Entretanto, esta semana ha publicado su segunda novela, Votos en contra (Penguin Random House). En ella narra la historia de Lea, una joven que es desalojada de su edificio, compra una casa en nuda propiedad y establece un particular –y hermoso– vínculo con los dos ancianos que viven en ella. El cantante y productor ha participado también como asesor musical del Benidorm Fest que se celebrará en febrero, del que saldrá el próximo representante de España en Eurovisión. "La política es un teatro ambulante", afirma a este periódico sobre los últimos acontecimientos.
Votos en contra está inspirada por la historia del barrio de Madrid que declaró su independencia de España en 1990, ¿cree que hoy se podría dar una victoria vecinal semejante?
Por el contexto en el que estamos viviendo... no. Ahí tienes a Ayuso diciendo: "Calculad mejor vuestra economía, que se puede. Y lo que pasa es que sois unos vagos que no queréis". Por un lado es un poco triste. Quería reflejar esa historia que parece una cosa de Wes Anderson o de Roald Dahl, pero que se vivió. Me encanta plantearlo como la última gran victoria de la lucha vecinal que puso en jaque a un todo un Ayuntamiento. Son valores que no se tienen que perder. El individualismo que tenemos hoy en día favorece que no haya esa presión de conjunto.
En el libro se usa una mentira para hacer más fáciles los últimos días de un anciano pero, ¿cree que ahora existe mucha gente dispuesta a vivir en una mentira, no necesariamente buena?
Cada uno elegimos nuestra mentira favorita y la defendemos con uñas y dientes. Nos engañamos con ella. Sesgar una verdad, quedarte con solo una parte o una perspectiva, y ser capaz de atacar a otra persona por defenderla; no es una verdad. Igual que si en una relación dices una media verdad, es una mentira. Vivimos en este mundo de posverdad de mentiras absolutas que nos encantan. Cuando eres pequeño y tienes ciertas actitudes que no te gustan, las intentas cambiar; pero cuando llegas a una cierta edad, parece que hay gente que presume de ello. Nos encontramos cómodos eligiendo nuestra mentira favorita. La pena es cuando hay personas que por elegirla, se ven con derecho y potestad para intentar minar o acortar la libertad de la mentira favorita de la persona que tenemos delante.
Los políticos generan adeptos de sus propias mentiras.
Sí. Como es el ser humano de antropocentrista, ve una tierra, le pone líneas y dice: "Esto es mío, de mi pareja y mis descendientes". Es una mentira que, cuando hay otro que lo admite, se establece una frontera artificial. Una república mínima. A partir de ahí va creciendo y al final te das cuenta de que todo lo que se establece como leyes, patria, etc., son mentiras que han arraigado.
Cuando se da en política, ves que es una forma de transmitir esa mentira aceptada, arropada por una Constitución que acredita ese tipo de mentiras que, si aceptamos, se convierten en verdades en forma de leyes, de derechos. Al igual que el dinero es deuda. Evolucionamos a partir de las ausencias. La ausencia de verdad permite crear una serie de cosas. La ausencia de poder adquisitivo permite que haya otro que se lucre y así con todo.
La política es otro teatro ambulante. Sí que es cierto que las decisiones que se crean dentro de ese teatro repercuten en toda la sociedad. Hay gente que las está teniendo más en sintonía con mi mentira favorita; y quien viene con lanzallamas a erradicar cualquier tipo de mentira para imponer una verdad que solo está en sus cabezas.
Habla de evolucionar con las ausencias. Tras los pactos de PP y Vox y los sucesivos casos de censura, ¿cuánto teme la ausencia de libertad para quienes hacen cultura?
Es raro, porque creo que he sido uno de los pocos artistas que más que haber sido censurados por un partido político o un Ayuntamiento, he sido yo quien ha censurado al Ayuntamiento y al partido político. También hay que tener honestidad. Cada uno tiene que elegir sus guerras, pero si vas a elegir una, vas a muerte con ello. En mi caso, soy de Alcalá de Henares (Madrid), que es una de las sedes nazis europeas. Cuando de jóvenes salíamos de fiesta, teníamos que tener cuidado según qué días como el 20N, porque había y sigue habiendo nazismo y ultraderecha.
Cuando ves que un partido político utilizó mi nombre para enriquecerse de un festival benéfico y que el dinero no llegó a los afectados, sino que se lo quedaron en el bolsillo; y por otro lado, a gente de la que tuviste que salir huyendo, que luego pasó por España 2000 y después a Vox... Por los valores que represento y porque veo de qué está compuesto mi público, si todo lo que estáis haciendo, las medidas y recortes que queréis hacer van a atentar contra mi público, no quiero que me utilicéis para blanquear según qué cosas. Porque creo que estáis en contra de la cultura que provoca, evoca y permite crecer como sociedad.
Voy a pecar siempre de intenso, pero una población se mide por la capacidad que tiene de soñar. La gente que nos dedicamos al arte tenemos la capacidad de generar esa ensoñación. En el momento en el que hay partidos políticos que cuando llegan lo único que intentan es borrar cualquier atisbo de esto, me parece peligroso. Eso sí que me parece terrorismo.
Que después llegue Vox y le increpe por qué no va a faltar a otro festival, demuestra que no han entendido el mensaje.
Hay gente que vive de la provocación. Esto fue el 2 de enero, estaba paseando con mi hijo y de repente vi que alguien con una cuenta verificada decía esto. Y no solo eso, sino que era el portavoz de un partido político que acoge en su población un festival. Y que sabe perfectamente que una cosa son las fiestas patronales y otra contratar a un promotor para que celebre algo. Me pareció peligroso y contesté. Me pareció la típica cena de Navidad de cuñados que trasnochas, te vienes arriba, cuatro personas te dan la palmadita y te crees que tu mentira favorita es verdad absoluta. Derrapó, pero también son gente que vive de provocar y generar bola.
¿Siente que ha habido poca respuesta colectiva desde el mundo de la música? ¿Se sintió solo al tomar su decisión?
No. Cuando una persona manifiesta cosas que no le parecen bien no está esperando sentirse entendido ni solo. Es algo que tienes que ver desde dónde te nace, si desde el ego o desde algo que necesitas regurgitar porque lo sientes ponzoñoso. O porque no quieres que se olviden de ti. Hay que hacer un ejercicio muy introspectivo para saberlo porque cuando dices cosas que te nacen desde la insatisfacción, el hastío y la rabia, y parece que hay mucha bola, es fácil que te genere un subidón que luego quieres abanderar todas las causas sin tener ni idea. Yo intento estar muy pendiente para que no me ocurra.
A mí lo que me da rabia no es que no te pronuncies, sino que parezca que estás en una atalaya, que desde ahí no sientes ni frío ni calor. Ni hambre ni deseo. Y que todo está bien. Y que no son conscientes de la posición de privilegio. Eso me repatea porque entiendo que has elegido tu mentira favorita. Y desde ahí se está muy a gusto.
Han pasado varios meses desde que anunció que este año dejaría la música. ¿Cómo se siente?
Es muy raro porque es en mi mejor momento musical cuando digo: "Hasta aquí". Y toda la gira está agotada. Es cierto que sobre el escenario cada vez que empiezo un concierto me arrepiento. Y vuelvo a hacerlo una segunda, pero siempre gana lo que he decidido. Sí que es cierto que el otro día vomité un trozo de una canción que quise subir a redes. La gente me decía que lo sacara, creo que eso sí lo haré.
Lo deja dos años después de participar en el Benidorm Fest, que le podría haber llevado a Eurovisión. En esta edición ha sido asesor musical. ¿Ha notado alguna tendencia en las propuestas?
Hay quien ha intentado apuntar a lo que ha visto que ha funcionado, a lo que se mal denomina 'sonido eurovisivo' de máquina, electrónica, como siguiendo una estructura que parece el decálogo de cómo hacer la canción para Eurovisión; y era muy difícil. Creo firmemente que, aparte de ser una preselección, el Benidorm Fest es un festival propio de la canción. Tiene que ser un punto de encuentro para todas las personas que quieran celebrar la música en directo en televisión y a la vez un escaparate de la amalgama de buenos sonidos que se están haciendo en España. Muchas cosas se habrán quedado fuera porque hemos intentado elegir lo mejor de cada sonido. Y esto habrá a quien le moleste.
Ningún otro país puede tener un bolero o hacer según qué cosas como las propuestas de st. Pedro o María Peláe, y nosotros sí. Y con esto no me estoy orientando por ningún artista. Lo bueno es que yo ya no tengo que hacer nada, solo estoy disfrutando [ríe]. Este año hay un punto diferenciador que es que son canciones que podrían convertirse en las favoritas de cualquier persona. Y esto es algo que incluso dentro de Eurovisión también está cambiando.
La salud mental ha estado presente en sus canciones durante su carrera. Parece que últimamente se habla más sobre cómo están los artistas. ¿Se les está permitiendo tener altibajos?
Con tanto algoritmo y lanzamiento cada viernes, los artistas que nos dedicamos a la música somos menos importantes que nunca. Lo que ocurre con las canciones y su capacidad de poner palabras a lo que está viviendo la gente que lo escucha, sigue intacto. Pero la figura es desechable a no ser que sean muy potentes, que incluso a veces tiene que ver más con el relato que acompaña. Lo bueno es que se nos permite quitar ese 'aura de artista', ver que somos personas normales y que se te puede entender si dices que estás pasando un mal momento. También hay mucha gente que parece que desde el escaparatismo de salud mental se quedan ahí y ya no hacen nada.
¿Qué debe atender con más urgencia el Ministerio de Cultura?
Seguir abordando los subsidios y cotizaciones. Tener en cuenta las épocas valle de los artistas. Entender que la gente que nos dedicamos a la música hay momentos en los que estamos girando y otros en los que no. En los que te encierras a crear lo que en teoría te va a dar ingresos después. Quien ha entrado como ministro es una persona muy preparada, lo que pasa es que muy focalizada en según qué cosas y va a tener que batir el cobre para ver cómo se desenvuelve en otras vertientes de arte que no son su punto fuerte. Pero estoy contento. Esto es bastante a mejor en comparación de donde veníamos.
Teniendo en cuenta cómo ha sido la entrada de Vox en Ayuntamientos tras el 28M, si este Gobierno durara poco, ¿cómo valora ese horizonte que reprodujera lo mismo tras unas Elecciones Generales?
Sería: "¡Oh Dios mío!". Siempre que la derecha entra en los Ayuntamientos, lo primero que hace es subirse el sueldo y meter mano a la cultura. Pero luego se les llena la boca diciendo que los demás queremos adoctrinar. Y eso da miedo porque luego ves que sí que hay subvenciones para por ejemplo el mundo del toreo, cuando ya nadie va a ver toros. Vivimos en 2024, sabes que eso no está bien. Si lo defiendes es porque es un voto potencial para ti, ya está.
Una de las materias primas más fuertes que tenemos para exportar es la cultura, pese a quien le pese. Y hay gente que parece que está humedeciéndose por ostentar el poder para cargársela y eso asusta. Puedo estar a favor o en contra de cosas de quien gobierna ahora, pero cuando la propuesta es cargarte todo, un secarral, un solar... Hay que remar a favor para que no ocurra.