El calor primaveral se palpaba en el recinto: muchos se aireaban con abanicos customizados en la zona de la pista. La cita era accesible para la mayoría del público con entradas que oscilaban de los 20 a los 80 euros. Eso sí, con una separación por frontstage, dejando a parte del público detrás de una valla.
La expectación por ver a Bad Gyal era palpable nada más entrar al recinto. La salida de la cantante originó un grito colectivo en todo el estadio. Se subió al escenario con seis bailarines —cuatro chicas y dos chicos vestidos dentro del imaginario de la música urbana— que la irían acompañando durante todo el show. Ella salió vestida con un top resplandeciente, una minifalda con plumas y unas botas altas doradas. Su actitud fue la de una diva en la que cada una de las veces que se giraba para bailar —que fueron bastantes— el público enloquecía. La acompañaron pantallas enormes, juegos de luces, humo y hasta fuego.
Comenzó cantando La que no se mueva, de su último álbum. Y es que la música de Alba Farelo, su nombre real, está compuesta precisamente para perrear con sus letras subidas de tono. Pero su estilo también tiene una lectura política: el empoderamiento femenino y la libertad sexual de la mujer a través del hedonismo. Bad Gyal hace lo que quiere con su cuerpo y sus canciones y no debe ser por ello objeto de crítica. Ella ha criticado en varias entrevistas la desigualdad a la hora de hablar de sexualidad entre hombres y mujeres. Lleva haciendo música desde hace casi 10 años, después de dejar su trabajo como panadera. ¿Ha servido para cambiar algo? Nunca fue su intención, pero sus casi 12 millones de oyentes mensuales en Spotify y los sold outs que hace en cada estadio certifican la necesidad de una figura actual como ella.
Continuó el directo con un medley con Perdió ese culo y lo siguió con Sin carné, Hooka y 44. Los asistentes del público no paraban de perrear y bailar estilo voguing. Algunos aprovechaban para hacer videollamadas y retransmitir el concierto para quien no pudo acudir a la cita. Tras Así soy, su canción con el catalán Morad, proyectó un vídeo con imágenes de sus camerinos y de otros conciertos. “La reina de Barcelona con el culo criminal”, se oyó con una voz sampleada, a lo que siguió con su última canción con Anitta, Botta niña. “Mano en rodilla y culo para atrás”, canta en el tema. Si un estilo de baile predominó en las coreografías de Bad Gyal estaba claro que iba a ser el twerking, lo que servía para mantener la motivación y éxtasis del publico cada vez que se flexionaba para danzar.
Todas las canciones estaban acompañadas de una coreografía distinta, en las que ella iba cantando y bailando con movimientos generalmente más lentos que sus bailarines, pero también con cierto autoritarismo. Jugaban también con unos bloques cuadrados transportables encima de los escenarios, en los que Bad Gyal se ponía encima rodeada por sus bailarines. “Gracias por este sold out Madrid. Me encanta estar aquí. Ayer lo dieron todo, ¿estaréis a la altura hoy?”, dijo en la primera de sus pausas este domingo.
Continuó con canciones que han generado incluso modas estéticas. Flow2000 ha sido la afirmación de la recuperación del estilo de los canis de los años 2000 y el público de Bad Gyal lo dio todo cuando sonó. La prosiguió con Enamórate, su tema con la argentina Nicki Nicole. Tras ello, hubo un fundido de luces y continuó con Yo sigo iual, con la que puso a Madrid a cantar versos en catalán.
“¿Saldrá hoy la Mushkaa?”, se recordaban tras la aparición del catalán en el concierto. Y así fue. La pequeña de las Farelo acompañó a su hermana en el WiZink para cantar SexeSensy. Alba ya lo había hecho el viernes en la sala Shoko en el concierto de su hermana. Ambas se fundieron en un abrazo al acabar bajo la ovación del público. “Quien no conozca a Mushkaa es una artistaza y de lo mejor de esta nueva ola que se viene”, defiende Bad Gyal ante la gente a lo que la más joven le responde con un te quiero en catalán mientras abandona el escenario.
Bad Gyal se cambia de ropa para la segunda parte del concierto. Toda de dorado con una gorra incluida toca Mercadona. Al acabar, suelta: “Sé que estamos en Madrid, pero vamos a reportarnos en Barcelona”. El público enloquece porque ya sabe lo que viene y toca Blin Blin, un tema que contiene los versos: "Me reporto en tu zona, cada día más culona / Por esta cuerpa tú te mudas a Barcelona.
“Después de estos temas antiguos, ¿queréis algo nuevo?, ¿una canción con alguien que viene desde muy lejos?”, pregunta Alba Farelo. Los asistentes empiezan a mirarse, incrédulos, entre ellos. Con gorra hacia atrás, trenzas, cadenón de diamantes y un pantalón plateado brillante sube al escenario el supericono del reguetón Ozuna. “El negrito claro”, esgrime el puertorriqueño en su aparición en el concierto para presentar en exclusiva su nueva colaboración. Al acabar, hace un baile sin cantar con sus bailarines, probablemente para que el público digiriese lo que acababa de suceder y hay un fundido de las luces.
Al reaparecer, Bad Gyal canta sola en el escenario Otra vez más, una canción de desamor. “La más pegada de España”, finaliza la canción y remata con un: “Como ya sabéis, mejor sola que mal acompañada”. Tras la canción deja su espacio a coreografías de cada uno de sus bailarines. Para la recta final del concierto, la artista vuelve con bolsas blancas imitando a compras del logo BG, las iniciales de su nombre artístico, y un abrigo enorme de pelo. Vuelve al dembow con Santa María y Tú eres un bombón. Al acabar, se pavoneó hacia las cámaras y lo cerró, de nuevo, con un fundido de las luces.
Pero faltaba algo. El público coreaba “Chulo” y “Fiebre”. Bad Gyal les hizo caso. Tocó el remix de su éxito Chulo con las partes de Tokischa y Young Miko, en las que la catalana aprovechó para bailar. Para cerrar, una de las canciones que la llevó a la fama hace ya ocho años; Fiebre. La gente aprovechó para dar sus últimos bailes y cantar a voz viva la canción. “Cuando yo te bailo sé que tú te vuelves loco, especialmente si te lo hago poco a poco”, es casi un himno generacional para las fiestas en esa ola de nuevos músicos urbanos de los que Bad Gyal fue y sigue siendo una referente. Para clausurar el segundo de sus dos conciertos, agradeció la energía constante del público y prometió una vuelta a Madrid.