Según ha podido saber este periódico, la decisión ha sido tomada para ofrecer ese "extra" a la visita y teniendo en cuenta que es una práctica que sí puede llevarse a cabo "en casi todos los museos del mundo". Una afirmación que excluye al Museo del Prado, que sí mantiene la restricción de las fotografías como una de sus políticas.
El cambio en la normativa del Reina Sofía no llega acompañado de un refuerzo en las medidas de seguridad dentro de la estancia que acoge el cuadro, que permitan evitar posibles aglomeraciones y retenciones del flujo de asistentes. Así como la protección del resto de obras expuestas en la sala 205.10 del Edificio Sabatini.
Desde el centro no lo consideran necesario por el momento, ya que antes de levantar el veto a las fotografías, el aforo estaba regulado. "Ya había un control para que no estuviera masificado", afirman. Cinco días después de que se haya implantado la nueva medida, que no ha sido comunicada públicamente por el Reina Sofía, no han notado una mayor afluencia de gente dentro de una estancia que, por otro lado, ya era una de las más concurridas del museo.
Esta medida había generado controversia en el pasado. El episodio más sonado ocurrió en junio de 2022, cuando a Los Rolling Stones si se les permitió inmortalizar su visita a la joya del museo. El centro decidió abrir sus puertas solo para ellos en su parada en Madrid dentro de su Sixty Tour. La polémica se desató cuando Mick Jagger, vocalista del grupo, subió una selección de fotografías a sus redes sociales posando frente al Guernica.
Su publicación fue diana de múltiples críticas, ante las que el centro respondió alegando que la prohibición se dictó no para proteger la obra, sino para mejorar la comodidad de los visitantes. Entonces reconocieron que la pintura no iba a sufrir porque las cámaras más frecuentes son las del móvil, que no usan el flash. Tampoco lo consideraron una cuestión de derechos de autor, dado que el cuadro es uno de los más reproducidos en el imaginario y el espacio artístico del país sin que ellos reciban ninguna compensación en ese sentido.
Manuel Borja–Villel era entonces el director de la institución, que fue quien acompañó a la banda en su visita. El cambio en la normativa ha corrido a cargo de su sucesor, Manuel Segade, que tras su nombramiento en junio avanzó a este periódico un canon en el que no iban a quedar fuera ni el feminismo, ni la lucha de clases, ni los procesos de descolonización en una "participación activa y democrática".
Entre los retos con los que asumió el cargo están la recuperación de un mayor protagonismo del arte español actual, la presencia de más mujeres artistas y el fomento de los artistas nacionales en el extranjero.