¿Participar o no participar en una misión internacional promovida por Estados Unidos en el estrecho de Ormuz? La cuestión ha provocado en Alemania uno de los choques ministeriales más importantes vividos en el Gobierno de Angela Merkel.
El mes pasado, el ministro germano de Asuntos Exteriores, el socialdemócrata Heiko Maas, frenaba el aparente paso firme de Annegret Kramp-Karrenbauer, la conservadora 'heredera' de Merkel y ministra de Defensa de Alemania. Al contrario que Maas y otros responsables socialdemócratas del gobierno de 'gran coalición' alemán, la titular de Defensa no decía que 'no' a participar en la iniciativa militar propuesta por la administración Trump para el estrecho de Ormuz.
La Casa Blanca pidió la implicación militar alemana, tratando de incluir así a Berlín en su política de "máxima presión" contra Irán. Pero en Alemania, al igual que en Francia, quieren salvar lo que queda del acuerdo nuclear iraní alcanzado en julio de 2015. Con dicho acuerdo, los Estados Unidos de Barack Obama, Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia y China paralizaron el desarrollo del programa nuclear iraní. A cambio se supone que esos países abrirían a Teherán las posibilidades del comercio internacional.
Después de que Trump retirara el año pasado a su país de ese acuerdo para poner en marcha su política “máxima presión” y prometiera “sanciones” a quienes negociaran con Irán, en Europa todavía no han dado su brazo a torcer. La UE, según la expresión de Federica Mogherini, alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, consiste en “máxima templanza y evitar cualquier tipo de escalada militar".
Con esas ideas en mente se declaraba "operacional" en junio el Instrumento para el Fomento de los Intercambios Comerciales (INSTEX) de la Unión Europea, una herramienta supuestamente construida para evitar las represalias estadounidenses a la hora de hacer negocios con Irán. Ese útil comercial fue creado a principios de este año, después de un 2018 en el que ya se notaban los efectos económicos de la "máxima presión" de Washington sobre Irán y quien quisiera hacer negocios con el país persa.
Golpe a las economías europeasEn 2018, las relaciones comerciales entre Irán y Alemania cayeron, en términos económicos, un 7% respecto a 2017. Totalizaron 3.150 millones de euros, de los cuales las exportaciones alemanes representaron unos 2.700 millones de euros. Irán importó a Alemania por valor de 440 millones de euros, según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán.
En dicho ministerio valoran que "la retirada de Estados Unidos del PAIC [Plan de Acción Integral Conjunto, nombre oficial del acuerdo nuclear con Irán de 2015], anunciado por el presidente Trump el 8 de mayo de 2018, y la re-imposición el 7 de agosto y el 5 de noviembre de 2018 y también el 2 de mayo de 2019 de sanciones han causado un serio impacto". En Alemania se estima que, entre enero y abril de este año, el comercio entre Alemania e Irán ha caído un 50%.
La escalada contra Irán planteada por Estados Unidos y el Reino Unido tras el secuestro de embarcaciones en el estrecho de Ormuz no contribuye en modo alguno a la marcha de una economía germana dependiente de sus exportaciones globales y que ahora se enfrenta a un serio horizonte de recesión.
"Por razones políticas y económicas, los alemanes siempre tratan de hacer cualquier cosa para evitar la escalada”, dice a eldiario.es Olaf Boehnke, analista en Berlín de la consultora internacional Rasmussen Global, una firma fundada por Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la OTAN entre 2009 y 2014. Para él, no hay que perder de vista los muchos factores internacionales que están generando complicaciones económicas globales. Las hay desde "las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China hasta el Brexit, que según algunas estimaciones costará un 1,5% del PIB a Alemania si se produce sin acuerdo", según Boehnke.
Las relaciones comerciales franco-iraníes también se han visto seriamente perjudicadas por el clima impuesto por la "máxima presión" de Trump. De acuerdo con datos del Ejecutivo francés, entre 2015 y 2017, la exportaciones francesas a Irán se vieron casi triplicadas. Pasaron de significar 562 millones de euros a alcanzar los 1.501 millones de euros. Francia pasó de importar por valor de 66 millones de euros en 2015 a hacerlo por valor de unos 2.300 millones de euros en 2017. En, 2018, con Estados Unidos ya fuera del PAIC y relanzando sus sanciones, las exportaciones cayeron un 42% y las importaciones un 33%.
Salvar las relaciones comerciales con IránPese a Trump, en 2017, toda la Unión Europea parecía estar beneficiándose del relanzamiento de las relaciones comerciales con Irán. Ese año la UE exportó por valor de 10.800 millones de euros e importó bienes que costaron unos 10.100 millones de euros, según datos de la Comisión Europea. Sin embargo, las estimaciones relativas a 2018 muestran ahora cifras a la baja. Hay dudas de que el INSTEX pueda salvar las relaciones comerciales con Irán.
Entre el 2 y el 4 de Septiembre de este año visitó España el responsable de Europa del Ministerio iraní de Exteriores, Mahmoud Barimani, para tratar la caída de las cifras de comercio bilateral. "Haremos lo que podamos para garantizar que no exista un embargo económico contra Irán y que las compañías europeas puedan continuar trabajando allí", señaló entonces el ministro de Exteriores y futuro jefe de la Diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell.
Borrel explicó que España estaba interesada en unirse al INSTEX para proteger sus vínculos comerciales con Irán ante las sanciones de Washington. Alrededor de 1.400 empresas españolas operan en Irán, en 2018 se exportaron mercancías por valor de 585 millones mientras que se importaron productos por 2.093 millones, de los que la gran mayoría corresponden a petróleo.
Según el periodista especializado en Oriente Medio Rainer Hermann, del prestigioso diario Frankfurter Allgemeine Zeitung, INSTEX tiene "suficientes enemigos" para haber fracasado ya. "Los Gobiernos de Estados Unidos e Israel no tienen interés en que esa herramienta especial europea esté operativa" y "pueden reducir el marco en el que INSTEX se supone que tiene que actuar". Para Hermann, además, en Europa sigue habiendo el miedo a las posibles sanciones de Trump, más allá de que INSTEX es, aparentemente, útil para "pequeñas transacciones" comerciales.
De ahí que el presidente francés, Emmanuel Macron, forzara la presencia del jefe de la diplomacia iraní, Mohamad Javad Zarif, en la reciente cumbre del G7 organizada en Biarritz. Sobre la mesa, según recordaba recientemente Hermann en una contribución para la página web de la radiotelevisión exterior Deutsche Welle, Macron expuso la idea "de establecer una línea de crédito de unos 13.600 millones de euros para permitir a Irán pagar la importación de bienes de necesidad urgente".
Aunque hayan sido muy comentados los gestos e iniciativas de Macron, no se puede decir que, de momento, hayan servido para frenar la degradación de las relaciones comerciales con Irán debido a un contexto internacional marcado por la hostilidad que muestra Trump hacia Teherán. De lo contrario, Ali Akbar Salehi, director de la Agencia Nuclear Iraní, no habría reprochado, a la Unión Europea, como hizo el pasado domingo, haber "fracasado al hora de cumplir sus promesas". A estas alturas, Irán tampoco parece estar interesado en mantener las suyas. A principios de mes, el país persa levantó los límites al programa nuclear de su país.