Cablescom, la compañía aragonesa dedicada a la fabricación de cables de telecomunicaciones, ha colocado este martes una cámara termográfica a las puertas de sus instalaciones para medir la temperatura a los cerca de 200 trabajadores que permanecen en la planta.
El dispositivo, del tamaño de una tableta digital, se ha ubicado en la entrada de la fábrica del polígono de Malpica, en Zaragoza, y permitirá detectar si alguno de los empleados alcanza los 37,5 grados de temperatura, uno de los síntomas que presenta el coronavirus.
En una pantalla aparecerá una imagen de infrarrojos del cuerpo de los empleados y su temperatura corporal, mientras que un semáforo les indicará por colores si pueden incorporarse al turno de trabajo.
La instalación de la cámara reducirá el tiempo de acceso a las instalaciones y evitará el acercamiento social, ya que hasta ahora los empleados estaban siendo sometidos a pruebas de temperaturas que realizaba el conserje.
"Es más higiénico, más rápido y más eficaz", ha explicado a Efe la directora ejecutiva de la compañía, Verónica Iliescu.
Se trata de la última decisión implantada por la compañía, que ya empezó a tomar medidas de seguridad a principios de marzo, antes de que se decretara el estado de alarma, ya que parte de su capital pertenece a inversores de China, donde se produjo el brote de la Covid-19.
"Estuvimos viviendo con nuestros compañeros ya la crisis y nos dimos cuenta de que pronto o tarde llegaría también a Europa", ha indicado Iliescu.
Fue en ese momento cuando decidieron adelantarse y empezar a solicitar informes de temperatura a sus trabajadores, a repartir geles para manos y superficies entre la plantilla, así como a realizar desinfecciones de las áreas comunes de la fábrica.
Después, entregaron a los empleados mascarillas, pantallas y gafas de seguridad para que pudieran continuar prestando su trabajo con seguridad, ya que las telecomunicaciones son uno de los sectores que están contemplados como excepción en el decreto del estado de alarma, publicado el 14 de marzo.
"No hemos parado en ningún momento porque somos un servicio esencial", ha explicado la directora ejecutiva de Cablescom, que se ha encargado en las últimas semanas de proporcionar material a las teleoperadoras de toda Europa.
La empresa cuenta con una plantilla de cerca de 250 empleados, de los cuales el 30 % puede realizar teletrabajo, mientras que el resto tiene que acceder de forma presencial a la fábrica para la fabricación de los cables.
Para garantizar las condiciones anímicas de los trabajadores, la dirección ha decidido implementar otras iniciativas como mostrar mensajes de ánimo en pantallas de televisión o poner música por megafonía durante los turnos. "Si vienen con miedo a trabajar, van a estar inquietos", ha señalado Iliescu.
De acuerdo a los datos de la directora ejecutiva, la compañía ha logrado mantener en marzo su volumen de ventas habitual, de entre cuatro y cinco millones de euros mensuales, gracias a los suministros que ofrecen a las compañías de telecomunicaciones.
"En marzo hemos tenido una entrada muy fuerte de pedidos", ha explicado Iliescu, quien ha puesto el foco en las necesidades tecnológicas que ha supuesto el aumento del teletrabajo, la enseñanza online o la demanda de entretenimiento.
La compañía oferta varios productos, desde de cables de cobre hasta de fibra óptica, para cerca de 50 países de todo el mundo.