Después entregó Padre coraje, una de las mejores miniseries de la televisión en un momento donde solo se hacían dramedias para todos los públicos. Viajó a Cuba en Habana Blues y se sumergió en otro tema que duele, la memoria histórica, en la adaptación cinematográfica de La voz dormida. Desde lo íntimo se atreve a abordar los temas que atraviesan a España y que siguen sangrando.
Pocos tan actuales y tan escondidos en el cine como la migración. Parece que no son suficientes los miles de muertos en el mar o en la valla de Melilla. Son temas que cuesta mirar y que, cuando se hace, molestan a muchos. A Zambrano no le ha importado, y por eso cuando le llegó el guion de El salto ―que acaba de estrenarse en salas― tuvo claro que no solo había que hacerla, sino que era importante hacerla. Y hacerla bien, con una reconstrucción de la valla de Melilla y una escena con la que descubrió que el racismo también llega al cine, ya que vio que no había especialistas negros, porque en nuestro cine nunca son los protagonistas.
La migración no es un tema que esté mucho en el cine, no sé si ha sido difícil levantar esta película.
Como no soy productor, no te puedo decir cuál es el sufrimiento, porque el proyecto ya me llegó con guion y financiado. Fue una suerte tremenda. Pero por lo que hemos hablado, sé que fácil no ha sido. El mérito del proyecto es de la guionista Flora González, que es la que se curró el guion en 2014, ella solita, sin que nadie se lo pagara, sin que nadie se lo pidiese. Luego el guion ganó el premio Julio Alejandro de la Fundación SGAE, y fue cuando se interesaron por él. Pero te puedes imaginar, porque ese guion no tiene nada de comercial por todo lo que cuenta. Ahí estuvo la valentía del productor, y luego consiguieron una financiación importante de TVE, que para eso debe ser una televisión pública, para apoyar los proyectos de más riesgo, que sean interesante y que tengan un valor. Después apareció Movistar, Orange, Filmax, Canal Sur, y el ICAA, que es clave para el cine que se hace en este país.
Cuando le llegó, ¿tuvo claro que quería hacerlo?
Sí, totalmente claro. Primero, quedé flipando con que hubiera habido dinero para hacer una película de un montón de personas negras saltando la valla. Y luego estoy muy agradecido, porque hace mucho tiempo que llevaba querido hablar de este tema y escribir sobre estas historias. Porque soy del sur y tengo muy cerquita África, y porque me siento, en ese sentido, muy conectado con lo que ocurre. Llevamos muchos años viendo y oyendo noticias de pateras que llegan a las costas andaluzas. Cadáveres que aparecen en naufragios. Gente muriendo en el mar. Lo tenemos muy cerca, y yo hacía tiempo que quería hablar del tema, del dolor y del sufrimiento, pero no se me ocurría cómo.
Y no se ha tratado casi. ¿Hay miedo a hacer historias políticas, de temas comprometidos o complejos?, ¿a qué se debe esta ausencia de un cine que hable de esta temática?
¡Uf! A ver, hay varios lugares desde el que ver esto. Primero, desde el lugar de que son historias en las que los protagonistas no son españoles, y en nuestro cine hay pocas películas donde los protagonistas sean otros que no sean los españoles. Hay casos excepcionales, maravillosos, como puede ser Adú o 14 kilómetros. Pero son pocas. Se piensa que el espectador no quiere ir a ver una película cuya historia no es la suya. Eso podría ser una explicación.
A eso hay que añadir que son historias de gente africana, pobre, que habla otro idioma y que son, en su mayoría, musulmanes, y todo eso implica meterse en los tres grandes temas de la historia, que son la economía, la raza y la religión, temas que pueden generar conflictos. Y si encima son pobres, de otra raza diferente a la nuestra y de otra religión, pues son tres elementos para que a la gente diga que le importa un carajo lo que ocurra ahí. Eso influye a la hora de determinar si una historia puede ser interesante y puede ser visibilizada a través del cine.
La película se cuenta desde el punto de vista de una persona que lleva muchos años en España, en trabajos donde le explotan, donde no le hacen papeles, y que le echan del país. No sé si cree que ese punto de vista puede hacer que el público entienda mejor, empatice más.
Justo ahora se está hablando del tema de la regularización. Ha sido una casualidad que estemos estrenando la peli justo justo esa semana, pero es que esa es la cuestión, ese es el drama. Hay muchísimos migrantes sin papeles, sin regularizar. Estamos hablando de más de 500.000 personas. La mayoría no son africanos, son de otros países. El protagonista es alguien que ya había sufrido una odisea, había hecho un viaje larguísimo, terrible, desde su país, dejando a su familia, su gente, su cultura, su lengua para llegar al norte de África, y ahí tienen o que cruzar en una balsa o saltar la valla. Pero es que cuando llegan a Europa empieza otro viaje que también es terrorífico, que es vivir sin papeles. Vivir con el estrés, con el drama de que te puedan expulsar. Como no estás de forma legal pueden abusar de ti, pueden hacer lo que les dé la gana, te pueden explotar. En el campo puede pasar cualquier cosa, porque eres un sinpapeles. Eres alguien que tiene un cartel en la frente que dice ‘Haz conmigo lo que te dé la gana, porque no me puedo defender’.
Está ese mantra racista de que vienen a quitarnos el trabajo.
Por eso este drama había que contarlo. La gente que llega después de todo ese largo viaje no viene a España para jodernos, ni para robarnos, ni para violarnos, ni para vendernos droga. Viene a buscar un futuro mejor, a tener una tranquilidad y una paz a la cual todos tenemos derecho. Tenemos derecho a no tener que vivir en un país en guerra, ni en países empobrecidos o desérticos. Tienen derecho a incorporarse, a trabajar. Vienen a ganarse la vida y a ayudar a sus familias que están en sus países de origen, porque no se olvidan de ellos. Y es lo mismo que hacíamos nosotros cuando éramos los negros de Europa, cuando emigrábamos a Francia, Alemania, Suiza.
La película rompe ese y muchos tópicos. El trabajo que hace el protagonista es explotación, en malas condiciones…
Es que ve a Huelva a ver el poblado de chabolas donde tienen a la gente viviendo miserablemente, siendo utilizados en los campos. El campo español está lleno de inmigrantes trabajando. El otro día salía la noticia de que han venido más de 30.000 personas de Colombia a trabajar aquí porque se necesita gente. Eso quiere decir que los 500.000 que están sin papeles están en esa situación porque teniéndoles así les puede explotar mejor
Antes justo lo mencionaba, es que además España es un país de gente que ha migrado a otros lugares durante toda la historia.
Es que a principios del siglo XX toda la inmigración era de los países pobres de Europa. Los italianos, los irlandeses, los propios ingleses, los españoles… Llegamos a principios del siglo a Norteamérica y a Sudamérica y fue una necesidad que había porque había que buscar trabajo, sino la gente no iba. Lo mismo pasa ahora. La gente viene a Europa por trabajo. También otros porque huyen. Si aquí no hubiera nada, si fuera un desierto, la gente no vendría. Nosotros no les regalamos el dinero. Aquí ven una posibilidad, y hay trabajo por hacer. El que está limpiando la escalera es migrante, el que te viene a arreglar la fibra es migrante. El que te lee el contador es migrante…
La película ofrece también una mirada a temas polémicos como los CIE o los vuelos de deportación.
El mundo de los CIES es otra historia, porque son como cárceles que están a cargo de policías, no de funcionarios de prisiones, personas que no son expertos en el trato a estas personas. Es un tema complicado y muy cerrado. Ni siquiera pudimos visitarlo para conocerlo porque es un tabú. Tú coges una persona que no ha cometido un delito aquí, solo que está en una situación irregular, un chaval como el de la película que por haber cometido una falta administrativa, por haber entrado en el país sin visado, le meten ahí creo que hasta 60 días como si fuera un delincuente. Privado de libertad, solo esperando el momento que le digan que le van a expulsar. Y eso si es que aparece el vuelo, porque puede ser que te pases ahí meses encerrado y luego te tienen que dejar en la calle si no te expulsan. ¿Qué pasa con esos 60 días que te han tenido ahí retenido? Hay un montón de cosas muy feas y muy tristes.
La película llega con un Gobierno progresista en el que la cuestión migratoria sigue siendo una asignatura pendiente, con las muertes en Melilla y la actuación del Ministerio muy cuestionada. También en un momento de auge de la extrema derecha demonizando a los migrantes.
Parece que que hemos estrenado la peli a propósito y ha sido una enorme casualidad que se esté debatiendo la ILP sobre la regularización justo ahora y justo antes de tres elecciones donde el tema de migración está saliendo a relucir. A mí me parece que es indigno, que es vil e inmoral utilizar el tema de la inmigración. Culpabilizarles para ganar votos. ¿Qué altura moral tiene la gente que utiliza la inmigración para buscar votos?
Dicen que el principal problema que tiene este país es la inmigración, cuando es la que está haciendo trabajos que nadie quiere. Cuando es la que te está ayudando a crecer poblacionalmente, porque nosotros tenemos una natalidad negativa. Tenemos un problema de crecimiento demográfico. España se ha mantenido gracias a la población extranjera. Hace falta mano de obra. El votante de Vox, el votante de derechas, que tanto habla de España… por favor, ve a los barrios ricos de Madrid. Solo hay que darse un paseo y ver quién va a la compra, quién pasea a los mayores, quién está llevando a los niños a la escuela. Hay mujeres filipinas en régimen de semiesclavitud. Internas que están prácticamente seis o los siete días encerradas en esas casas, trabajando para el mismo que le está poniendo problemas a las migraciones.
¿Entonces que quieren que hagamos? Vale, cerremos las puertas a los extranjeros. Pero también a los ricos. Se las cerramos porque no queremos que nadie contamine nuestro ADN de españoles, nuestra cultura cristiana y nuestra patria. Vale, pero entonces no vayamos de safari, no nos vayamos de excursión al Machu Picchu. No vayamos a ver las pirámides de Egipto. No vayamos a países árabes. No vayamos de excursiones a Túnez. Si tú no quieres que entren tampoco tú puedes ir, porque sería entonces una contradicción. Pero además no es solo eso. Cierra Europa, que en dos años vas a tener que obligar a las mujeres a tener que tener dos o tres hijos. A los hombres a ir al campo, a la mina y a la construcción. Iremos a una distopía por culpa del racismo y la xenofobia. Por mantener un discurso ‘anti’. No hay que ser 'anti' nada, hay que ser 'pro' todo. En este país no sobra nadie, necesitamos gente. Volvemos al principio. Esto ocurre porque tocas los tres grandes temas: economía, raza y religión. Si eres pobre no tienes derecho. Si no eres de mi raza, eres mi enemigo. Si no eres cristiano, tú eres el infiel, tú eres el culpable, Tú eres el malo, el musulmán. Entonces tienes a los pobres negros musulmanes que juntan todos los elementos para que todo el mundo este contra ellos.
Es una expresión que puede sonar pretenciosa, pero ¿siente esta película como importante dentro de su filmografía?
Sí. Esta es mi película más necesaria. No sé si la más importante, pero sí la más necesaria de todas las que he hecho. El salto es una película que yo siento que es muy necesaria, que es una herramienta de denuncia, una herramienta de explicación, una herramienta de concienciación, una herramienta para amplificar y ensanchar la conciencia. No quiero pecar de chulito ni otorgarme ese poder, pero espero que abra la mirada de la gente.