Mónica Zas: Lectura fácil, de Cristina Morales (Anagrama, 2019)
Àngels, Patri, Marga y Nati viven juntas en un piso tutelado de la Barceloneta. Aunque las cuatro son reconocidas por la administración como discapacitadas intelectuales y llevan el mismo camisón de distintos colores, no todas tienen el mismo porcentaje de discapacidad, aunque esa misma administración que las "protege" las quiera homogeneizar desde su encierro domiciliario.
Todas ellas se expresan en primera persona en Lectura Fácil, la última novela de Cristina Morales (Granada, 1985) ganadora del premio Nacional de Narrativa 2019. para contar cómo viven, aman, se masturban e increpan a una sociedad que las confina bajo un halo de falsa integración.
A pesar de llevar menos de doce meses en el mercado, es uno de los libros de la década porque se atrevió a romper el canon literario y aun así se alzó con uno de los premios más conservadores de nuestro país, porque su autora ha sido atacada por "antisistema" por la derecha y porque su "incorrecta" visión de la política irrita a muchos y eso, al fin y al cabo, es una buena noticia.
Mónica Zas: Mujeres y poder, de Mary Beard (Editorial Crítica, 2018)
En realidad, cualquiera de los últimos que ha publicado la historiadora de Cambridge en esta última década serviría como destacado en esta lista. Lo importante es que nos sirvieron para descubrirla fuera del ámbito académico y de las islas británicas justo después de que fuese destacada con el premio Princesa de Asturias en 2016.
Este en concreto recorre las vergüenzas clásicas que ya abordó en la conferencia Venga, cállate querida, impartida en 2015 en el British Museum. La intención de Beard era evidenciar que la brecha que nos separa de ciertos comportamientos misóginos de la Antigüedad no es tan amplia ni sus efectos en la actualidad tan ignotos.
Esta visión provocadora de la Historia no se circunscribe al ámbito de la mujer y eso tampoco levanta pasiones entre los puristas de la profesión. La estudiosa prefiere derribar pedestales antes que asumir como ciertas las verdades heredadas de la cultura popular, y por ello ha llegado a recibir amenazas de muerte. Si hay alguien que me enorgullece haber conocido esta década, esa es lady Mary Beard.
Mónica Zas: Americanah, de Chimamanda Ngozi Adichie (Literatura Random House, 2013)
"Yo vengo de un país donde la raza no era motivo de conflicto; no pensaba en mí como negra, y solo me convertí en negra cuando llegué a Estados Unidos", dice la protagonista de Americanah en uno de los pasajes.
Ifemelu, como su autora, es una chica nigeriana de clase alta que llega a Norteamérica para completar sus estudios y buscar nuevas oportunidades. Grandes expectativas que se desvanecen en cuanto pone un pie al otro lado del charco y empieza a sufrir el escarnio por su color de piel.
Quizá lo que cuenta Adichie resultase una obviedad en plena era del Black Lives Matters, pero su personaje principal conseguía hacer palpable un testimonio que a veces suena demasiado lejano. La escritora se prometió no volver a silenciar la cultura nigeriana desde que fue consciente de su altavoz en otros continentes. Una máxima que, como defendió en su famosa charla TEDx, evita el peligro de individualizar los testimonios de todo un continente.
Mónica Zas: Tan poca vida, de Hanya Yanagihara (Lumen, 2016)
Las mil páginas de Tan poca vida, la segunda novela de la escritora californiana, esconden pocos placeres y, desde luego, no hacen justicia a su título. La vida de Jude es amargura a tragos largos, incluso demasiado largos para la editorial que quiso recortar los pasajes de violaciones y abusos infantiles.
Yanagihara se negó, y ahora le debemos tanto las náuseas como el retrato más honesto de la vida adulta masculina jamás escrito por una mujer. Jude se rodea de Willem, JB y Malcolm para olvidar a ratos un pasado lleno de tantos cortes como los que abren a tiras su propia piel.
Tan poca vida habla de muchas cosas, pero le dedica una gran parte a la élite artística de Nueva York. Una novela que nos introduce dentro de lo peor de la mente, y eso muchas veces ocurre cuando un artista pierde su vena creativa.
Carmen López: La balada del Norte, de Alfonso Zapico (Astiberri, 2015)
Alfonso Zapico publicó el primer tomo de esta novela gráfica dividida en tres partes en 2015. Desde entonces, sus lectores ha recibido con ansias cada nueva entrega –la última hace apenas unas semanas– para saber qué ocurre con Tristán, Isolina y el resto de personajes que viven la Revolución asturiana de octubre de 1934.
Los dibujos de Zapico son tan detallistas como la narración, fiel a la historia de lo acontecido entonces y en aquel lugar. La ficción la reserva para las relaciones entre los personajes, que tampoco dejan de ser un compendio de emociones y contradicciones universales.
Carmen López: Celia en la revolución, de Elena Fortún (Renacimiento, 2016)
Se han escrito muchos buenos libros en la última década, pero también se han recuperado joyas como esta. La editorial andaluza reeditó en 2016 el libro que cuenta las vivencias de Celia en la Guerra Civil española y que poco tiene de literatura infantil. Elena Fortún lo escribió en 1943, pero hasta que su nuera no le entregó el manuscrito a Marisol Dorao, biógrafa de la autora, no vio la luz.
La editorial Aguilar lo publicó en 1987 con ilustraciones de Asun Balzola. Solo sacó una tirada, que se vendió con rapidez. De dicha edición solo se pueden encontrar ejemplares en bibliotecas públicas o a la venta en Internet por precios que rondan los 100 euros. Renacimiento dio una gran alegría al rescatar un libro venerado y, de paso, reivindicar la obra de la escritora.
Francesc Miró: El entusiasmo, de Remedios Zafra (Anagrama, 2017)
Cualquier persona que se haya dedicado a un trabajo creativo de la naturaleza que sea –y este, el de escribir, es uno de ellos–, habrá leído pocos ensayos que le devuelvan una imagen deformada de sí misma tan brutal y tan honesta.
Remedios Zafra, que por este libro ganó el Premio Anagrama de Ensayo, ofrece en El entusiasmo una panorámica absolutamente brillante de la creatividad en el siglo XXI. Radiografía de un estado de la cuestión en plena era digital y colapso ambiental. Y lo hace con un lenguaje que no carga las tintas en la crítica al sistema inane, sino que ofrece las claves para construir entre todos y construirse en sociedad combatiendo la precariedad y, lo que es peor, la soledad de nuestros tiempos.
Francesc Miró: Actos humanos, de Han Kang (:Rata_, 2018)
Han Kang se hizo un hueco en nuestras estanterías con La vegetariana, pero poco después publicó otro libro que, por lo que fuere, pasó más desapercibido cuando venía a poner en solfa un talento desbordante que superaba incluso la novela con la que había ganado el Man Booker Prize.
Actos humanos resultó ser una aproximación particularísima a la ficción histórica que recordaba la masacre de Gwangju, en Corea del Sur. Un levantamiento popular sucedido en 1980, que fue sofocado brutalmente por el ejército surcoreano causando miles de víctimas mortales. Kang lo hacía desembarazándose de los límites del género histórico para poner en boca de personajes fantasías y aproximaciones en primera persona a un hecho que ella no vivió. Moviéndose hábil y evitando, como reclamaba Olga Tokarczuk en su discurso del Nobel, cualquier etiqueta.
José Antonio Luna: Fariña, de Nacho Carretero (Libros del K.O., 2015)
El 80% de la cocaína que llegaba a Europa lo hacía por las costas de Galicia, y todo formaba parte de un plan perfectamente orquestado entre clanes, narcos y políticos. Y se ha escrito al respecto, pero pocos reportajes como el de Nacho Carretero ilustran tan bien cómo los gallegos pasaron del contrabando de tabaco a establecer relaciones directas con el cártel de Cali. "En Galicia no ha habido ni un solo partido político que no haya sido financiado por los narcos. Ni uno solo", dijo el periodista.
Gracias a la venta de la droga surgieron grandes capos como Sito Miñanco, Laureano Oubiña o Los Charlines. Con el "oro blanco" también se pagaron fiestas de pueblos o equipos de fútbol, todo fruto de una impunidad legislativa a la que no se pondría fin hasta la llegada de la operación Nécora. El libro de Carretero fue noticia por algo más: por el secuestro cautelar a petición de un exalcalde de O Grove que aparecía en sus páginas. Al final, a juzgar por el resultado, toda la polémica repercutió a favor de la obra.
José Antonio Luna: El algoritmo del amor, de Judith Duportail (Contra, 2019)
Tinder nació en 2012 y, queramos o no, se ha convertido en una de las apps más importantes de la década. A través de ella millones de personas conectan, chatean o quedan para tener una cita. Es la marmita dorada del amor, con todas las consecuencias positivas (y negativas) de ello. Pero ¿qué esconde su algoritmo? La periodista Judith Duportail lo investigó y descubrió que el azar de Tinder es solo un espejismo.
Como si de un algoritmo de Black Mirror se tratara, cada usuario tiene un ranking de 'deseabilidad' en función del cual es emparejado con unas personas u otras. Además, la app se guía según la lógica patriarcal y, por ejemplo, incita al match entre hombres maduros y mujeres jóvenes. El libro de Duportail es una delicia. No solo nos descubre algunos de los secretos más blindados y explica por qué estamos engañados con qué es el amor en la era de Tinder, sino que aborda todos los conflictos humanos derivados de estar registrado en la aplicación: pensamientos tránsfugas, episodios de tristeza y masturbaciones mentales y sexuales.
Laura García Higueras: Desenfocadas. Cineastas españolas y discursos de género, de Barbara Zecchi (Icaria, 2014)
Carmen Pisano, Anaïs Napoleon, Margarita Alexandre, Ana Mariscal, Cecilia Bartolomé, Josefina Molina, Pilar Miró. Son solo algunas de las cineastas españolas que Barbara Zecchi recoge en este valioso y, por desgracia, singular volumen.
El cine ha desenfocado la realidad de las mujeres, ya sea por su representación estereotípica en la pantalla o su absoluta ausencia de la historiografía, y por ello este trabajo en el que las directoras invisibilizadas ocupan por fin el espacio que merecen en los manuales de historia de nuestro cine resulta tan sumamente imprescindible. El libro abarca cuatro generaciones de realizadoras, estando compuesta la última por figuras más actuales como Inés París, Isabel Coixet o Patricia Ferreira.
Miguel Ángel Villena: Limónov, Emmanuel Carrère (Anagrama, 2012)
El personaje de este libro, que oscila entre el relato novelado y el reportaje periodístico, parece surgido de la imaginación calenturienta de Carrère, pero es absolutamente real.
A través de este protagonista estrafalario, ambiguo y amoral, el escritor francés traza un panorama de la historia del mundo en las últimas décadas, desde los tiempos del bloque soviético hasta Nueva York pasando por las guerras de los Balcanes. Un relato trepidante y cautivador, que atrapa como si fuera un thriller y que descubrió a uno de los grandes autores de la no ficción novelada.
Miguel Ángel Villena: Patria, Fernando Aramburu (Tusquets, 2016)
La novela-río que la historia del País Vasco marcada por la existencia del terrorismo estaba esperando desde hace tiempo. Una larga y ambiciosa narración donde Aramburu, un escritor vasco residente en Alemania, destripa a toda una sociedad que convivió durante décadas con ETA.
Una magistral galería de personajes, abordados sin maniqueísmos y con un deliberado propósito de no juzgar las conductas, compone un retrato complejo y plural, emotivo y analítico a la vez. El impresionante éxito editorial de Patria se explica en buena medida por la necesidad que millones de personas tenían de leer esta historia.