“Helga de Alvear será por siempre recordada por su admirable generosidad y su imprescindible papel en el desarrollo del contexto artístico español e internacional”, añade Guimarães. “Helga fue una líder visionaria que tuvo un impacto indeleble en los artistas con los que trabajó, en los equipos de su Museo y su galería, en sus colegas, en sus numerosos amigos y en todo el mundo del arte. Helga siempre valoró el arte y sus relaciones con los artistas por encima de todo, puso todo su esfuerzo y cariño en hacer realidad el sueño de construir un museo y eligió como hogar para su colección la ciudad de Cáceres, siendo la principal defensora del proyecto hasta el final”, añade.
Según su directora, De Alvear levantó el Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear “de forma totalmente desinteresada”. “Gracias a su generosidad y a su férreo compromiso con la sociedad hoy contamos con una de las colecciones internacionales de arte contemporáneo más relevantes de Europa y podemos seguir trabajando por cumplir su sueño: transformar la vida de las personas a través del arte”, concluye.
La niña coleccionista de piedrasExplica su fundación que, de niña, en su Renania natal, a Helga de Alvear le gustaba coleccionar piedras duras que encontraba en el Río Nahe y que llegaban de un yacimiento cercano. Es muy probable que esa fascinación por las formas, texturas y colores de esos minerales sentaran las bases de su fascinación por el arte abstracto.
Su conexión con España llega en 1957 cuando, con 21 años, se traslada a Madrid para aprender español y estudiar Cultura Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid. Ahí conoce al arquitecto Jaime de Alvear, con el que se casa y con quien tuvo tres hijas.
El origen de su colección de arte se remonta a 1967, cuando De Alvear conoce a otra gran galerista de arte contemporáneo, Juana Mordó, y entra en contacto con los artistas del grupo en torno a Cuenca y El Paso. Su primera adquisición fue una pintura de Fernando Zóbel pagada a plazos.
En 1980 comenzó a trabajar en la galería Juana Mordó. Dos años después, Helga de Alvear se convierte en una de las galeristas que apuestan por innovar en la escena española con la creación de la feria ARCO.
Con la muerte de Mordó en 1984, De Alvear toma las riendas de la galería, de manera continuista, hasta que en 1995 decide abrir una nueva galería en Madrid bajo su propio nombre en un espacio de más de 900 metros cuadrados junto al Museo Reina Sofía. En este nuevo proyecto apuesta por el arte contemporáneo más internacional con un especial interés por la fotografía, el vídeo y la instalación que en el momento son casi desconocidas en España.
Cáceres, foco de arte contemporáneoLa galerista decidió dar un nuevo giro a su trayectoria, creando una nueva institución “sin ánimo de lucro, con vocación pública, participativa y transparente” para albergar su colección. En 2006 creó la Fundación Helga de Alvear, cuatro años después se abrió el Centro de Artes Visuales y, en 2021, se inauguró el Museo Helga de Alvear, en Cáceres.
Un museo que es mucho más que un contenedor de obras, es un dinamizador artístico que teje relaciones a diferentes niveles (local, nacional e internacional) y trabaja para que el arte sea un motor de transformación social. A finales de enero, el Museo firmó un acuerdo de colaboración con el Reina Sofía para el desarrollo de proyectos conjuntos.