Estas circunstancias han sido claves para crear sus obras "con seguridad". "Siempre he tenido libertad para hacer lo que me diera la gana y que fuera comprendido", ha agradecido por cómo generó que desde prácticamente sus inicios, descubriera el "mundo particular" que paulatinamente ha ido dejando plasmado sobre el papel.
A sus 80 años –dato que ha recordado en varias ocasiones durante su intervención con mucho humor–, ha aprovechado la ocasión para desvelar que "la edad es una mentira, la vida es incómoda y la felicidad no existe". Eso sí, ha asegurado que sus "mejores novelas no se han publicado todavía".
Preguntado por qué obra suya recomendaría que leyera alguien que todavía no se ha introducido en sus textos, Mateo Díez ha defendido que, en conjunto, "construyen un universo común, una geografía unitaria". "No he andado por caminos realistas, documentales o sociológicos, sino fundamentalmente imaginarios. Y que responden a lo que entiendo como convicción personal que es el arte y la literatura, irrealidad. Yo propongo un viaje". ha descrito. También ha revelado que La muerte de Iván Ilich es la novela que más le ha macado.
"No he sabido escribir historias que tuvieran que ver con la suerte, las desgracias y efemérides de lo que nos está pasando ni de las circunstancias tan problemáticas en las que vivimos. Me apetecía escribir fábulas más sustanciales, que fueran referentes metafóricos o simbólicos. Que te produjeran experiencias que estuvieran más allá de la pequeñez de lo que vivimos. Con mi escritura intento conquistar un territorio y belleza que subyugue al lector", ha descrito.
Mateo Díez ha reconocido que, tras ganar el premio, se siente "un poco Don Quijote" y se ha deshecho en elogios con los personajes creados por Miguel de Cervantes. "La historia de Don Alonso Quijano es la historia universal del ser humano. El pleito entre lo real y lo imaginario. La quimera y cómo desde la quimera se puede llegar a la locura. Y cómo al final se puede regresar a la lucidez que da sentido a todo aquello que hemos vivido", ha aplaudido. "Ser Cervantino es el recurso más a mano que tenemos. No hay mayor sentido de ejemplaridad, compromiso y ambición que la historia de Don Quijote y Sancho, esa cabalgadura más allá de lo indebido e improbable, del destino de lo que somos", ha defendido.
"Provengo de un territorio en el que permanecía viva la tradición a través de la oralidad de las culturas populares. Había unas instituciones vecinales. Yo soy hijo de esas reuniones y del apego que hay en mi tierra", ha señalado antes de asegurar que su experiencia, lejos de ser una "peculiaridad local" es algo "universal". Algo que pudo confirmar en las lecturas que, desde pequeño, "ampliaron lo que había vivido en la interioridad de los pueblos".
Antes de obtener el Premio Cervantes, el leonés fue reconocido en dos ocasiones con el Premio Nacional de Narrativa: en 1987 por La fuente de la edad y en el 2000 por La ruina del cielo. Además, en el año 2020 se hizo con el Premio Nacional de las Letras. Otros de sus títulos más destacados son El espíritu del páramo (1996), El paraíso de los mortales (1998), Las palabras de la vida (2000), La cabeza en llamas (2012) y La soledad de los perdidos (2014). Su última publicación es el libro ilustrado El limbo de los cisnes (Nórdica), un homenaje a los lugares de oscuridad e intimidad en los que se proyectan las películas.
El jurado ha destacado al autor por "ser uno de los grandes narradores de la lengua castellana, heredero del espíritu cervantino, escritor frente a toda adversidad, creador de mundos y territorios imaginarios". "Con una prosa, una sagacidad y un estilo que lo hacen singular en la consideración literaria del más alto vuelo, Luis Mateo Díez sorprende y ofrece continuos y nuevos desafíos con los que traspasa el ámbito de la fantasía y adquiere realidad en los lectores, que se apropian de su universo creativo", han añadido.
También han ensalzado que en sus creaciones sobresalen "la pericia y el dominio indiscutible del lenguaje", que acredita en "una escritura en la que mezcla con maestría lo culto y lo popular". El comité ha definido su estilo como "exigente" y de "gran originalidad"; donde prevalece "el humor expresionista, paródico o esperpéntico como el mejor resorte para relativizar lo que sucede, y que conlleva una perspectiva lúcida y ambigua que permite comprobar la complejidad de la condición humana".
Mateo Díez (León, 1942) es uno de los escritores más prolíficos del panorama literario español. Además de sus dos libros poéticos, cuenta con una amplia obra narrativa, autobiográfica y ensayista. El leonés se ha impuesto a nombres como Enrique Vila-Matas, Antonio Muñoz Molina, Álvaro Pombo, Rosa Montero, Soledad Puertólas, Félix de Azúa, Fernando Vallejo, Leonardo Padura, Raúl Zurita, Gioconda Belli y Luis Landero, que lideraban las quinielas.
El jurado ha estado presidido por Santiago Muñoz Machado, representante de la Real Academia Española.
El grupo de vocales lo han compuesto Luisa Campuzano Sentí, por la Academia Cubana de la Lengua; Antonio Lorente Medina, por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE); Laurette Godinas, por la Unión de Universidades de América Latina (UDUAL); Javier Rioyo Jambrina, por el Instituto Cervantes; Raquel Lanseros Sánchez, por el Ministerio de Cultura y Deporte; María Jesús Chao Álvarez de Sierra, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE); Juan Carlos Camaño, por la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP); Madeline Sutherland-Meier, por la Asociación Internacional de Hispanistas; Cristina Peri Rossi, escritora galardonada en la edición de 2021; y Rafael José Cadenas González, escritor galardonado en la edición de 2022.