La obra premiada es Sin relato. Atrofia de la capacidad narrativa y crisis de la subjetividad, una crítica a las consecuencias sociales de la llamada “revolución digital”. Daniel Rico la ha calificado de “intenso y polifónico diálogo con la filosofía, el psicoanálisis, el cine y la literatura”.
Por su parte Remedios Zafra, ganadora en 2017 de este mismo premio con su ensayo El entusiasmo, define Sin relato como “una obra sobre la complejidad de un mundo que anima a hablar de uno mismo todo el rato y que paralelamente boicotea la lógica narrativa y creativa que requiere todo sujeto para construirse como tal”.
En este sentido, durante la presentación del premio, Mondéjar ha reivindicado la “recuperación del sujeto individual”, que según ella ha sido difuminado por la revolución digital, a la que ha tildado de “simplificadora de la realidad y uniformizadora de la personalidad individual”.
La era de los 'loros estocásticos'La autora ha comenzado su discurso de agradecimiento hablando de lo que ha llamado “identidades adhesivas”, que asegura que se están volviendo predominantes en nuestra sociedad. Con este término define un tipo de personalidad que se adhiere a todo tipo de causas e ideologías de una manera acrítica, sin analizar los razonamientos de fondo que las definen.
Mondéjar ha asegurado que el principal causante del incremento espectacular de las “identidades adhesivas” es el desplazamiento de la vida a las redes sociales, donde apenas hay espacio para explicaciones y análisis de la realidad complejos. “En internet hemos acabado gamificando no solo nuestras relaciones sociales sino también la realidad”, ha apostillado.
En este sentido, ha señalado que está adhesión a corrientes de pensamiento muchas veces polarizadas y populistas, nos ha convertido en lo que la psicoanalista denomina “loros estocásticos”, es decir imitadores de las voces imperantes –ya sean de políticos, opinadores, influencers, youtubers, etc.– siempre siguiendo a los que mayores niveles de audiencia tengan y sin preguntarnos sobre la veracidad de sus postulados.
Consumidores de pensamientoCita Mondéjar al personaje de Flauvert Emma Bovary como epítome de la personalidad voluble y entregada a las emociones de estos tiempos, que califica de “era de las masas consumidoras” para reflejar que más que elaborar pensamiento lo que hacemos es consumir el de otro.
“La revolución industrial se hizo de forma improvisada, no tuvo en cuenta los límites del planeta y estamos sufriendo las consecuencias hoy”, ha señalado también Mondéjar para ilustrar que “la revolución digital también se está haciendo de forma improvisada y no está teniendo en cuenta los límites de lo humano”.
La revolución industrial se hizo de forma improvisada, no tuvo en cuenta los límites del planeta y estamos sufriendo las consecuencias
“Por eso la pregunta de si ahora somos menos humanos late en todo el libro”, ha añadido. En su opinión nos estamos convirtiendo en “ciborgs psíquicos”, esto es seres con una emotividad y una intelectualidad regida por máquinas como teléfonos móviles, ordenadores... “que son las que piensan y sienten por nosotros”.
Según esta definición, nuestras opiniones están profundamente colonizadas por los algoritmos y condicionadas por las redes sociales, que son las que marcan nuestras adhesiones políticas, de ocio, etc. “Vemos en televisión, cuando se cubre una protesta del signo que sea, que al interrogar a la gente que participa sobre los motivos que les llevan a estar allí balbucean cosas incomprensibles, porque en realidad no han hecho una elaboración intelectual”, ha remachado.
Sin 'fricción creativa'Sin relato también incide en el ámbito de las relaciones personales. “Los niños actuales se abruman cuando no están conectados porque han perdido la capacidad de estar solos, de aburrirse y desarrollar su propia creatividad”, opina la escritora, que cree que de este modo se pierde la “fricción” con la realidad y, por tanto, la capacidad de madurar intelectual y emocionalmente.
“Tenemos miedo a la fricción con el otro, la rehuimos en busca de unas relaciones sencillas que hemos gamificado para hacerlas indoloras, y eso nos ha llevado a la pérdida del deseo”, ha asegurado Mondéjar, que después ha sentenciado que “el deseo ha caído muchísimo en las generaciones actuales, que prefieren muchas veces tener relaciones con máquinas en lugar de con otros seres humanos”.
Mondéjar ha citado a pensadores como Zygmunt Bauman y su concepto de “vida líquida” para explicar cómo el capitalismo de consumo ha asaltado la realidad digital, que a su vez ha terminado por colonizar la física, alienando progresivamente las identidades individuales en favor de una homogeneización dictada desde las redes.
“Pensábamos al principio que internet serviría para mejorar la calidad de nuestras sociedades y de las personas que las integran pero hemos visto que finalmente ha resultado lo contrario” ha remachado la autora, que ha proseguido abogando por el retorno a la vida alejada de las redes sociales, el “regreso a la fricción creativa” con la realidad y la vuelta a “la diplomacia de las interdependencias de la que habla Baptiste Morizot”. Término que ilustra de la siguiente manera: “Todos tenemos que convivir en este planeta porque dependemos los unos de los otros”.
Finalmente la psicoanalista ha cerrado la presentación de 'Sin relato' aludiendo al filósofo italiano Franco Berardi y su teoría de la Gran Deserción. “Se está viendo que las mujeres están desertando de la reproducción”, ha aventurado López Mondéjar, quien ve en ello un rechazo al sistema capitalista. “Hay que desertar más”, ha dicho en forma de cierre.