Back to Top

Concha Jerez, la 'francotiradora' de la autocensura en ARCO: “Hemos confiado demasiado en que las libertades funcionan por sí solas”
Ellas son algunas de las protagonistas de En memoria de, una de las obras de Concha Jerez expuestas en ARCO, la Feria de Arte Contemporáneo más importante de España, que celebró en Madrid la semana pasada su 44ª edición.

Esta artista canaria, reconocida con el Premio Nacional de Artes Plásticas y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, descubrió a las citadas mujeres a través de sus necrológicas publicadas en el periódico El País. Su gran sorpresa fue no haber sabido nada de ellas antes, pese a la relevancia de cada una en su campo.

La autora explica a este medio que tiene la costumbre de guardar obituarios y decidió usarlos para componer esta obra, para visibilizar a estas y a otras tantas mujeres olvidadas por la historia. Para ello, las ha reunido eliminando el 'ruido' que rodeaba sus biografías en las páginas del periódico, con trazos de color negro de distinto grosor. Entre ellas está la descrita como “incansable activista por la Democracia” María Giralt, fallecida en 2012. Su participación en acciones antifranquistas la llevaron a ser detenida en varias ocasiones, una de ellas por apoyar en 1961 la huelga de los mineros asturianos.

La francesa Hélène Rochas, por tu parte, a quien la prensa estadounidense apodó como la 'pantra sofisticada', fue la encargada de expandir el negocio que heredó de su marido, Marcel Rochas, fundador de la famosa firma de perfumes del mismo nombre. Tenía 28 años cuando tomó las riendas de la compañía, convirtiéndose en la directora más joven de una empresa en Francia. Fue ella quien décadas más tarde lanzó la célebre colonia Eau de Rochas.

Dos de las mujeres protagonistas de Dos de las mujeres protagonistas de 'En memoria de', obra de Concha Jerez

Murió en 2011, al igual que la chilena María Maluenda, que presidió la primera sesión del Parlamento tras la salida de Pinochet. Esta actriz y exdiputada, nacida en 1920, fue una activa luchadora por los derechos humanos que tuvo que sobreponerse al brutal asesinato de su hijo, degollado por los agentes de la dictadura de Pinochet. Su lucha la alzó como una de las figuras de la transición a la democracia. Otras de las mujeres destacadas es María Telo, la jurista que durante el franquismo impulsó la reforma del Código Civil que acabó en 1975 con la obediencia de las esposas y con la licencia marital.

Los problemas de la autocensura

Concha Jerez (Las Palmas de Gran Canaria, 1941), estudió piano en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y Ciencias Políticas en la Universidad Complutense, e inició su carrera como artista en 1970. El análisis crítico de los medios de comunicación ha sido uno de los ejes de su obra, llevando a la censura y la autocensura a estar sumamente presentes dentro de su trayectoria. A estas dedicó precisamente su primera gran instalación, Autocensura, en 1976.

A esta época pertenecen las otras piezas que la galería Freijo expuso igualmente en ARCO. La canaria compartió stand con la obra de Ramón Mateos 7.291, que recuerda las muertes en las residencias durante la pandemia, y que la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso obvió en su visita a la Feria.

La necrológica de Nancy Wake, parte de la obra La necrológica de Nancy Wake, parte de la obra 'En memoria de', de Concha Jerez

“He querido unirlas con otros escritos autocensurados en diálogo con todo aquello que no se puede decir, lo que ellas no pudieron decir en su tiempo y por tantas mujeres anónimas que no están en la necrológica y, sin embargo, tuvieron su importancia”, comenta Concha Jerez sobre sus creaciones. La artista comenzó a realizar estos trabajos durante el franquismo, pero no dejó de abordar esta problemática una vez llegó la Transición ni el contexto actual.

“Continúo porque cada vez hay más autocensura”, lamenta señalando que si en otros momentos el problema era hablar de política, ahora hay reparo al debatir sobre otros asuntos como género y lo relacionado con el ámbito laboral. La autora expone que la sociedad “intenta ir siempre a mejor” y que hay “cosas” que sí que lo han hecho, pero no todas.

“Hay cosas que se hicieron en otra época que ahora no se pueden hacer, pero hasta en detalles mínimos. Hay que tener mucho cuidado, porque no hay un crecimiento de las libertades”, advierte sobre el que apunta como el gran problema: “Creo que nos hemos confiado demasiado en que las libertades iban a funcionar por sí solas. Y no, hay que estar peleándolas todo el tiempo”. Llevarlo a cabo es para Concha Jerez la manera de que el ser humano no se convierta en “material manipulable”. “Nos están manipulando todo el tiempo, se está viendo por ejemplo ahora con el control sobre las redes sociales. La gente anda muy despistada”, valora.

Los artistas como “francotiradores”

Inmersos en un contexto de constante duda sobre la veracidad y sospecha de cada noticia; saber identificarlo con el fin de evitar la manipulación, se ha vuelto “muy complicado”. Frente a esto, defiende la función de los artistas como “francotiradores” y del arte siempre que “dé que pensar y que mueva las neuronas”. Pero no solo desde el arte político, la canaria indica que se puede lograr desde el arte abstracto, porque “crea otro tipo de sensaciones, hace respirar. Y el ser humano necesita respirar. No puede esta todo el tiempo condicionado por la economía”. “Las sociedades y los políticos nos estamos dejando dominar por la situación económica”, sostiene.

'Mas allá del mundo paredón recién pintado', de Concha Jerez

La artista considera que hubo otros periodos en los que el ideal que imperaba para decidir hacia dónde dirigirnos como sociedades, era mejorar, y que además de los artistas como “francotiradores”, están otras figuras relevantes como los periodistas o los científicos.

“A lo mejor no les ve casi nadie porque están en sus laboratorios, pero están igualmente descubriendo cosas que ayudan muchísimo a la sociedad. Por eso hace falta que se dedique dinero a estas cosas”, argumenta en contraposición a una tendencia actual que detecta y critica: “¿De qué sirve esta historia ahora en Europa de armarnos hasta los dientes? Para nada, para destruirnos a todos. Con lo que cuesta, ya no una fragata, sino un avión de mala suerte, se potenciarían una investigación, el arte, tantas cosas”.

“Es absurdo, es mentira. La única forma que tenemos de defendernos es con las ideas, haciendo de francotiradores y no dejándonos dominar por eso”, concluye.

Cron Job Starts