La lira siria cayó ante el dólar esta semana y alcanzó su valor mínimo desde el estallido del conflicto en 2011, a pesar de que la violencia ha remitido en gran parte de Siria, pero la economía sigue acarreando las consecuencias de más de ocho años de guerra y la reconstrucción se paga precisamente en dólares.
En el mercado negro, la lira siria cotiza en estos momentos en torno a 660 frente al dólar estadounidense, mientras que el cambio oficial del Banco Central es de 434 liras por un dólar y ha permanecido estable en ese valor desde 2016, dice a Efe Ali Jaled, encargado de una casa de cambio de Damasco.
Jaled agrega que los ciudadanos cambian en el mercado negro y los precios se basan en ese valor extraoficial, lo cual ha repercutido considerablemente en los bolsillos de los sirios, que antes de la guerra obtenían un dólar por 50 liras.
El economista sirio Shauqui Mohamed explica a Efe que "la lira siria ha sufrido una nueva caída después de una relativa estabilidad durante dos años consecutivos y ha llegado a su mínimo (frente al dólar) desde 2011".
Según el experto, la moneda ha ido perdiendo valor desde el mes de abril y tocó fondo en los pasados días, superando su récord mínimo registrado en 2016, cuando se desplomó hasta 637 liras sirias por un dólar y causó el aumento de los precios de todos los bienes de consumo.
Según Mohamed, la caída se debe a las consecuencias de ocho años de guerra, además de las "presiones políticas internacionales", en referencia a las sanciones occidentales sobre Siria.
También señala como factores detrás del descenso la "falta de confianza en la moneda local por su inestabilidad, que ha llevado a una alta demanda de divisas" y "la mayor parte de los intercambios comerciales que se realizan en dólares".
Por su parte, el profesor de Economía, Energía y Petróleo, Nofal Nuraldín Safar, considera que, entre las razones más destacadas, figuran "la especulación con la lira", el "contrabando de bienes" a través de las fronteras sirias y "el aumento de la demanda del dólar en el mercado local para asegurar las importaciones".
Entre las mercancías que se pagan con billetes verdes están los materiales necesarios para la reconstrucción del país, destruido por los combates, así como la maquinaria, equipos y herramientas que los sirios están importando para volver a poner en marcha sus industrias y negocios, después de años de parón.
La economía se está reactivando en algunas zonas del país, sobre todo aquellas que se han estabilizado después de que las autoridades recuperaran su control en los pasados años, como la ciudad de Alepo, tradicional centro comercial e industrial, y la capital, que se salvó de los combates y bombardeos salvajes.
La Feria Internacional de Damasco, que fue clausurada ayer, atrajo a 1.500 empresas, la mayoría extranjeras de 38 países diferentes, y fue escenario de una cierta apertura y acercamiento al Gobierno de Bachar al Asad, que había permanecido aislado desde 2011, aparte de sus relaciones con Rusia e Irán.
Pero muchos mantienen el veto sobre Al Asad, como la Unión Europea, que prorrogó hasta el 1 de junio de 2020 las sanciones en vigor contra 270 personas y 70 entidades vinculadas con su régimen, al considerar que "la represión contra la población civil no ha remitido", además del embargo de petróleo y restricciones a determinadas inversiones en Siria y a exportaciones al país.