El anuncio de los nominados en su categoría, todos hombres blancos, provocó una campaña de indignación que recogía la crítica a los Oscar de hace algunos años con el hashtag #BaftasSoWhite. Incluso llegaron a plantear que la ceremonia de este año se enfrentase a un boicot por incidir de nuevo en esta tendencia.

"No creo que nadie quiera una limosna o un trato de preferencia, aunque eso es lo que nos damos cada año", continuó Phoenix. "La gente solo quiere ser reconocida, apreciada y respetada por su trabajo". "Me da vergüenza decir que soy parte del problema porque no he hecho todo lo que estaba en mi mano para asegurarme de que los sets donde trabajaba fueran inclusivos. ", continuó.

"Tenemos que hacer el esfuerzo de comprender verdaderamente el racismo sistémico. Es una obligación para las personas que han creado, perpetuado y se han beneficiado de este sistema de opresión ser quienes lo desmantelen. Y eso depende de nosotros", sentenció el puertorriqueño con su primer Bafta en la mano. Anteriormente había sido nominado, pero nunca premiado, por Gladiator, En la cuerda floja y The Master.