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Juan Manuel de Prada: "La gente está más preparada que los políticos para hablar de la Guerra Civil"

Muchos de ellos participaron en las actividades culturales organizadas por el partido fascista. “Mucha gente entiende que eran chaqueteros pero eso es falso. Simplemente eran personas que tenían que sobrevivir en unas condiciones terribles”, explica el autor a este periódico.

¿Por qué se ha hablado poco sobre cómo fue el exilio de los artistas españoles?

Muchos se fueron allí pensando que se les acogería bien, pero se les trató como a perros. Pasaron por campos de concentración terroríficos. Muchos de ellos colaboraron en las actividades culturales de la delegación de la Falange en París. Marañón fue el que más. Mucha gente entiende que eran chaqueteros pero eso es falso. Simplemente eran personas que tenían que sobrevivir en unas condiciones terribles.

¿Ha pasado tiempo suficiente como para hablar del exilio? Se dice mucho “otra película o libro de la Guerra Civil”, aunque no sea verdad.

Es que no se hacen. Pienso que la gente está mucho más preparada que nuestros políticos. Ellos necesitan construir relatos en torno al pasado que beneficien o no perjudiquen sus posiciones ideológicas.

¿Hasta qué punto fueron importantes los intelectuales y artistas españoles en este contexto?

Todo régimen político necesita que los intelectuales y artistas lo avalen. Franco los necesitaba, tanto en la política interior como en la exterior. Buscaba que Falange actuara como una especie de pescador de estos artistas para que el Régimen pudiera decir ante el mundo: “Nosotros acogemos a los artistas”. El artista es importante porque representa las palabras de la tribu, el espíritu del pueblo. Es normal que se lo disputen.

En estos años ocurrieron cosas turbias y dramáticas, mucho más ricas que los relatos que se han construido por el cine o cierta literatura pachanguera. El nazismo sigue produciendo una fascinación enorme. Logró amalgamar a todo el pueblo alemán en torno a ella y en Europa hubo muchísima gente que sin ser nazi, desarrolló simpatía. Ahí también hay un meollo de culpas sin expiar por parte de Europa. Todo lo que ocurrió en estos años fue muy turbio e incómodo. El antisemitismo estaba aceptado socialmente. Son temas que siguen siendo tabú.

Todo régimen político necesita que los intelectuales y artistas lo avalen. Franco también. Buscaba que Falange actuara como una especie de pescador de estos artistas para que el Régimen pudiera decirle al mundo que les acogía

Juan Manuel de Prada — Escritor

Se está viendo en la manera de abordar y hablar de la guerra de Gaza.

Ese antisemitismo se utiliza hoy para que no se pueda criticar al gobierno de Israel. Lo que pasó en aquellos años pesa mucho sobre la conciencia europea, hace que no se pueda abordar con naturalidad. ¿No fue la creación del estado de Israel una consecuencia de la mala conciencia de una Europa que, en el fondo, sabía que lo que fue el genocidio judío, y le encargó el trabajo sucio al malo de la película?

Los judíos eran odiados pero permitiéndoles la creación de su estado, no solo se logró disimular librarse de ellos, sino que permitía presumir de haberles dado un estado para poder vivir pacíficamente. Cuidado. A partir de ahí a Israel se le han permitido multitud de abusos. Pese a todo, esto no debe influir sobre la consideración que nos merecen los artistas. Todo esto de las cancelaciones y morrallas woke me parecen lamentables e inaceptables. Tenemos que combatir contra esta plaga.

¿A qué se refiere?

En la novela aparece Picasso, por ejemplo, que humanamente era deplorable. Nuestros ídolos lo fueron a veces, pero eso no puede justificar que denostemos su obra. Es aberrante. No sabemos si Homero o el arquitecto de la catedral de Burgos eran malísimas personas. Caravaggio era de muy mala vida, ¿pero qué hacemos? ¿Quemas esos cuadros que son grandes obras de la pintura universal?

Muchas veces el arte surge de la putrefacción humana. Es así de duro. Muchos de los mejores creadores de la historia han sido personas que dejan mucho que desear. Lo bueno sería que las grandes obras las hicieran personas estupendas, maravillosas; pero estas son normalmente mediocres cuando se ponen a escribir o a pintar.

El arte surge muchas veces de la putrefacción humana

Juan Manuel de Prada — Escritor

Uno de los personajes dice que “la guerra es la única higiene del mundo y las democracias europeas tenían una capa de roña que ya solo se podía quitar a bombazos”. ¿Está ocurriendo algo parecido en la actualidad?

No creo que la historia se repita ni que sea cíclica, pero sí que se está filtrando en las conciencias de muchos europeos ver a las democracias como regímenes que no responden a las necesidades del momento. También hay una fascinación por otras formas políticas: populismos, autoritarismos. Hay mucha gente que no tiene confianza en las instituciones. En el momento en el que surjan Mesías o demagogos, ese cansancio se puede convertir en otra cosa. En un contexto económico difícil, puede prender. Estamos en un momento muy feo.

Ha comparado la libertad que defiende Milei con la de Ayuso, ¿por qué?

Milei se ha convertido en un icono para la derecha, que lleva bastante tiempo desenfocada. Está abrazando una serie de causas que suponen una mutación de lo que tendría que ser la derecha. No creo que una persona conservadora tenga que apoyar a Netanyahu o aplaudir a Milei, y sin embargo ahora, si quieres ser conservador, tienes que cargar con esa mochila. Supongo que en el ámbito de la izquierda pasa lo mismo. En la derecha es llamativo porque se puede ser conservador y tener una actitud muy crítica respecto a lo que está sucediendo en Gaza y ante los pronunciamientos de Milei. Me llama la atención que esté ocurriendo lo contrario.

Desgraciadamente, la política partidista se robustece en torno a la creación de antagonismos con el opuesto. La derecha hace el siguiente cálculo: “Si los rojos están con Gaza, nosotros tenemos que estar con Netanyahu”. “Si los rojos están a favor de la justicia social, nosotros tenemos que estar a favor del capitalismo descontrolado”. Esto me parece demente. Si quieres sanar a los rojos, lo que tienes que hacer es entender por qué la gente les vota. Y a lo mejor hacerles una propuesta que les satisfaga. Esto está pasando también en la izquierda. Se buscan banderines de enganche que fuerzan tu voluntad. Vivimos en un momento en el que se te obliga a adherirte a cosas que tuercen y es peligroso, porque se llama fanatismo.

La política partidista se robustece en torno a la creación de antagonismos con el opuesto. La derecha hace este cálculo: “Si los rojos están con Gaza, nosotros tenemos que estar con Netanyahu”. “Si los rojos están a favor de la justicia social, nosotros tenemos que estar a favor del capitalismo descontrolado”. Si quieres sanarles, lo que tienes que hacer es entender por qué la gente les vota

Juan Manuel de Prada — Escritor

¿Dónde sitúa a Ayuso dentro de este contexto?

Ayuso ha acogido la bandera de este pack ideológico y violenta a personas que pueden ser conservadoras pero que tienen otra visión de lo que es la vida política. A mi me resulta inaceptable que no haya justicia social. Si por ser de derechas hay que decir que es una mierda... mira no. Ayuso se mueve en ese mundo de los think tanks liberales que consideran que hay que acelerar los antagonismos con la izquierda. Yo no estoy de acuerdo con eso, creo que hay que entrar en los caladeros de la izquierda. ¿Por qué la gente vota a la izquierda?

¿Cuál el la libertad que defienden Milei y Ayuso?

Es la libertad sin más reglas que ella misma, que es falso. Estás engañando a la gente. La libertad siempre tiene límites. Las cosas son buenas o malas, no puede haber libertad para elegir el mal. La puedes tener en tu casita pero no en la polis. No hay libertad para defraudar, para dejar que los pobres se pudran, para que a la escuela solo vayan los ricos. No sé qué tipo de ideas se quieren infiltrar en la gente.

Es el aspiracionismo, hacer creer a los pobres que no lo son, que se sientan empoderados. Que piensen que hay una chusma peor que ellos a la que no tienen por qué ayudar. Da la impresión de que todos estos debates se quieren abreviar. Te dan el catecismo para que aceptes el pack. Te cuelgan la mochila y ya eres de los suyos. Yo no quiero ponerme ninguna mochila.

En la literatura también triunfa el algoritmo. Se está creando un público lector cada vez más homogéneo al que se le ofrece siempre el mismo pienso

Juan Manuel de Prada — Escritor

En la música se habla mucho sobre que actualmente manda el algoritmo, ¿cómo ve la industria editorial?

En la literatura desgraciadamente también triunfa el algoritmo, se imponen estilos, tendencias. De repente se pone de moda que todo el mundo tiene que escribir novelas sobre el papá que se le murió contando lo mal que lo pasó. ¿Qué hay detrás de esto? Nos estamos uniformizando y por tanto, las editoriales en vez de buscar siempre libros distintos, que nos sorprendan, descoloquen o incomoden; se buscan libros domesticados. Libros mascota, que nos tranquilicen, que nos den lo que queremos, que nos suministren lo que ya conocemos.

Se están aceptando las leyes de la inteligencia artificial. Se está creando un público lector cada vez más homogéneo, al que se le ofrece como una especie de pienso que es siempre lo mismo. La literatura ha entrado en una fase derivativa donde cuando un libro funciona, se buscan semejantes. Me parece lamentable.

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