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Coralie Fargeat, la sorpresa de los Oscar: “'La sustancia' muestra lo violento y asqueroso que es lo que sufrimos las mujeres”
De ellas, solo El silencio de los corderos lo ganó. Este año se ha unido una séptima a la lista, y una con la que pocos contaban hace unos cuantos meses. Se trata de La sustancia, que desde su proyección en el pasado Festival de Cannes, donde logró el premio al Mejor guion, se convirtió en el filme del que todos hablaban.

Una crítica a la presión sobre el cuerpo de las mujeres con un regreso de Demi Moore pletórica, pero sobre todo, realizada desde los códigos del cine de género del 'body horror'. Es decir, poniendo el cuerpo en el centro. La sustancia tenía todo para ser un filme de culto, pero sus litros de sangre, su propuesta excesiva y al límite, no parecían del gusto de una Academia a la que no le suele gustar la radicalidad. Pero el filme de Coralia Fargeat tiene algo que ha hecho que conecte con el público. Ha sido un éxito en la taquilla, la gente se ha disfrazado de ella en Halloween y se ha convertido en un fenómeno popular, algo que no suele ocurrir con obras como esta.

Tanto que hasta los premios se han rendido. La primera prueba estuvo en las nominaciones a los Globos de Oro, donde el filme logró ser candidato a Mejor película de comedia, Mejor dirección y Mejor guion, además de Mejor actriz para Demi Moore, que se terminó haciendo con el galardón. Ahora, La sustancia se ha convertido oficialmente en la sorpresa de unos Oscar que entregan sus premios la madrugada del domingo al lunes y donde el largometraje llega como favorito en las categorías de Mejor actriz y Mejor maquillaje y peluquería, y con opciones en la de Mejor guion original.

Un mensaje que “toca a todos y en todas partes”

Fargeat confiesa que cuando hace una película no se pregunta “de qué género es”. “Para mí una película es una película, pero la pregunta sobre el género en los premios es muy relevante porque para mí, la señal que estoy recibiendo por ser invitado a esta increíble mesa de nominados, es que están dando la bienvenida a nuevas visiones. Y esa es la razón por la que el cine está vivo y por la que el cine sigue siendo un medio tan poderoso, porque se renueva constantemente, porque evoluciona. El hecho de sentir, con estas nominaciones, que había interés y pasión por esas nuevas formas de expresarse en el cine, y también de expresar temáticas importantes, me hizo sentir que el cine está muy vivo”, cuenta la directora ante un reducido grupo de periodistas.

Demi Moore en Demi Moore en 'La Sustancia'

En lo que sí confió siempre fue en la respuesta del público, porque “desafortunadamente el mensaje que abordo es muy importante, nos toca a todos y en todas partes”. “Una voz dentro de mí me decía que esta película podía resonar con el público, pero aunque cuando la ruedas lo haces lo mejor que puedes, nunca sabes cómo será recibida, así que cuando vi que realmente conectaba con tanta gente, eso para mí ha sido lo más asombroso de presencia”, explica.

Para ella La sustancia “tiene muchas capas”. Siempre cree que la primera debe ser el entretenimiento, que la gente conecte con la película y se divierta. La otra, y cree que ahí el género es un “vehículo muy potente”, tiene que ver con “hablar de cuestiones políticas o sociales, temas poderosos e importantes que puedes poner en una película en forma de sátira sangrienta, pero que signifique algo”. “Esas capas tardan un poco más en ser digeridas, pero crean raíces profundas, y son lo que hace que la película perdure, que sientas que sigue siendo parte de las conversaciones después de muchos meses. Para mí la mejor recompensa es que el fuerte mensaje feminista de la película se quede con la gente”, subraya.

Poder existir “solo de una manera”

Fargeat puntualiza que La sustancia no habla solo sobre Hollywood, sino que es una metáfora de lo que “vive cada mujer, la forma en la que se le juzga por su apariencia, por su edad, la forma en la que se sexualiza su cuerpo”. “Hollywood es el símbolo perfecto para encarnar lo que quería contar. La película habla sobre mí, y sobre el deseo de que las mujeres sean libres para ser exactamente cómo quieran ser y puedan ser sexys, si quieren serlo o no. O que se hagan cirugía o no siempre y cuando eso no sea una cárcel y lo disfrutes de forma libre. Para mí, el problema es la forma en que está construida la sociedad y la forma en que todo lo que nos rodea está organizado para que las mujeres sientan que si no son de una manera, o si no lucen de una cierta manera, no pueden existir”, puntualiza.

Una de las escenas de Una de las escenas de 'La sutancia', la película de Coralie Fargeat

Aunque descubre la experiencia de hacer este filme como “liberadora”, no esconde de que ella sigue luchando “con todos esos problemas todos los días”. El cambio “no llega de un día para otro, sino que es un camino porque no vale con cambiar una misma, hay que cambiar todo lo que nos rodea, los medios de comunicación. Si no, no habrá un cambio real”.

Uno de los elementos más comentados de La sustancia es cómo Fargeat usa la mirada masculina para explicitar lo violenta que resulta. Mientras que otras cineastas en los últimos años han evitado perpetuar la forma de rodar los cuerpos femeninos que durante años han marcado los hombres, Fargeat lo exagera y lo lleva al extremo, una decisión consciente: “Como feminista, quería tratar de mostrar de una manera muy violenta la forma en que experimento el mundo, con todos los problemas que se me imponen como mujer, y creo que todavía hay cosas que son tabú, porque no hemos dado un grito diciendo que no están bien. Así que lo que quería en la película era mostear lo violento y lo asqueroso que es, que vierais cómo está en todas partes. Porque sí, empezamos a avanzar, pero estamos muy lejos de un cambio real”.

La cineasta considera que su arma ha sido “poner esos problemas delante del público y hacerlos tan grandes y visibles” como cree que son realmente en la sociedad. “No los represento en las dos películas que he dirigido como me gustaría que fueran, sino en la forma en la que creo que realmente son, y también las consecuencias que tienen en mis personajes”, añade. Por eso cree que el final de La sustancia –ojo que vienen espóileres– es “la única libertad que puede tener el personaje, y es no tener cuerpo, por eso esa sonrisa final, porque ya no tiene que preocuparse por su apariencia”.

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