadores nocturnos. El texto es de José Manuel Mora y la dirige Carlota Ferrer, y la obra sigue más o menos la misma fórmula de la primera pero con un cambio de escenario: en vez de una piscina, un salón de belleza. Se estrenará el 8 de febrero en el madrileño Teatro Español.
Para el verano, la artista y bailarina Luz Arcas llevará también al Español Psicosis 4.48 de la británica Sarah Kane, una impresionante obra sobre la depresión, el estado psicótico, el desamor, la inadaptación social, los fármacos, la adicción, la violencia y el mal. Ahora que el suicidio es la segunda causa de muerte entre adolescentes, el montaje de la obra tiene la intención de plasmar la actualidad y atemporalidad de la autora, recogiendo algunos de los conflictos vitales más complejos de la contemporaneidad.
Fruto de un maravilloso encuentro entre artistas, Alberto Conejero ha colaborado con Xavier Bobés para contar la historia de una promesa, aquella que un profesor les hizo a sus alumnos en un colegio rural de Bañuelos de Bureba un día de 1936: les prometió el mar. Con las mismas palabras por título, los autores reviven al maestro republicano Antoni Benaiges, que apareció en una fosa común de la Guerra Civil. Este bello acercamiento a la memoria ya se estrenó en el Teatre Nacional de Catalunya y el 15 de febrero llegará al Teatro de la Abadía de la capital. En el mismo espacio tampoco faltará este mes la Electra de Sófocles, un clásico dirigido por Fernanda Orazi.
Por ahora no hay noticias de si la obra censurada de Paco Bezerra podrá resurgir el nuevo año, pero mientras tanto el Teatre Nacional de Catalunya también hará alusión a Santa Teresa de Jesús con Mal de corazón, una obra de la argentina Victoria Szpunberg y dirigida por Andrea Jiménez cuyo título se refiere a la forma en la que la santa hablaba de su enfermedad. Se podrá ver en abril y mayo.
De la proyección internacional, los Teatros del Canal darán la bienvenida a la aclamada compañía irlandesa Dead Centre, que viaja a España con una versión del cine de Ingmar Bergman: El silencio (Tystnaden). A este grupo de artistas se le conoce especialmente por su excéntrica estética y su estilo de actuación “lúdico y único”; con esta pieza, lo que pretenden es captar “la atmósfera de desolación y soledad, el anhelo de comunicación de la película de Bergman” pero dirigido hacia un público contemporáneo.
En la esfera catalana Nao Albet y Marcel Borràs —dos de los mayores innovadores dentro del ámbito nacional de creación dramaturga joven— sacan del cajón Falsestuff. La muerte de las musas para llevarla al Valle Inclán de Madrid el 12 de mayo, una obra que en 2018 ya estuvo en el Teatre Nacional de Catalunya pero que continúa en el acierto absoluto. La historia nace del personaje shakespeariano de Falstaff y plantea con el humor e ingenio característico de sus autores la suplantación falsa de identidad. Viendo los antecedentes del inteligente dúo —Mammon, una divertidísima puesta en escena sobre la codicia, llegó a llevarse al plano televisivo en HBO—, seguramente esta será una de las más aclamadas del año.
De La voluntad de creer de Pablo Messiez, que tuvo su estreno en las naves de Matadero de Madrid hace unos meses, habrá gira por toda España. De hecho, comenzó ya esta semana en el Teatro Lliure de Barcelona y continuará en los próximos meses por A Coruña, Sevilla, Zamora, Vizcaya, Murcia, y terminará otra vez en Madrid para la primavera. Messiez es uno de los grandes dramaturgos de las últimas décadas y uno de los más presentes en la escena contemporánea; esta pieza, una magnífica recreación de la devoción y la moral, pone en juego el papel de la voluntad y el de la creencia religiosa como mecanismos capaces de cuestionar la propia fe del espectador.
Otra que se une al viaje es la ya sonadísima Lectura fácil, una adaptación teatral del libro de Cristina Morales que también comparte repercusión con Fácil, la versión televisiva de creaciones paralelas. Alberto San Juan es el director de la pieza, una historia contada desde cuatro mujeres con distintos grados de discapacidad intelectual y víctimas de los servicios sociales, partiendo de una raíz despatologizadora muy interesante. La obra se repartirá por Granada, Sevilla, Bilbao, Vitoria-Gasteiz, Logroño, León, Gijón, Las Palmas de Gran Canaria y Barcelona.
Además de la de Morales, del Centro Dramático Nacional son varias las que recorrerán la mayoría de comunidades autónomas: La panadera de Sandra Ferrús; The Quest de Cédric Eeckhout —por Francia—; durante enero Los farsantes de Pablo Remón, y las ya mencionadas Los Pálidos y Paraíso perdido.
Aunque el campo es extensísimo, los Teatros del Canal funcionarán también este 2023 como uno de los mayores espacios de producción de danza del país. Gran parte de la esfera internacional que aterrice en España los próximos meses lo hará en Canal, y muchas seguirán luego la gira por el resto de comunidades autónomas. En enero, la bailaora Eva Yerbabuena interpretará Re-fracción (desde mis ojos), un encuentro en el que se desvela ante la mirada de Juan Kruz sin artificios, sin poses y sin tener que cumplir ninguna expectativa.
Meses más tarde llega una de las performance más interesantes, la de Eu-Ai Lab: SH4DOW - who is master who is Shadow? es la primera producción de artes escénicas protagonizada por una criatura de inteligencia artificial. El 24, 25 y 26 de marzo los objetos 3D interactuarán sobre las tablas con los actores a través de un escenario capaz de crear ilusiones de realidad mixta.
Siguiendo la línea de las nuevas narrativas desde lo digital, Olga Mesa dialogará con un dispositivo audiovisual en 2019. Esto no es mi cuerpo en una coreografía interpretada por Natacha Kouznestova. También la tercera edición del festival Canal Connect 2023 se enfocará en las tecnologías, con un programa de artes escénicas que mezclará la disciplina con el arte y la ciencia. La danza será una de las principales actividades.
Muchos de los grandes espacios de las artes escénicas de actualidad están todavía confeccionando sus programas para el año recién comenzado. Todavía no hay pistas del 40º Festival de Otoño, del Teatro Clásico de Almagro, del de Mérida o del ÍDEM —Festival Internacional de Artes Escénicas—, entre muchos otros. El Festival Grec, uno de los encuentros más interesantes de teatro y danza contemporánea que se celebra todos los años en Barcelona durante cinco semanas entre los meses de junio y julio, tampoco ha anunciado todavía sus planes definitivos, pero lo que sí sabe elDiario.es es que contará como siempre con un centenar de obras y que podrán verse los últimos espectáculos de la coreógrafa y bailaora Rocío Molina y de la Agrupación Señor Serrano, dos coproducciones ya estrenadas.
Cada edición del festival también celebra unos días de Grec Pro, dirigido al encuentro entre profesionales y pequeñas compañías o artistas emergentes para presentar espectáculos destinados a la siguiente edición y buscar coproducción, y abierto a todo el público. Este 2023 se podrán ver los proyectos presentados el año pasado, entre los que figuran los de Juana Dolores, Aina Alegre, cabosanroque o Celso Giménez (La Tristura), entre otros.
Una de las mejores expectativas para el año nuevo la trae el festival de artes escénicas Temporada Alta. Se celebra en Girona y Salt entre los meses de octubre y diciembre pero deja una huella que dura mucho más, porque no solo supone un punto de encuentro entre la escena nacional y la internacional sino que también funciona como impulsor de nuevos proyectos, intercambios profesionales y motor de reflexión para la creación contemporánea.
En el ámbito nacional, más allá del fin de gira de Antònia Font, lo anunciado por Temporada Alta hasta la fecha en las artes escénicas confirma La Veronal, una de las más prometedoras compañías de danza del país que presentará Firmamento, destinada al público joven y adolescente; otra vez Nao Albet y Marcel Borràs, que traerán una antología de la toda la obra en la que llevan trabajando juntos quince años; la nueva creación del argentino Sergio Boris Euforia y desazón, que interpretará la compañía catalana El Eje, y De Amicitia, un espectáculo sobre la amistad del colectivo Las Huecas. En el ámbito internacional, el próximo mes de febrero comenzará la proyección del festival en Iberoamérica.
Si el año que cerró no dejó ningún éxito rotundo, el que comienza ahora lo hará con mucha fuerza y sin el miedo que dejó enredado la pandemia. La inmensidad de programación que recoge las artes escénicas para el 2023 es abrumadora, pero el exceso solo puede señalar algo muy positivo: esta vez, la cultura está viva.