En un acto presidido por la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, Gómez-Pérez ha leído el discurso "Inteligencia Artificial y lengua española", mientras que el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, le ha dado la bienvenida en nombre de la corporación, una situación que no ocurría desde hace más de 90 años y con la que ha querido resaltar el interés de la institución por este asunto.
Muñoz Machado ha considerado también que "la mejor opción que pueden seguir los Estados y la UE es regular la IA lo antes que sea posible", así como garantizar un lenguaje claro que no menoscabe los derechos fundamentales.
Junto al horizonte revolucionario que abre la IA para el uso y la regulación de la lengua, el director de la RAE ha advertido también de sus riesgos y ha señalado que "un deterioro de la calidad, la capacidad expresiva, a belleza o la unidad del español" sería una "lesión cultural de primer orden".
La nueva académica (Azuaga, Badajoz, 1967), que ocupa desde ahora la silla q de la institución, ha destacado los retos que impactarán en el uso del español en el mundo digital y la necesidad de que la RAE ponga a disposición de la inteligencia artificial sus materiales, para lo que ha presentado un decálogo de propuestas como la creación de un observatorio en línea del sistema lingüístico del español y un verificador en las aplicaciones de mensajería instantánea.
Gómez-Pérez ha recordado que la Comisión Europea apuesta por el desarrollo de un mercado único europeo de datos y por ello cree que los materiales de la RAE deben formar parte del espacio europeo de datos lingüísticos y convertirse en la referencia para las aplicaciones digitales en la nueva economía de la lengua en español.
También ha apostado por una plataforma software para la IA después de recordar que la página web de la RAE, con más de veinte millones de consultas mensuales, ha sabido atraer a hispanohablantes de todo el mundo.
Dentro de unos años esta plataforma podría contabilizar el número de consultas que realizan los sistemas de inteligencia artificial a los materiales de la Academia sin intervención humana que, ha considerado, podrían superar en número en pocos años a los que hacen las personas.
También se ha referido a cómo las personas transforman el lenguaje escrito en las aplicaciones de mensajería instantánea para abreviar, lo que hace necesario un verificador lingüístico en línea para ayudar a escribir correctamente.
"El verificador, además de avanzar en los aspectos de corrección ortográfica, léxica, sintáctica, gramatical y de estilo, debería sugerir redacciones alternativas para mejorar el estilo, el acomodo a la variación lingüística de cada usuario, explicando siempre los motivos de la sugerencia o corrección".
Asimismo, ha estimado preciso tener un observatorio del sistema lingüístico del español, que recopilaría, prácticamente en tiempo real, grandes volúmenes de documentos y vídeos, por lo que la inteligencia artificial permitiría detectar variaciones con respecto a la norma lingüística.
Y vigilar los posibles riesgos como la discriminación, la exclusión y la toxicidad en el uso de un lenguaje.
La académica se ha referido también al impacto ambiental de la inteligencia artificial, incluso el que provocan de los sistemas conversacionales al alcance de millones de usuarios que, a veces, "los emplean como un juguete más".