Back to Top

Padres que enseñan a disparar a sus hijos y pistolas de dildos, la ridícula defensa de las armas que muestra YouTube
Sin embargo, fue Kamala Harris, la candidata demócrata en las pasadas elecciones la que se lo dijo a Oprah Winfrey en una entrevista. Harris luego se reía y reconocía que posiblemente no debería haberlo dicho. No era casualidad. La posición de EEUU hacia las armas es clara, y abarca todo el espectro ideológico.

No es la primera demócrata que lo hace. Ni será la última. Pocos años antes era Joe Biden quien, preguntado por su posición respecto a las armas, afirmaba que lo que recomendaba era comprar una escopeta de doble cañón mejor que un rifle de asalto y disparar dos veces al aire si alguien quería entrar en tu casa. Luego, para rematar, dijo que además era “más fácil de apuntar y usar y no se necesitan 30 balas para que uno se defienda”.

Este discurso, acompañado de una canción paródica, es uno de los numerosos vídeos que aparecen en el documental From my cold dead hands, de Javier Horcajada Fontecha, que construye una crítica bestial hacia la posesión de armas en EEUU recopilando, ordenando, y dando sentido, a muchas de las publicaciones que encontró en YouTube sobre el tema. No hay voz en off. No hay bustos parlantes. Solo americanos mostrando su pasión desaforada, y al final, ridícula, por sus pistolas.

La sucesión de momentos es tan surrealista como terrorífica. Padres que regalan a sus hijos chalecos antibalas, que les enseñan a disparar, que les regalan armas. Pistolas que disparan dildos. Hombres comparando a sus mujeres con sus rifles. Señoros que cocinan bacon con el calor de su arma… Lo que en este lado del charco es un momento que resuena paródico, allí no lo es. Son ellos mostrándose a sí mismos. No hay, de hecho, apenas discursos políticos, porque no hace falta para reducir al absurdo las motivaciones y argumentos que ofrecen los dos youtubers que actúan como hilo conductor del filme. El único que aparece es Biden, para dejar claro la hipocresía de los demócratas. 

Otro rostro conocido, quizás de los pocos, es el de Charlton Heston, a él le deben el título del documental, la mítica frase que pronunció en la Asociación Nacional del Rifle, cuando empuñando su Winchester de 1866 les dijo a los demócratas y a los activistas antiarmas: “Solo me lo quitarán de mis manos frías y muertas”. Evidentemente, se refería a su arma. 

El delirante discurso también aparecía en Bowling for Columbine, el filme de Michael Moore que siempre sobrevoló la mente de Horcajada para intentar distanciarse lo más posible. “Cuando piensas en armas siempre está Bowling for Columbine como la peli definitiva, pero mi película es sobre cómo esa gente se ve a sí misma y se representa a sí misma. Hace 20 años no había Facebook, las redes estaban en pañales y ahora yo puedo hablar del mismo tema, pero de otra manera distinta”, explica.

La llama que encendió el proyecto llegó en la pandemia. Muchas horas de tiempo libre “malgastadas en YouTube” y un vídeo que le llamó la atención, el de unos niños con armas. Comenzó a buscar más y se dio cuenta de que “había todo un mundo de las armas en YouTube”. “Entre los videos de canciones con armas, de cocinar cosas, con armas, de rezar con armas, pues hay como 8.000 millones de subgéneros”, cuenta. 

Un padre enseña a disparar a su hijo en un momento del documental 'From my cold dead hands' Un padre enseña a disparar a su hijo en un momento del documental 'From my cold dead hands'

El espectador cae en la misma reflexión que el cineasta tuvo cuando vio a esos chavales empuñando una pistola: “¿Si esta gente se cría así, qué nos va a pasar dentro de 20 años? Porque eso va a ir a más, y porque según exista un presidente u otro se exacerba más o menos. Estos niños se están criando así y ahora van a tener un presidente a favor de las armas como Trump, y eso creo que es lo realmente perturbador”.

La decisión de la ausencia de narrador tiene algo de estético, pero también porque creía que “los vídeos eran tan obvios que un narrador no aportaba nada”. “Aunque no lo haya, al final yo monto los vídeos, y tengo un margen bastante amplio para poner un poco el tono. El tono es el de los vídeos que conforman la película, pero de alguna forma está magnificado”, analiza.

El montaje fue complicado, pero siempre tuvo una idea clara, y era que “había que empezar y acabar con el himno norteamericano”. “Entre medias no tenía ni idea, pero sí que según iba viendo vídeos noté que había ciertos patrones que se repetían. Había muchos vídeos de gente cantando, de gente cocinando, de temas religiosos, de hombres mostrando músculo y con sus armas. Pero fue cuando encontré el de los dos exmarines que dicen los diez argumentos, según ellos irrefutables y supersólidos, cuando supe cómo iba a hacerlo, dividiéndolo en bloques temáticos”, subraya sobre un montaje de más de 8.665 horas de material.

Una de las pautas que se repetía era que muchas de las personas que aparecen con sus pistolas se apresuran en añadir que ellos “no se meten en política, que ellos solo aman las armas”. “Como si eso no fuera ya política, como si todo no fuera político…”, zanja el cineasta sobre un tema que permea a toda la sociedad y que cree que tiene que ver con los mitos fundacionales de su historia como el Llanero Solitario o esos vaqueros que mostraban las películas del oeste: “El problema de los mitos es que esa gente cree en ellos de forma literal y no son conscientes de que son exageraciones y que tiene su parte oscura. Creen de forma literal que ellos han traído la civilización, y ahora creen que el Gobierno es malo, les controla y tienen que defenderse a sí mismos”.

Cron Job Starts