A pesar de todo, misión cumplida. Aquí tenéis las listas de los y las valientes trabajadores de elDiario.es que se han animado a compartir qué es lo que ha sonado en sus dispositivos. Para evitar reproches, están ordenados según el número de minutos reproducidos, del que más al que menos.
Sale de una cuenta compartida con mi hija adolescente, lo que da ese mix algo ecléctico. Eso también explica que, por mucho que yo haya puesto pop, rock y folk británico en bucle, mi canción más escuchada este año, con 110 reproducciones, sea un tema de reggaetón: MODELITO, de Mora y Yovngchim. De entre los podcast, pese a que escucho Un tema al día religiosamente cada mañana, gana Aquí hay dragones.
Me llama la atención la cantidad de minutos totales de escucha: 77.995 o, lo que es lo mismo, 55 días seguidos de música.
Me hace muy feliz que Awakate salga el primero, así tengo una excusa para recomendarlos una vez más. Desde Murcia ritmos bailongos y reivindicativos aptos para personas que no bailan ni a punta de pistola. Los Yawners de Elena Nieto son lo mejor del indie nacional ahora mismo, un guitarreo popero de los noventa para los que echamos de menos a Australian Blonde pero con un poco de distorsión. Maid of Ace son una sorpresa, vinieron hace poco a España como teloneras de los Interrupters y he acabado quemando sus tres discos de punk británico rabioso. Pennywise no tiene justificación, la adolescencia que se repite más que la morcilla, y de este nuevo punk ha salido Nerve Agent pero podría haber sido La Élite.
Un poco triste porque Dancin' in the Ruins (Blue Oyster Cult) sea la quinta y no la primera porque, con casi cuatro décadas de retraso, se ha convertido a toda velocidad en una de mis canciones favoritas.
Me representa mi canción número 5.
Acostumbro a decir que mi 'Santísima Trinidad' musical son Aretha Franklin, Whitney Houston y Céline Dion. Pero no. Ellas no son las protagonistas de mi Wrapped 2023. Aunque sí otra 'Santísima Trinidad': Aitana, Ana Mena y Lola Índigo. Aun así, el trono –ya desde hace tres años– es para Taylor Swift. Ideal para escuchar trabajando, de camino a cualquier sitio y para encoger un poquito el corazón. Y bueno, pues de Sam Smith qué voy a decir, es la incorporación a la lista que más me ha sorprendido, pero me alegra haberle dedicado tantísimo tiempo. Es buenísimo. Eso sí, cualquiera diría que canto en un coro de música góspel.
Feminismo, te he fallado. En mi lista de más escuchados de este año no hay ninguna mujer y es para revisármelo: ¿Dónde está mi IAMDDB, mi Beyoncé o mi Billie Eilish? El descubrimiento de 2023 ha sido Peso Pluma y sus corridos mexicanos, por si quedaba alguna duda. Y hay cosas que no cambian: Mumford and Sons es mi lugar seguro, Papá cuéntame otra vez a gritos en el coche cada vez que voy al pueblo a ver a mi padre y ¡Maldito Bad Bunny, llevo años esperando a que pases por España! Se me ha colado Todo contigo de Álvaro de Luna porque lo admito: ¿a quién no le gusta un buen salseo con cancioncita romántica de por medio?
Mis amigos me habrán escuchado lamentarme mil veces de lo problemática que veía la canción de Shakira con Bizarrap desde que salió. Pero Spotify no miente: en la intimidad de mis cascos la he escuchado 104 veces (no me arrepiento). Por lo demás, este año entre los artistas no he tenido sorpresas ni sobresaltos.
Los SA son mi medicina preferida. Cuando me duele el mercado de la vivienda, me pongo Casas vacías. Si me da miedo la ultraderecha, recurro a Tiempos oscuros. Hasta he encontrado alivio para la inexplicable austeridad monetaria que me ha tocado contar últimamente en Sistema antisocial. Me ayuda también, y mucho, su versión del Esto no para, de Kase.O. Sobre todo para coger fuerzas: "Si tienes frío, muévete". Justamente, el mejor remedio para el entumecimiento es el ejercicio de memoria de No olvidamos, 3 de marzo. Y para el malestar general siempre está Ratas: "On egin. On Egin". Estos días tan tristes en Palestina, además, no viene mal enchufarse Nos vimos en Berlín.
Los que me quieren siguen diciéndome que no entienden cómo me puede gustar tanto ruido. Lo cierto es que, hace tiempo, la música de SA a mí también me tronaba. Pero aprendí a escucharla en el coche del Coletas, en 2012, cuando íbamos del pueblo a Vallekas, buscando cobijo. Los dos en paro, en un mundo hostil que nos quería enterrar con apenas 20 años.
Ana Mena arrancó 2023 con Un clásico, cebó su segundo álbum con Llorando en la disco y, cuando llegó a su primer Wizink en solitario, todo el Palacio de los Deportes coreó Madrid City, un tema que entonces ni siquiera había publicado, pero que nos aprendimos gracias a los vídeos de su demo en el Arenal Sound. Me enamoro es el single que debió ser pero nunca fue y ella, una de las artistas españolas del año (y la número uno absoluta en mi Wrapped).
Se puede trazar un mapa anímico-sentimental de mi año con el Spotify Wrapped. Está ahí plasmada mi escucha obsesiva del Blue Rev de Alvvays, que arrastro desde 2022. Me extraña de hecho que el top cinco completo no sean canciones suyas. También he escuchado compulsivamente el nuevo de Beach Fossils (Bunny) y Mujeres me han tenido al borde del llanto varias veces con la que probablemente sea la canción más bonita de 2023: Diciendo que me quieres. El destacado de Bravo Murillo, de La Paloma, en el top dos de canciones se debe claramente a una cosa: las ganas que tenía de escucharlos disfrazada en el Canela Party, el mejor festival del mundo (y el único que recomendaría).
Está un poco trucado porque me pongo a Beethoven a tope cuando hay que concentrarse para escribir. Lo raro es que no haya salido La vaca Lola, que suena en casa en bucle gracias a mi hijo de dos años
A ver, mi top muestra lo obsesiva que soy con las canciones cuando se me meten entre oreja y oreja. Mis canciones de subidón son hits de dudosa calidad pero siempre está Taylor Swift para rescatarme en lo bueno y en lo malo. The War on Drugs es el grupo que me acompaña siempre a todas partes y con el que además quedo como una tía interesante. Y La izquierda de la noche de Babasónicos el temazo de mis últimos años.
Una lista de 10 en vez de cinco canciones seguramente daría una visión más amplia de lo que he escuchado este 2023, pero esta selección acierta en lo principal: sí, tengo más de 40. Aunque por lo menos no aparece ninguna de Los Planetas.
Tres canciones de Jero Romero. Pocas me parecen con el discazo que sacó a finales del año pasado. Creo que es la primera vez que no se cuela una canción de Radiohead en mi top cinco. Esto me preocupa. Y lo de Se Pikó El After… en fin, a veces me da por probar otros géneros, los escucho un rato en bucle y luego se me pasa. De todo se sale.
Mis únicos apuntes son que no soy responsable de lo de Bizarrap y Shakira, aclaro que tengo dos hijos pequeños y es una batalla perdida. Y confieso que no sabía que existe una cosa llamada "chamber pop".
Springsteen lleva décadas ahí arriba, Vetusta un par de lustros, y C. Tangana, otros dos o tres años, así que tocaría explicar por qué Travis Birds: la asocio a momentos felices y a una artista libre de verdad: no solo por sus letras, hay que verla en directo. Y aunque Eduardo y Thelma y Louise ya son himnos de su comunidad, en 2023 el enganche fue a este Luces extrañas, como el año anterior fue a Maggie 1983. Sweet Caroline para los días dudosos... y Lichis, Lichis para siempre!
Venia diciendo varios días: "Va a salir Nochentera, va a salir Nochentera" y efectivamente ahí está la maldita Nochentera. Una novedad: la electrónica se cuela con Hugel, que me flipa. Y unos viejos amigos: Mumford and Sons que llevan en mi top 3 desde hace varios años!
Los algoritmos no son tan listos como parece. De haber inteligencia ahí, podría discernir que la convivencia entre Nicki Nicole o Olivia Rodrigo con Depeche Mode o Gold Zebra no es un triste intento de esta oyente por incorporar a la banda sonora cotidiana a nuevos artistas que arrasan entre los más jóvenes sino más bien el producto del uso compartido de la misma cuenta entre una chica jovial de 12 años y una mujer siniestra de 48. Mi género más escuchado es dark post-punk, al menos eso sí me representa.
La maternidad también es que tu Wrapped no te defina, de eso poco se habla.
Lo de Birdy puedo explicarlo. Hace muchos años, poco después de empezar en elDiario.es, me empecé a poner en bucle su versión Skinny Love (de Bon Iver) para escribir. Me calmaba y me ayudaba a concentrarme. Desde entonces ya se ha convertido en una especie de ritual y, cuando estoy dispersa y tengo que empezar escribir un artículo, me pongo la canción y acaba sonando la lista entera de Birdy en Spotify. He insistido a Laura García Higueras en que, por eso, porque la escucho por trabajo, no me representa... O quizá sí. Pero me obliga a compartirlo y a contaros este rollito cargado de justificaciones. Sobre el resto de artistas no tengo nada que objetar. A tope con ellas y ellos.
“No soy de España, soy de mi barrio. Donde hacen recados sin ser becarios”. No voy a excusarme: soy un modernito de la generación Z. He pasado el 2023 (por enésimo año consecutivo) escuchando rap y r&b. Además de los nombres que aparecen en mi Wrapped, también otros como Judeline, Ben Yart, AMORE o, tirando por lo local, el grupo heavy Invaders. Y mucho de Un tema Al Día, por supuesto.
Un año en el que mi consumo de música ha caído por culpa de los podcast pero en el que repite Benito Antonio por tercera vez en lo más alto. Cierro 2023, eso sí, con la alegría de haber visto en directo a tres de mis artistas más escuchados: Bombay Bicycle Club, La Pegatina y Tom Odell.
Cualquier otra cosa me hubiese decepcionado a mí mismo. La única sorpresa es que Eladio Carrión pase del primer al tercer puesto y que Bad Bunny se imponga, sin que haya rayado mucho su último disco. Me aferré a sus clásicos, supongo, como Chambea. Un buen top cinco, si acaso, echo de menos ahí a Fuego y a Jhayco.
Lo mismo en las canciones, donde se vuelve a colar una de las que me pongo cuando tengo que escribir: Dinner, de la banda sonora de The White Lotus.
¿Monotemático? Sí. ¿Obsesiva? Se puede decir que también. Este año, Arde Bogotá ha entrado como un torbellino en mi repertorio musical. También, haber tenido conciertos de Vetusta Morla, Love of Lesbian, Viva Suecia y Arde Bogotá ha tenido algo que ver. Y es que esa melodía de Finisterre... me engancha y no me suelta. ¡Que vivan nuestros artistas!
En el top artistas, lo que pongo para cantar con mis hijos. En el top canciones, la música lofi que me pongo de fondo para escribir el boletín. Y esa amigos es mi vida musical.
Dejemos de lado que parece que haya salido de una máquina del tiempo. Al margen de eso (acepto las etiquetas relacionadas con el viejunismo que me caigan, son justas) el top de canciones sí resume mi año mucho mejor que el top de artistas. Seguramente no son mis canciones preferidas. Pero creo que esto no va tanto de gustos como de obsesiones. Esto es lo que ha sonado en mi cabeza en bucle.
Noticia: ha vuelto el hip hop nacional. Y ha vuelto personalísimo y underground, como debe ser, con las rimas (ahora barras) de Hoke y la producción sideral de Louis Amoeba. También estalla todo con La Plazuela. Graná solo hay una. Amigo Miles Davis, gracias por estar siempre ahí.
No puedo ocultar que estoy en el 'Team Shakira' y tampoco que necesito evolucionar un poco musicalmente. Las cinco en lo más escuchado me han acompañado en mi intento (otro año más fallido) por ser runner y acabar el año en la San Silvestre. Un año más no podrá ser. A Shakira la veo mejor, a ver si el año que viene yo he evolucionado.
En julio mi amigo Luismi hizo una predicción: “Que la canción de Barbie va a ser la más escuchada de tu Wrapped ni cotiza”. Bingo. La peli más popular del año con un temazo como Dance the night era demasiado jugoso para que yo no cayera. Mi lista de autores es un cliché andante. ¿Un periodista que escribe de cine? Pues meta dos compositores de bandas sonoras. El resto para los tres grupos que me dieron los tres conciertos que más disfruté este año: Maneskin, Muse y Mumford & Sons.
No acostumbro a usar Spotify, suelo recurrir a mi colección de CD y vinilos cuando quiero escuchar música. En todo caso, la dinámica es la misma cuando abro la app: buscar la ambientación idónea mientras escribo, y más si es ficción. Eso hace que en 2023 las bandas sonoras del cine de Lucio Fulci (especialmente las de Luca, el contrabandista y Siete notas en negro) dominen el Top. Pero no voy a engañar a nadie: lo más normal es que cualquier cosa compuesta por Frizzi, Carpenter o Mike Patton acabe colándose año a año en mi Wrapped anual. Y no me hagáis hablar de mis listas de italo disco...
Conocí a Belén Aguilera de casualidad este año, en las madrileñas fiestas de San Isidro. Me encantó y no he parado de escucharla. Tampoco me sorprende que Los Ángeles sea la canción que más he escuchado porque hay gente a mi alrededor que la ha aborrecido por mi culpa. Yo, todavía no. Y The Blaze está en mi ranking porque debería estar en los rankings de todos vosotros. Hacedme caso.
Creo que este es el único año que he escuchado más podcast que música. Nunca falta su poquito de mamarracheo bien documentado con Estirando el chicle e Influ-realismo mágico, bien mezclado con charletas más profundas al estilo de Animales Humanos y, claro está, dos o tres podcast de true crime que he sido bien espabilada en oír en otras plataformas para no dejar rastro y asustar al resto de la redacción. En cuanto a la música, más de lo mismo. Brilli-brilli, bailoteos pegadizos y alguna canción folclórica oscura: mi lista más escuchada tiene como eje central Eurovisión. Mis vecinos se han acostumbrado a que pase la mopa berreando las letras de Lordi desde 2006, todavía me sé los pasos de coreografías como Fuego de Eleni Foureira y gracias a la espinita clavada de Tanxuguerias aprendo (fatal) gallego. Y, lo mejor de todo, cada año la lista va creciendo.
La lista de canciones no me representa porque son directamente las primeras del álbum de Sabrina Carpenter, que es el que escucho en bucle en el gimnasio. You're On Your Own, Kid, sí que tiene sentido porque es la canción que recomendaría a cualquier que empiece a escuchar a Taylor Swift y mi preferida. La lista de artistas deja claro que solo escucho 'main pop girlies', salvo por The Cat Empire que es un grupazo y un descubrimiento muy chulo de este año y que tienen un directo brutal.
Como usuario muy esporádico de Spotify, asumo la responsabilidad política de que aparezca Supertramp, pero llevaba décadas sin escucharlo y me pareció una buena idea hacerlo. Todos tenemos un pasado. Como la música que más escucho por otras vías es la de Bowie, los Stones y Pulp, no sé muy bien qué hacen ahí los Beatles y la Creedence. Pero me agrada que salgan Clapton y Petty.
Cuando ya se tienen cumplidos unos años, uno es preso de la nostalgia. Esa famosa mochila de aquella época donde te comías la vida, la música, las drogas, los bares, los amigos… En los 90 tenía 20 años y Oasis eran la banda sonora de lo cotidiano. Ahí siguen según apunta el algoritmo, recordando que hubo un tiempo en el que perderse era lo habitual y ahora es solo la música de fondo durante los paseos por el parque.