Su estilo de dibujo sintético y detallista juega con los espacios arquitectónicos y naturales y tiene como marcas de estilo un uso del color muy llamativo, con una paleta limitada, y la peculiaridad de que jamás dibuja las caras de sus personajes, lo que les confiere una ambigüedad que dota de mayor protagonismo a los diálogos y las atmósferas. En sus historias, tiene una gran importancia lo emocional y lo psicológico.
Grito nocturno cuenta la historia de Teresa, una joven que regenta una librería especialidad en ocultismo y terror, que una noche ejecuta un ritual en el bosque en el que invoca al espíritu de Laura, capaz de conceder deseos, y con la peculiaridad de que es otaku. El triángulo protagonista se completa con Matilde, una adolescente skater. Entre referencias a Sailor Moon, The Smiths y el cine clásico de terror, Grito nocturno se despliega como un cuento gótico posmoderno, entre el humor y el drama, que se centra, sobre todo, en las relaciones de sus tres protagonistas y el conflicto interior de Teresa.
Publicada en España por Reservoir Books, la obra apareció originalmente en Francia, en el seno del gigante editorial Dargaud, por lo que se úne a Arrugas de Paco Roca, Las serpientes ciegas de Bartolomé Seguí y Felipe Hernández Cava o Blacksad. Amarillo de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido como galardonados con el Premio Nacional que aparecieron previamente en un mercado extranjero. Grito nocturno es la décimo séptima obra premiada desde la creación de la categoría de cómic, en 2007, año en el que fue Max el que obtuvo el premio, con Hechos, dichos y ocurrencias de Bardín el Superrealista.
Borja González se convierte, así, en el vigésimo tercer autor en recibir el Premio Nacional. De ellos, solo tres son mujeres: Ana Penyas, ganadora en 2018 con Estamos todas bien, y Cristina Durán y Laura Ballester, ganadoras junto con Miguel Ángel Giner Bou en 2019 por El día 3.