El Banco de Japón (BoJ) optó este jueves por mantener intacta su política monetaria, resistiéndose a la tendencia de otros bancos centrales que han adoptado medidas adicionales para estimular el crecimiento en el actual contexto de incertidumbre.
Al término hoy de su reunión de dos días sobre política monetaria, el banco central japonés decidió, por 7 votos a favor y 2 en contra, mantener su tasa de interés de referencia a corto y medio plazo del -0,1 % para los depósitos de los bancos, y un control de la curva de rendimientos para mantener en torno al 0 % los tipos a largo plazo.
La entidad optó, además, por continuar con su programa de compra masiva de activos "de manera flexible" para que el remanente se incremente a un ritmo anual de 80 billones de yenes (unos 670.000 millones de euros ó 740.000 millones de dólares) y alcanzar, en un momento no especificado, su meta de situar la inflación en el 2 %.
El BoJ reconoció que la subida del índice de precios de consumo (IPC) del país se sitúa actualmente "en torno al 0,5 %", pero pese a ello, su previsión de inflación se mantienen "más o menos sin cambios".
La decisión del BoJ se adoptó horas después de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunciara un nuevo recorte de tasas de interés en respuesta a su prolongada disputa comercial con China, y después de que el Banco Central Europeo (BCE) recortara los tipos de interés por primera vez en más de tres años la semana pasada.
El banco central nipón indicó en su informe que tiene intención de continuar con el programa de estímulos adoptado en 2013 "tanto tiempo como sea necesario" para perseguir su esquivo objetivo, y que seguirá "expandiendo su base monetaria hasta que el incremento interanual del IPC exceda el 2 % y se mantenga de forma estable".
La entidad reiteró que planea mantener su actual política de tipos negativos "al menos hasta la primavera de 2020, teniendo en cuenta las incertidumbres sobre la actividad económica y los precios, incluidos la evolución de las economías extranjeras y los efectos de la prevista subida del IVA" en el país a partir de 1 de octubre.
El BoJ señaló también que, pese a verse afectada por la desaceleración económica de otros países, prevé que la economía japonesa siga "una tendencia de expansión moderada".
Algunos analistas esperaban que el BoJ siguiera la tendencia de cambios global, mientras que otros consideraban que no se dejaría llevar por la corriente con el fin de jugar sus cartas en caso de que la economía de Japón se viera seriamente afectada por el alza del IVA o dañada por los conflictos comerciales mundiales.