Villaronga fallecía el pasado 22 de enero de este año, pero dejaba una película en forma de legado. Una película póstuma que, además, era su primera comedia. Tras ver Loli Tormenta es imposible no pensar que el propio director sabía que esta sería su última obra. El director más oscuro, el más ambiguo, se despide con un filme humanista y hasta luminoso. Una rara avis en su filmografía. El humor aparece y enciende una historia que, realmente, habla de la enfermedad y de los desamparados. La enfermedad es el Alzheimer que tiene su protagonista, la Loli que da nombre al filme y que interpreta Susi Sánchez. Sus dos nietos intentarán apañárselas para mantenerse a su lado hasta el final, ya que es ella quien se encarga de su crianza, de que no les echen del piso y tengan todo lo que necesitan.
En otras manos este tema hubiera sido un melodrama lleno de azúcar, con el dedo listo para meterse en el ojo del espectador, pero Villaronga lo evita. Puede que sea su filme más imperfecto, a veces incluso torpe, pero con un encanto que hasta ahora no se le había visto. Él la definió con un término nuevo, el de “comedia marrón”. Lo recuerda Susi Sánchez, su Loli Tormenta, que explica que a Agustí Villaronga le gustaba decir que “era marrón, porque no era ni una comedia blanca ni una comedia negra”. Para ella lo que tiene Loli Tormenta es que es “esperanzadora”, y un papel que nunca había interpretado. “Es como un cuento, y eso me atrajo muchísimo, porque yo nunca había hecho algo así y confiaba totalmente en Agustín. Y me entregué… Nos entregamos”, cuenta la ganadora del último Goya a la Mejor interpretación femenina de reparto por Cinco lobitos.
Fue precisamente el filme de Alauda Ruiz de Azúa quien hizo que los destinos de ambos se cruzaran. No se conocían, y Susi Sánchez confiesa que nunca había pensado en trabajar con él. Todo fue “de forma casual, aunque dicen que no existen las casualidades”. “Se puso enferma la actriz que lo iba a hacer. Necesitaban a alguien para el personaje y le hablaron de mí. Vino a ver Cinco lobitos en Barcelona en el D’A festival, que clausuró, y estuve hablando un momento con él, pero nada, muy poco, porque nos íbamos y ya quedamos en vernos, y fue la productora la que se puso en contacto. Hubo mucha dificultad porque pensé que no iba a poder hacerlo por fechas”, cuenta.
Parece que Villaronga sabía que esta sería su última película y que quería despedirse con una comedia atípica en su filmografía. Susi Sánchez opina lo mismo: “Sí, claro que lo sabía. Yo estoy convencida de que lo sabía. Lo sabía él y lo sabíamos todos los que estábamos cerca de él, aunque no se hablaba del tema en absoluto. Él estaba dándolo todo en el rodaje, pero se cansaba más, comía poco… Y sí, parece un contrasentido, pero yo también creo que es una película muy luminosa, y creo que la gente no esperaba eso de Agustí, porque él siempre ha retratado las cosas desde un lugar de mucha oscuridad, pero aquí sigue retratando esa oscuridad, porque habla de la enfermedad, de la muerte, de la vejez, de los desasistidos. Habla de los niños, que es un tema en el que siempre le ha preocupado mucho; y sigue hablando de esos temas, pero con otra mirada mucho más luminosa. Yo creo que fue su despedida y lo quiso hacer así”.
El proceso de Loli Tormenta fue “peculiar desde el principio”. “Todo en esta película fue peculiar, aunque sólo fuera por el proceso en el que estaba Agustí Villaronga. Ha estado llena de de momentos de luz y de momentos de de oscuridad. También de miedo, porque le veíamos a él cómo estaba y realmente era preocupante. Hacer una comedia en esas condiciones es un reto. Fue un reto muy grande para él, estoy segurísima, y lo fue un poco para todo el equipo, porque además trabajamos en condiciones bastante duras, con 40 grados, en plena ola de calor en Barcelona y en una casa pequeña para todo el equipo”.
Una película que también es “un homenaje” en el que participan todos los actores y técnicos que ya habían estado en otras de sus obras. Como Fernando Esteso, Meteora Fontana o Pepa Charro, amiga del realizador. “Ha sido como juntar a todos sus amigos, decir que ha sido como una despedida me parece que no lo define lo suficiente, fue como un regalo que quiso hacer a su gente y al cine”, lo define Susi Sánchez.
La actriz se sintió apelada por la forma en la que su personaje afronta la vida, y con la forma de Villaronga de contarlo, “sin grandilocuencia, sin artilugios de ningún tipo, desde el juego y la inocencia”. Una forma diferente de hablar también “del abandono que esta sociedad tiene hacia la gente mayor y hacia los niños”. Sin embargo, lo que le emocionó, lo que le hizo decir que sí de forma convencida, “fue la posibilidad de trabajar un personaje con ese deseo de vivir, con ese sentido de la vida, y hacerlo al lado de un hombre que estaba despidiéndose de la vida”.