Los antiguos egipcios creían que cuando moríamos, nuestro cuerpo espiritual buscaba después de la muerte una vida similar a la de este mundo. Pero la entrada en este ‘más allá’ no estaba garantizada: primero requería un peligroso viaje por el inframundo, seguido de un juicio final individual. Por eso, familiares y embalsamadores hacían todo lo posible para que su ser querido llegara a un destino feliz.
"Aquí mostramos que el cuerpo de esta momia estaba ampliamente decorado con 49 amuletos, bellamente estilizados en una disposición única de tres columnas entre los pliegues de las envolturas y dentro de la cavidad corporal de la momia. Entre ellos figuran el Ojo de Horus, el escarabajo, el amuleto del horizonte (akhet), la placenta, el Nudo de Isis y otros. Muchos eran de oro, otros de piedras semipreciosas, arcilla cocida o loza. Su finalidad era proteger el cuerpo y darle vitalidad en la otra vida", explica la doctora Sahar Saleem, primera autora del estudio y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de El Cairo (Egipto).
La momia del ‘chico de oro’ fue hallada en 1916 en un cementerio utilizado aproximadamente entre los años 332 y 30 a.C. en Nag el-Hassay, en el sur de Egipto. Ha estado almacenada sin examinar en el sótano del Museo Egipcio de El Cairo hasta el presente estudio.
La momia estaba depositada dentro de dos ataúdes, uno exterior con una inscripción griega y otro interior de madera. Dentro llevaba una máscara dorada para la cabeza, un cartonaje pectoral que cubría la parte delantera del torso y un par de sandalias. Aparte del corazón, las vísceras habían sido extraídas mediante una incisión, mientras que el cerebro había sido extraído por la nariz y sustituido por resina.
"Las sandalias probablemente servían para que el niño pudiera salir andando del ataúd. Según el ritual egipcio del Libro de los Muertos, el difunto debía llevar sandalias blancas para estar piadoso y limpio antes de recitar sus versículos", explica Saleem.
Los escáneres mostraron que el niño medía 128 cm, no estaba circuncidado y no se le conocía otra causa de muerte que la natural. Por el grado de fusión ósea y la ausencia de erupción de las muelas del juicio, los autores estiman que el niño tenía entre 14 y 15 años. Sus dientes estaban en buen estado, sin indicios de caries, pérdida de dientes o enfermedad periodontal.
Alrededor de la superficie exterior de la momia había una guirnalda de helechos. "Los antiguos egipcios estaban fascinados por las plantas y las flores y creían que poseían efectos sagrados y simbólicos. Se colocaban ramos de plantas y flores junto al difunto en el momento del entierro: así se hizo, por ejemplo, con las momias de los reyes del Reino Nuevo Ahmose, Amenhotep I y Ramsés el Grande. También se ofrecían plantas al difunto en cada visita a los muertos durante las fiestas", explica Saleem.
Los amuletos son testimonio de una amplia gama de creencias egipcias. Por ejemplo, una hoja dorada de la lengua se colocaba dentro de la boca para asegurar que el niño pudiera hablar en la otra vida, mientras que un amuleto de dos dedos se colocaba junto al pene para proteger la incisión del embalsamamiento. Un nudo de Isis invocaba el poder de la diosa para proteger el cuerpo, un amuleto de ángulo recto aportaba equilibrio y nivelación, y los penachos dobles de halcón y avestruz representaban la dualidad de la vida espiritual y material. En el interior de la cavidad torácica se encontró un escarabajo dorado, del que los investigadores imprimieron una copia en 3D.
"El escarabajo del corazón se menciona en el capítulo 30 del ‘Libro de los Muertos’: era importante en el ‘más allá’ durante el juicio al difunto y el pesaje del corazón contra la pluma de la diosa Maat. El escarabajo del corazón silenciaba el corazón el Día del Juicio, para que no diera testimonio contra el difunto. Se colocaba dentro de la cavidad del torso durante la momificación para sustituir al corazón si el cuerpo se quedaba sin este órgano", explicó Saleem.
A la vista de estos emocionantes resultados, la dirección del Museo Egipcio decidió trasladar la momia a la sala principal de exposiciones con el sobrenombre de ‘chico de oro’. En su nueva ubicación, los visitantes pueden admirar la momia junto a imágenes de TAC y una versión impresa en 3D del amuleto del escarabajo del corazón, para acercarse lo más posible a las glorias de la antigua civilización egipcia.