Arranca con los filósofos de la antigüedad clásica, como Tales de Mileto o Heráclito, y llega hasta la edad contemporánea con Simone de Beauvoir o Ferdinand de Saussure.

Este "diccionario" filosófico tampoco pretende ser un libro sesudo, sino más bien un pequeño glosario que pueda servir como puerta de entrada a conocer ciertos autores (o reflexiones de estos). Por eso, es válido tanto para novatos como para expertos que busquen refrescar la memoria con un solo vistazo a estos gráficos. Porque, gracias a ellos, podemos aprender a filosofar sin la necesidad de ser, como diría Nietzsche, superhombres. Repasemos siete conceptos de los muchos que podemos hallar entre sus páginas.

1. Todo fluye ('Panta rei')

Heráclito

La frase "no podemos bañarnos en el mismo río" la hemos escuchado infinidad de veces. Pero ¿qué significa exactamente? Que todo está en constante cambio y que esta es la esencia misma del universo. Y no solo del cosmos, también de las personas y todas las cosas en general, ya sean árboles o animales: existe un mecanismo del "devenir" por el cual se rige la vida. Su responsable fue Heráclito, un filósofo tan reservado y huraño que llegó a ser apodado como "el oscuro".

2. Idea

Platón

¿Qué es un triángulo perfecto? Todos en nuestra cabeza tenemos su imagen a pesar de que los ejemplos superiores no se corresponden con ella. Para Platón esto respondería a una realidad experimental a la que solo se puede llegar mediante el uso de la razón. Los sentidos nos engañan, pero en el mundo de las ideas, que es donde hemos formado la de "triángulo perfecto", su concepto permanece inmutable.

Esto se podría aplicar a todo: la "idea de flor", la de "árbol", la de "caballo"… Somos capaces de construir un caballo con cubos de madera porque tenemos la idea del animal en nuestra cabeza, que sería la verdadera frente a las réplicas que nos ofrecen nuestros limitados sentidos.

3. La navaja de Ockham

Guillermo de Ockham

La navaja de Ockam abriría la puerta a la filosofía moderna, donde el sujeto se convierte en el núcleo de la conciencia. Para él no existen conceptos universales, tales como "ser humano" o "animal", sino que serían entes abstractos inventados por nosotros que no servirían para explicar el día a día. Lo que en realidad se buscaba era separar la filosofía como ciencia de la teología, que precisamente basa su saber en la existencia de entes universales como Dios.

4. Pienso luego existo ('Cogito ergo sum')

René Descartes

Para Descartes, la única verdad irrefutable es que somos seres pensantes y que, como consecuencia, existimos. Este es el principio absolutamente cierto que daría inicio la filosofía moderna. Puede que todo lo que vemos sea un sueño: los libros, las matemáticas e incluso nuestro propio cuerpo. Pero queda algo de lo que no se puede dudar: de que existe una conciencia con capacidad para dudar.

5. Burguesía y proletariado

Karl Marx

Según Adam Smith, hay una "mano invisible" encargada de regular el libre mercado y la búsqueda del beneficio individual, por lo que el Estado no debería intervenir. Pero para Marx es todo lo contrario. El autor de Manifiesto comunista señala que la libre competencia, en realidad, lo que provoca es una división entre ricos y pobres. O, lo que es lo mismo: entre la clase capitalista (quien tiene los medios de producción y las materias primas) y la clase trabajadora (la mano de obra). Por tanto, para evitar esta división, los medios de producción deberían ser de propiedad pública y no privada.

6. Nihilismo

Friedrich Nietzsche

La revolución industrial cambió el mundo tal y como se conocía hasta entonces. Trajo una nueva forma de concebir la producción, pero también nuevos problemas asociados a esta como la contaminación o las condiciones de trabajo. Se empezó, por tanto, a desmontar la idea de que el progreso tecnológico estaba asociado a un progreso social, y en este contexto es donde llega la época del nihilismo para Nietzsche.

Es una era definida por la pérdida de propósito de los seres humanos, anteriormente guiados por valores tradicionales como la Iglesia. Pero ahora "Dios ha muerto", y solo quedan dos opciones: ser un nihilista activo y crear valores nuevos en los que apoyarse; o ser un nihilista pasivo y perder la voluntad de vivir.

7. Feminismo y género

Simone de Beauvoir y  Judith Butler

Por desgracia, la mayoría de la historia de la filosofía occidental está escrita en masculino y tenemos que esperar hasta bien entrada la edad contemporánea para encontrar pensadoras como Simone de Beauvoir. Se encargó de definir el feminismo como un movimiento para denunciar el privilegio de lo masculino y las relaciones de poder patriarcal, proponiendo como alternativa una sociedad basada en la igualdad de género que se alcanzaría a través de diferentes olas para, finalmente, abandonar el falocentrismo.

En este sentido también se pronunciaría la filósofa estadounidense Judith Butler, que habló del género como una construcción social que a menudo acarrea significados ocultos negativos para las mujeres. Ocurre, por ejemplo, cuando se habla de ellas como "más emocionales", afirmación que escondería otro razonamiento: que son ilógicas.