Zahara ya combatió ese fantasma con el disco Astronauta (2018), y concretamente con el tema Hoy la bestia cena en casa, donde sienta a la mesa -o en el banquillo- a todos aquellos que creen que pueden legislar sobre el cuerpo de una mujer. Ahora no tiene miedo de escribir sobre lo que le "jode" del momento político actual: y son unas cuantas cosas. De todo esto y, como dice en la dedicatoria de su libro "de sexo y Vox", habló con eldiario.es justo antes del Día de las Escritoras, donde ella se ha ganado un hueco por su pluma sincera, macarra y atizadora.
¿Cómo afecta un niño a la hora de crear y cuándo crees que conseguirás el tiempo que necesitas para quitarte la espinita de la novela?
Uf, igual cuando cumpla 14 (ríe). Es verdad que tienes menos tiempo, pero existe la contradicción de que aprendes a organizarlo mejor. Siempre digo que si buscas a alguien eficiente, debes contratar a una madre, porque sabemos cómo no perder ni un minuto.
Pero la novela requería mucho tiempo mental y un hijo ocupa una parte del cerebro muy muy grande. Aunque no estés con él, estás pensando si has metido la bolsa con los pañales, si estará bien, en qué estará haciendo con el padre, con la niñera... Contamina todos los huecos del cerebro que antes estaban libres y que ahora están impregnados -sí, mejor que contaminados (ríe)- por tu hijo. Lo cual es precioso, pero dificulta mucho un trabajo más disciplinado, artístico y creativo como es una novela.
Hay cierta manía al "impostor" y está dirigida hacia los músicos que escriben por culpa de algunos encargos de las editoriales. ¿Has notado ese prejuicio?
Las editoriales han visto el negocio y creo que hay una parte comercial muy potente por detrás que tiene que ver menos con el arte y más con el mercado. Es innegable. Pero que se vea como intrusismo, cuando en la música o en la literatura casi todo el mundo tiene que trabajar de otra cosa para sobrevivir, me parece hipócrita. Si eres panadero y escribes, está muy bien. Pero si eres músico, está mal.
Esta doble moral me inquieta un poco. Ponemos el baremo en unos lugares absurdos. En el mundo de la música también hay personas que tocan los findes y entre semana trabajan en una oficina. Eso cómo mola. Pero hay mucho más en común entre escribir relatos y escribir canciones que entre escribirlas y currar en una oficina.
¿Afectan esas críticas al síndrome del papel en blanco?
A mí, mucho. Hasta tal punto que decidí sobre qué escribir influenciada por la opinión pública. Quise que lo primero fuera una novela porque un poemario iba a parecer un libro jeta. Y si escribía una novela, aunque no gustara, se veía que le había dedicado mis horas (ríe). Todo fue por culpa de ese prejuicio que me habían generado desde fuera. Con este libro me he liberado y he decido hacer lo que me salía del corazón.
¿Qué opinas de que ciertos músicos tengan manos negras no atribuidas en sus libros? Pienso en las críticas que despertó el de Aitana por su coach fantasma.
Todos recibimos ayuda, por eso trabajamos con editoriales. Pero creo que si hay más ayuda que arte, a lo mejor esa persona no está preparada para sacar un libro. Es lo mismo que si yo me considero compositora, pero todas las canciones no son mías. A lo mejor no me tengo que llamar compositora y no pasa nada. Habría que ver hasta qué punto existen las ganas y la inquietud de escribir ese libro y hasta dónde es la editorial la que quiere beneficiarse.
Volviendo a los cuerpos, se habló mucho de tus comentarios sobre las secuelas emocionales que provocan los cambios físicos del embarazo. Como si fuera un tabú sentirse a disgusto después del parto.
Creo que el querer encontrarse a una misma después de ser madre no te hace peor madre, en todo caso mejor. Si tú estás bien y te quieres, seguramente la imagen que recibirá tu hijo es de una persona que se quiere, que se trata bien y que le trata bien.
Es muy fácil sentirse mala madre en el momento que hablas de algo malo que te ha producido ser madre. Pero yo se lo digo: "A pesar de todo eso, hijo, te quiero más que a mí" (ríe). Él hace que el proceso más terrible de mi vida haya merecido la pena.
¿Y cómo logras recuperarte de ese autoboicot?
Pues es difícil, pero yo creo que la única manera de quererse después del posparto es precisamente mirándose sin nada de maquillaje emocional. Ponerte desnuda ahí delante y decir "vale, igual que estas tetas no son las de antes de ser madre, esta cabeza tampoco". Y construir a partir de ahí. A mí lo que me salva la vida ha sido la escritura y el escenario.
Es maravilloso leer tanto poema sobre sexo lésbico, impúdico o infiel cuando, como dice Jacqueline Rose, parece que "una madre no tiene permitido bajo ningún concepto ser un sujeto sexual".
Claro, se da por hecho que después de ser madre desaparece la sexualidad. Muchas veces esa falta de sexualidad aparente no está tanto en la madre como en el otro, que puede ser el padre, el novio, o el amante. De hecho, tengo un poema que se llama Nuevo y que precisamente habla de eso.
Cuando eres madre asumes que eres otra persona: que tienes otra cara, otra manera de sentir, de correrte y de disfrutar de tu propio cuerpo. Tú tienes que hacer un viaje para entender eso y el otro también. Yo creo que muchas veces la sexualidad tras la maternidad fracasa porque ellos no son capaces de adaptarse a ese desequilibrio y a ese "yo nuevo" del que aprender a disfrutar.
En uno de tus Semaforismos escribes: "Huelo tanto a ti que me dan ganas de follarme". Ya no escandaliza leer poemas sobre sexo crudo, como el que se habla en los bares. ¿Dónde está el límite entre la provocación y el pudor?
Creo que si dejas que el pudor te afecte en la parte de la creación, no estás creando bien. Igual que si te afecta el pensar en vender mucho o gustarle a tu editora o a tu novio. Quiero decir, si haces las cosas pensando en llamar la atención o al contrario, en protegerte, nunca vas a estar en sintonía contigo misma. Yo hablo así y pienso así.
Nunca he tenido vergüenza de poner la palabra "polla" o "coño" o "chupar", como de hablar de un sueño erótico con una mujer o de la infidelidad, que la conozco muy bien. Porque, para bien o para mal, seguramente para mal, no hay ni una persona de mi entorno que no lo haya sido. Así que mientras lo escribo ni me lo planteo, porque es mi momento de abrir la mente. Pero en el momento que lo leo es donde entra en juego el pudor o el juicio.
Quizá porque abrirse sobre temas íntimos da miedo, ya sea sobre sexualidad o política. Dijiste que te pasó lo mismo con Hoy la bestia cena en casa, la canción sobre la gestación subrogada. ¿Cómo ves esa "salida del armario" ideológica un año después?
Para mí ha marcado un antes y un después. Escribí esa canción por el mismo motivo que escribo estos poemas: porque tengo algo dentro de mí que escuece y la única manera de calmar ese malestar es sacándolo fuera. Ahí también tuve mi proceso de pudor y de pensar, ¿que he dicho? Pero mira, si no piensan como yo, pues que no me escuchen. O que me escuchen y no piensen lo mismo que yo. Será que yo no escucho canciones que me horroriza lo que dicen.
Además, me encantó el impacto que tuvo. Qué bonito es zarandear las conciencias y que se abra el debate. Lo que me pasa ahora es que que vivimos un momento social y político que no me deja indiferente. Y, al final, escribo sobre las cosas que me joden o me emocionan o me tocan de alguna manera, así que seguramente en las próximas creaciones haya bastante de este momento. Voy a poner una mesa que llegue hasta Cuenca para empezar a sentar a la peña, que ya tengo ganas.
¿Y qué es lo que más te (jode) toca del momento político actual?
Para empezar, que los ciudadanos tengamos que volver a votar porque los políticos no han sabido hacer su puñetero trabajo. Me parece fascinante que sus intereses personales o de partido hayan estado por encima de los comunes. Se trata de ceder. Creo a que todos los que estábamos mirando y teníamos cierta simpatía hacia uno u otro partido nos habría parecido bien. Porque muchos no van a volver a votar.
Yo voy a ir, pero también tuve mi momento. Por suerte, razono y aunque digo, "que os den por culo", en el fondo sé que me darían por culo a mí. Pero es verdad que este momento me cabrea mucho. Como si no tuviese suficiente cabreo con el otro lado, también toca ahora cabrearse con los que están a este.
Hace un tiempo, un cargo de Vox se jactó en redes de que pusieses a Abascal entre los replicantes de tus conciertos porque les hacías "publicidad gratuita". ¿Se la hemos hecho un poco todos y ahora que repuntan en las encuestas nos damos cuenta?
Me pareció hasta entrañable. Pero no era consciente del peligro que suponen porque, hasta ahora, me parecía un discurso sin ningún tipo de base. Era una cosa tan etérea, tan de lemas y sin ningún tipo de contenido que me producía cierta ternura. Como el matón de la clase que lo es simplemente porque grita más. Pero esa ternura es súper peligrosa porque bajas la guardia. Ternura cero, que como nos descuidemos Vox nos va a pisotear a todos.
Son un peligro porque la gente indecisa siente simpatía por los lemas y no se plantea nada más de su discurso político. Acaban votándoles porque se sienten protegidos en cierta manera. Yo al principio me reía mucho. Creía que hacían mucho ruido porque se juntaban muchos de golpe aunque en el fondo no eran tantos, pero ahora me hace poca gracia.
Mientras que a la izquierda, cuando parece que no puede estar más dividida, le sale un brote más.
Este es el problema. Que hay un partido casi por cada persona. Van a existir tantos partidos de izquierda como grupos indie, que hay uno por cada ser humano. Es muy complicado si luego los que se tienen que poner de acuerdo no lo hacen.
Te dijeron que habías sentado a la mesa a Albert Rivera en Hoy la bestia cena en casa. ¿Crees que conseguirá sentarse en la del próximo Gobierno dando bandazos, tanto si es de un lado como de otro?
La verdad es que la aparición de Ciudadanos me generó mucha inquietud porque estaba creado según las necesidades, como para a cubrir el hueco que falta en cada momento. Cuando es hacia el centro, hacia el centro y cuando es hacia la derecha, hacia la derecha. Eso me parece muy peligroso.
Es un lobo con piel de cordero, porque pueden tener cosas de su programa con las que estés de acuerdo, bastante lógicas, pero luego te la están colando por otro lado. A mí siempre me ha gustado más la bestia de frente que la bestia camuflada, que es la más tenebrosa. Pero bueno, viendo lo de Vox, no sé qué decirte.