Mamie Till transformó el asesinato de su hijo en la punta de lanza de la lucha de la comunidad negra. Lo hizo convirtiéndose en una madre coraje y tomando una decisión que nadie compartía. Dejó el ataúd de su hijo abierto para que todo el mundo viera el rostro deformado por los golpes y la paliza a la que fue sometido. Permitió que la prensa fotografiara su cadáver para que lo pusieran en la primera página de todos los periódicos y ella dio entrevistas y entró en el foco mediático. El mundo debía ver la barbaridad que había ocurrido y las consecuencias de esos actos. Una fotografía histórica y dolorosa que se convierte en metáfora del filme, que pide que nunca se cierre los ojos, que nunca se mire hacia otro lado.
Su protagonista se sintió interpelada por el guion y no dudó en aceptar el reto de dar vida a esa madre llena de cariño y humanidad, pero también de garra y ganas de cambiar las cosas. Un papel que para ella es importante, pero no solo para su carrera, sino como mujer negra. “Este papel es importante para mí por muchas razones, primero porque históricamente habla de un momento muy significativo en la historia de EEUU y en la historia de la comunidad negra. Fue el momento en el que se crea un espacio para la resistencia y nace el activismo. Un activismo por todo tipo de derechos de todo tipo de personas, derechos civiles, derechos queer, de las mujeres… Es ese momento chispeante en el que EEUU se acaba de despertar y descubrir las atrocidades que están sucediendo a las personas oprimidas”, cuenta Deadwyler.
Till, el crimen que lo cambió todo también habla de una mujer que se empodera, de cómo reconocer la fuerza interior, y muestra “la alegría y el amor entre una madre y un hijo” y lo hace enseñando “la belleza cultural de Chicago y Mississippi”. Pero para ella es importante recordar el motivo por el que se actúa, por el que es importante que el activismo continúe, y es para “llegar a esa alegría, para poder vivir libremente, y por eso esta película es valiosa e importante para todos”.
La escena en la que Mamie Till pide al mundo que mire a su hijo dentro del ataúd es el corazón de la película, también es un grito al espectador. La película pide al público que mire, que actúe. “Es imperativo pensar en lo que significa cerrar los ojos hacia lo que está pasando a tu alrededor. A lo que le pasa a tu gente. Creo que esa escena está haciendo un tipo de llamamiento hacia cualquier tipo de personas oprimidas. Cuando no miramos hacia ellos, cuando somos testigos pero no denunciamos las atrocidades que ocurren, las cosas persisten. Cuando decimos esa frase le pedimos a la gente que nunca aparte la mirada de nada, de nadie que esté siendo oprimido. Y no apartar la mirada también porque no podemos quedarnos enraizados en la tragedia, o en el trauma de la muerte, sino que tenemos que mirar hacia una meta”, explica la actriz.
Para Danielle Deadwyler este personaje ha supuesto también la entrada a una industria que hasta ahora no le había dado su espacio. Su actuación más destacada fue en la serie Estación Once, pero Till, el crimen que lo cambió todo, ha demostrado un talento y una fuerza difícil de encontrar. Ya ha terminado dos películas y tiene otras tres en preproducción, una de ellas junto al director español Jaume Collet-Serra, especialista en cine de acción de Hollywood. Lo que Till finalmente no pudo lograr fue esa nominación al Oscar que todos daban por hecha. Su ausencia y la de Viola Davis han hecho que muchos acusen a la Academia de “racismo y misoginia”. Lo dijo la directora del filme, Chinonye Chukwu, en un duro comunicado tras las nominaciones y fue apoyado desde las redes sociales.
Antes de las nominaciones la actriz confesaba que prefería “no prestar atención a los premios”. Se mostraba contenta por ellos, pero sobre todo porque eso hace que “la gente vuelva a conectar con la película y permite que la conversación sobre los temas de los que trata la película se vuelva a tener”. Los premios sirven para que se “vuelva a hablar de la hermosa figura de Mamie y Emmett Till". “Esta película era la oportunidad para hacer algo atemporal. Ella dejó su legado, y esa era nuestra intención, que la gente hablara de ello. Dentro de cinco o 10 años sabremos si la conversación ha aguantado. Ojalá las personas vuelvan a despertar como lo hicieron en 1955 este año, y ojalá lo veamos también dentro de otros 10 o 20 años, porque la gente vuelve al cine, y con suerte volverán a esta película”. Cine emotivo y comprometido que rescata una historia desconocida para el gran público, pero que cambió a toda una sociedad.