Los autobuses de Sao Paulo continuaron este viernes, por segundo día consecutivo, funcionando a medio gas en el marco de una paralización convocada por los sindicatos y que ha generado diversos trastornos en la ciudad más poblada de Brasil.
Decenas de autobuses vacíos de diversas empresas echaron el freno en el centro de Sao Paulo, una de las zonas más transitadas de la ciudad, en cuya área metropolitana viven más de 21 millones de personas.
Allí se concentraron también este viernes decenas de trabajadores para protestar contra una posible reducción de la flota de autobuses en la capital paulista, un hecho que los sindicatos creen que podría poner en riesgo puestos de trabajo tanto de conductores como cobradores.
Tras el paro iniciado la víspera, que generó numerosos atascos a última hora de la tarde y dificultó la vuelta a casa de miles de trabajadores, los sindicatos llamaron a la huelga este viernes, pero la justicia determinó el funcionamiento del 70 % de la flota de autobuses en los horarios de pico y el 50 % en el resto de horarios.
En caso de incumplimiento, serán obligados a pagar 100.000 reales (unos 25.000 dólares) por día.
"Esta es la primera protesta, tenemos diversas ideas de como crear problemas en la ciudad. Si piensan en despedir a los cobradores, ningún autobús saldrá del garaje", advirtió el presidente del sindicato Sindmotoristas, Valdevan Noventa, en un acto en Sao Paulo.
El autobús es el principal medio de transporte de millones de brasileños en Sao Paulo, adonde diariamente se desplazan trabajadores de los más de 30 municipios de su región metropolitana. Por ello, el paro parcial de autobuses afectó principalmente a los trabajadores de regiones periféricas de Sao Paulo, donde el metro no siempre llega y el autobús es el principal medio para llegar a sus casas.