Guardianes de la Galaxia se estrenó en 2014, a dos años de que el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM en adelante) se consolidara con Los Vengadores de Joss Whedon. Suponía entonces una prueba de confianza para la franquicia, para descubrir si era capaz de mantener la conexión con el espectador a través de unos personajes mucho más desconocidos que Iron Man y compañía. “El objetivo siempre ha sido satisfacer al público que ha amado a estos personajes de los cómics durante toda su vida, pero también a aquel que nunca ha oído hablar de ellos. Lo que, en 'Guardianes', implicaba a la mayoría de la audiencia”.
En efecto los Guardianes de la Galaxia apenas eran conocidos entonces. La marca había nacido en los 60 –con Yondu como único miembro que nos pueda sonar–, pero la película no se centraba en esta formación tanto como en un renacimiento editorial experimentado solo siete años antes. Guardianes de la Galaxia es una creación más cinematográfica que comiquera, prolongada a series de televisión y a un exitoso videojuego de 2021. Todo a expensas de los pálpitos de Nicole Perlman –coguionista, aunque nadie quiera acordarse, de la primera 'Guardianes'– y James Gunn. “Todo ha funcionado tan bien gracias a él”, asume Feige. “Ha sido una trilogía que él ha escrito y dirigido por completo. Representa algo único en el panteón del UCM, algo que me enorgullece”. Por mucho que no haya pasado tanto tiempo desde que Feige le despidiera.
En 2018, un año después de que Gunn revalidara su visión con Guardianes de la Galaxia: Volumen 2, Marvel le echó a la calle. El motivo fueron unos tuits de humor negro publicados hace años, pero el director de Slither no perdió el tiempo. DC le ofreció dirigir de inmediato El Escuadrón Suicida. Y antes siquiera de terminar El Escuadrón Suicida y su spin-off con John Cena para HBO Max (El Pacificador), Marvel se lo pensó mejor y le ofreció volver.
Gunn accedió, claro. Había sido muy público con la tristeza que le causaba no poder concluir la trilogía –y en particular la historia de Rocket, mapache parlante que dobla Bradley Cooper y se erige como centro emocional de 'Guardianes 3'–, así que retomó su asociación con Feige para dirigir tanto el último Volumen como un especial navideño destinado a Disney+ que resituara las piezas para la película, luego de la presencia de los Guardianes en el díptico Infinity War/Endgame y de su breve aparición en Thor: Love and Thunder.
Pero la cosa no acabó ahí. El trabajo de Gunn con DC había sido tan elogiado que, impulsado por los terremotos de Warner Bros –en plena resaca del coronavirus y con una fusión en ciernes con Discovery–, fue nombrado presidente de DC Studios a finales de 2022. Ahora, junto a Peter Safran, es su responsabilidad darle coherencia a la continuidad de DC –esto es, “marvelizarla”–, y ya prepara en su seno una nueva película como director y guionista.
Superman: Legacy, prevista para 2025, es el siguiente proyecto de Gunn. Tantos compromisos han conducido a lo inevitable: Guardianes de la Galaxia: Volumen 3 es su último trabajo con Marvel. Algo que resulta indispensable tener en mente para abordar la película y discernir qué implica para el UCM. Llegada la Fase 5, Marvel cada vez se parece más a la convulsa DC: sus últimas películas han decepcionado a la crítica y los fans, no parece haber un plan definido a largo plazo y se han ido dando controversias cada vez más graves.
El despido de Victoria Alonso, número 3 de Marvel Studios desde Iron Man. La malísima fama que ha acogido la empresa en el sector de los efectos digitales (muy relacionado con Alonso, responsable de este departamento hasta su salida). O el arresto de Jonathan Majors, que fue presentado oficialmente en Ant-Man y la Avispa: Quantumanía como el nuevo enemigo recurrente de la saga tras el Thanos de Josh Brolin. Un cúmulo de infortunios al que Guardianes de la Galaxia: Volumen 3 da alegremente la espalda.
La personalidad de Gunn como cineasta se intuye en la gente de la que se rodea. Por eso el villano de Guardianes 3, el Alto Evolucionador, lo encarna Chukwudi Iwuji. Durante el evento se supo que Gunn le ofreció el papel tras rodar el baile que serviría de opening para El Pacificador. Por eso también encontramos a Nathan Fillion, colaborador regular de Gunn desde Slither –que en el evento ejerció de moderador–, y a su pareja Jennifer Holland –también aparecida en El Escuadrón Suicida y El Pacificador– con pequeños papeles.
Y por eso Gunn ha tomado decisiones de cásting sorprendentes y excéntricas. Adam Warlock es un tipo de colosal poder y amplio recorrido en las viñetas, cuya vinculación a Will Poulter desató críticas entre los fans por el físico del actor. Poulter, visto en Detroit o El renacido, tuvo que pasar efectivamente por un entrenamiento exigente, pero se sintió muy cómodo en el rodaje. “Había mucha presión y yo, como chico nuevo, estaba aterrado. Era quien llegaba por primera vez al set del mismo modo que Adam Warlock acababa de llegar al mundo”.
“Pero en cada departamento de la película había gente maravillosa, que me hizo sentir como en casa”, destaca Poulter. En la misma sintonía se pronuncia Maria Bakalova, nominada al Oscar por la secuela de Borat que aquí dobla a Cosmo el Perro Espacial, presentado en el 'Especial felices fiestas'. “Tendemos a perder la imaginación cuando crecemos, pero esto fue increíble. Volví a ser niña y a imaginarme cosas como ‘Hoy seré un perro, mañana podría ser una flor o una mariposa’”, recuerda Bakalova sobre su experiencia en el rodaje. Imaginación desbordada y alegría de estar juntos. Fueron las claves del rodaje de Guardianes de la Galaxia 3 y como tales se perciben en cada rincón de la película. Transformándola, sin mucho esfuerzo, en la mejor película de Marvel desde Vengadores: Endgame.
En la rueda de prensa, además de los citados, también estaba presente Chris Pratt. Este último, cuya transformación en héroe de acción en los 2010 es inseparable del fenómeno Guardianes, hablaba del final de la trilogía con una suerte de alegría melancólica. “Ya he sido parte de cosas que llegaron y se fueron, como Parks and Recreation, donde estuve siete años. Es como el último día del verano, o el último día en la escuela antes del verano”.
“Todo gira sobre el viaje, ¿no? El destino puede apestar, pero mientras pasarás un buen rato con tus amigos. Con James, sin embargo, tanto el viaje como el destino han sido gloriosos”, continúa el protagonista de Jurassic World. “Las películas son increíbles. Y cuando haces películas con gente a la que quieres, es más divertido”. “En términos de la familia que he reunido, creo que he tenido mucha suerte a la hora de no contratar a capullos”, bromea a su vez Gunn. “Y no solo no son capullos, sino que son gente positiva, adorable, amable”.
“Gente a la que me he terminado sintiendo muy unido. A la que quiero, realmente”, insiste el cineasta, dejándose llevar por la tristeza a continuación. “Voy a echar de menos a estos personajes. Hay algunos por los que siento un apego especial, como Rocket. Y sí, seguiré viendo a esta gente que se ha convertido en mis amigos, pero no volveré a escribir a sus personajes. Por lo menos no en un futuro cercano”, concluye Gunn, dejando la puerta entornada para un momento indeterminado en que pueda volver a Marvel.
Entretanto, ¿qué es lo que queda? Pues una trilogía excepcional en el actual Hollywood gracias a haberse mantenido dentro de una mirada autoral. Con la que se puede empatizar o no, claro: Guardianes de la Galaxia –sobre todo en sus volúmenes 2 y 3– ha transcurrido enteramente por coordenadas caprichosas y fetichistas. Unas que impelen al humor constante, al abigarramiento visual y a una violencia que desafía los estándares del UCM.
No es solo que este Volumen 3 diste de ser una excepción: es que es una apoteosis tras el entretenimiento de serie Z con presupuesto blockbuster que fue El Escuadrón Suicida. Guardianes de la Galaxia 3 respira libertad y desdén por las convenciones serializadas de la saga donde se incrusta –el rol de Warlock, o la escasísima escala de la historia para tratarse de un fin de ciclo, son los exponentes más claros–, reclamando para sí una identidad que, en pos de la realización y un diseño de producción que por fin presta atención a la fotografía y el CGI imaginativo, brilla con luz más intensa que nunca en el adocenado cosmos de Marvel.
La trilogía de Guardianes de la Galaxia ha sido espoleada en todo momento por un cariño genuino hacia los personajes que la integraban. Por el goce de pasar tiempo con ellos. Lo logrado en Guardianes 3 con Rocket, con la poderosa emotividad de un pasado que el guion deja vislumbrar por fin a través de flashbacks, es el mejor ejemplo de todo lo que nos ha dado la trilogía. A la vez que de todo lo que tenemos que lamentar por el hecho de que termine.