Love of Lesbian colgó el “no hay entradas” en sus redes sociales. Como en cualquier fin de gira, los nervios y la expectación podía palparse antes de empezar. Han viajado para tocar en toda España y en 10 países más, donde destacaron su amor a México. Sí se vio alguna butaca vacía en las gradas y el sello reconoció a este diario horas antes del concierto que faltaban unas 500 para llenar el aforo. Eso sí, su público coreó todas las canciones que tocaron. Los asistentes mostraron una fidelidad que los acompaña año a año. Muchos superaban los 40 años y se veía bastante paritario. Abundaban los pantalones pitillos, las prendas vaqueras y de cuero.
Love of Lesbian se autodefine como una banda de directos. “No somos una banda televisiva, no venimos de OT, ni salimos apenas en la radio. A veces te sientes raro, pero en días como hoy te das cuenta de la inmensa cantidad de raros que hay”, dijo el vocalista en referencia a una de sus canciones durante el concierto.
Durante más de dos horas, la banda hizo un recopilatorio de sus 10 discos. Empezaron tocando V.E.H.N (Viaje Épico Hacia la Nada) y algunas canciones de este último disco. Cantante, batería, teclado, dos guitarras, bajo y percusionista era lo que sonaba en el escenario del antiguo pabellón de los deportes de Madrid. En el escenario se veían pantallas de video que proyectaban a los músicos y una columna luminosa extra con nubes celestiales al inicio que fueron cambiando junto a los efectos de luces.
Santi Balmes, Jordi Roig, Julián Saldarriaga, Oriol Bonet, Joan Ramón Planell y Dani Ferrer siguieron con Nadie por las calles, una canción que en su momento pareció premonitoria de la COVID-19. Tras ello, el vocalista dio empezó a hablar con el público: “Es el último concierto de una gira surrealista. Un viaje épico hacia la nada que al final ha sido un todo. Empezamos en un concierto muy complicado en Sant Jordi. Todo lo que ha pasado tras ese concierto ha sido un milagro. Empezar en Barcelona y acabar en Madrid también lo es”. Y empezó a sonar Noche reversible.
Las relaciones entre lo que decía Santi Balmes al público y las letras de las canciones de Love of Lesbian fueron una tónica general durante todo el concierto. Balmes preguntaba: “¿Cómo vais, Madrid?”. Y se respondía: “de momento bien, vamos muy, muy bien”, letra de Sesenta memorias perdidas.
En el ecuador del directo hubo tiempo para hacer menciones a las atrocidades que se están sufriendo en Palestina por los ataques de Israel. “Estamos viendo cosas horribles estas semanas. Esperamos que los culpables acaben siendo juzgados”, dijo Balmes. “Igual que hay estados que invaden a otros y los oprimen, hay también gente tóxica que hace lo mismo. Pero yo creo que la mayor parte de la gente de aquí sois dialogantes, empáticos y sabéis escuchar”, auguró.
Por su parte, Jordi Roig, segundo vocalista y guitarrista, hizo un agradecimiento entre risas a estar en el “Madrid de la libertad”, en relación a antiguos eslóganes políticos en la capital. “Gracias por haber mantenido la cultura viva en los tiempos más complicados. Muchos fuisteis a conciertos sentados. Mucha gente no acaba de entender lo importante que ha sido”, se rindió acto seguido ante el público.
Poco después, anunciaron también un nuevo disco del grupo. Tras un pequeño parón llegó la sorpresa al WiZink Center. Salió Leiva al escenario para interpretar Incendios de Nieve e interpretar un solo de guitarra. Santi Balmes dijo que “sin hacer spoilers” habrá una nueva canción con el cantautor madrileño en el próximo disco.
Las pantallas en las que se veía el vídeo eran verticales, como las de los smartphones. Love of Lesbian no se quiso quedar atrás. Como ya innovó en su día Rosalía y continuaron muchos otros artistas, la banda catalana incorporó una cámara al micrófono para grabarse a modo de selfie. Cantaron Fantástico, dispararon confeti de los cañones y quedó suspendido en el aire. Santi Balmes aprovechaba en esos momentos para darle la vuelta al micro y que fuese el público quien cantase las canciones.
Hay canciones que la gente ya las conoce con el primer acorde. Pasó con Club de fans de John Boy, que la gente empezó a cantar antes que el propio grupo. La gente botó como en todo el concierto. Tras eso hizo un amago de marcharse. “Eskerrik asko, bona nit, moitas grazas Madrid”, dijo en todas las lenguas cooficiales del Estado.
Volvieron con Cuando no me ves tras unos momentos en los que el WiZink center se quedó casi a oscuras. Antes de tocar 1999, un asistente tuvo problemas de salud y tuvieron que parar el concierto e intervenir los servicios sanitarios, aunque, por ahora, se desconocen los factores y el estado de la persona afectada. Ya de vuelta en la canción desearon lo mejor para esa persona y continuaron el concierto.
Siguieron con Los Irrompibles, donde usaron la cámara selfie en una de las guitarras, creando un plano contrapicado. Pusieron el broche final al concierto con Allí donde soliamos gritar. “Nuestras canciones os han acompañado en vuestros enamoramientos, rupturas, momentos de soledad y momentos de compartir con los amigos. Lo sabemos y es lo que más nos gusta como banda”, dijo Santi Balmes. Y no volverán a gritar y cantar en directo, al menos durante algunos años. “Esta es la última canción que vamos a tocar en un tiempo largo”, prometieron.