Vonovia, el gran tenedor de vivienda golpeado por la corrupción en Alemania

No fue un martes cualquiera para los responsables de Vonovia, la mayor tenedora de vivienda de Alemania – y por ende de Europa – con unas 500.000 viviendas. Amanecieron sorprendidos al saber que en las oficinas de la compañía se estaba produciendo un “mega-registro”, según los términos que emplearon los medios de comunicación para explicar las pesquisas de las autoridades.

El presidente de la compañía, Rolf Buch, decía que en la firma estaban en “estado de shock” al saber que un puñado de trabajadores había estado sacando tajada por su cuenta de las actividades de su empresa.

Según ha trascendido en la prensa – los primeros en informar del caso fueron el diario Süddeutsche Zeitung y la radio-televisión pública regional SWR – en este escándalo hay “indicios de soborno, fraude y evasión fiscal”.

Esos indicios deben de ser lo suficientemente serios como para justificar la detención de cuatro empleados. De ellos se sospecha que se dejaron sobornar por empresas constructoras y por negocios de reformas para la adjudicación de contratos.

Otra cosa que se sospecha que habría hecho este grupo de empleados es manipular cantidades en facturas por servicios no prestados que habrían dado lugar a pagos. Esos pagos, supuestamente, formaban parte del particular 'botín' que se repartían entre los compinchados, según las explicaciones expuestas en la prensa alemana esta semana.

Buch hablaba al tener constancia de las pesquisas de un comportamiento “inaceptable” que va “en detrimento” de “Vonovia”. Todavía no se sabe cuánto dinero habrían logrado llevarse los acusados de hacerse con esas 'ilegítimas pagas-extra'.

Pero a Vonovia le pesa económicamente este escándalo de corrupción desde que comenzaron a entrar policías e investigadores en sus instalaciones, con una caída de su valor en Bolsa.

Tanto es así que el pasado martes caía el valor de las acciones de Vonovia más de un cinco por ciento. Al final de esta semana, el valor del título de la empresa estaba lejos de recuperarse. El lunes, el precio llegó a estar en 23,75 euros pero al final de la semana la acción se ha quedado 18,72 euros. No hay otras malas noticias que expliquen este bajón bursátil de la empresa, cuya capitalización de mercado se calcula en unos 19.000 millones de euros.

Esa cifra da cuenta del tamaño de Vonovia. También lo hace el que, en el marco de la investigación todavía en curso se registraran instalaciones de la empresa en los Länder de Renania del Norte-Westfalia (oeste germano), Baden-Würtemberg (suroeste), Hamburgo (norte) y Sajonia (este). Un total de cuarenta edificios fueron registrados por las autoridades en el “mega-registro” del que hablaba la prensa.

Para las cuestiones de orden fiscal asociadas al caso, hubo registros en las ciudades de Düsseldorf, Bochum y Münster, tres importantes urbes del estado federado de Renania del Norte-Westfalia.

La prensa económica ha visto a Vonovia creciendo de forma “agresiva” de un tiempo a esta parte. En 2021, Vonovia compró, de hecho, otra gran empresa tenedora de vivienda: Deutsche Wohnen. Esta operación recibió críticas por su potencial a la hora de alterar el funcionamiento del mercado, al crear el gigante inmobiliario en que se ha convertido Vonovia.

Como buen bastión del capitalismo alemán, la compañía cotiza en el DAX, el principal índice bursátil teutón, que reúne a las 40 mayores firmas de Alemania.

Vonovia cuenta con, según los datos de la propia empresa, 10.000 trabajadores. Entre ellos no han de figurar ya los cuatro detenidos, contra los que se han tomado “medidas”, dicen en la empresa. Contra ellos también se “presentarán cargos”, según informaba Vonovia.

Por su tamaño y poder en el mercado, Vonovia suele centrar las críticas de las asociaciones de inquilinos. Se reprocha a la empresa de un tiempo a esta parte su reciente decisión de no lanzarse en la construcción de nuevos proyectos inmobiliarios pese a que en Alemania sufre carestía de vivienda, especialmente grandes ciudades como Berlín.

Al margen de esas críticas, y seguramente para no ser acusados de pasividad ante el último frente abierto para la empresa, Buch y compañía se han puesto en manos de la consultora Deloitte para esclarecer cómo ha podido ocurrir un escándalo que, desde luego, viene a ensombrecer un año que no había empezado mal para Vonovia.

Porque Berlín, precisamente donde su recientemente adquirida Deustsche Wohnen era fuerte, parece alejarse del todo de la idea aprobada en referéndum por los capitalinos alemanes de expropiar a los grandes tenedores de vivienda. Ocurre que las elecciones por el Ayuntamiento de Berlín, repetidas el pasado mes febrero por los garrafales errores de organización cometidos el pasado 27 de septiembre de 2021 – el mismo día que el citado referéndum –, han dejado al partido izquierdista Die Linke lejos de poder implementar dicha expropiación.

Die Linke es el único partido que ha apoyado y aún apoya la expropiación. Tras la cita electoral de 2021, Die Linke formaba parte de una coalición de izquierdas liderada por la socialdemócrata Franziska Giffey y en la que también participaban Los Verdes. Giffey, sin embargo, salió derrotada de la repetición electoral de febrero y ahora está negociando con la conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU) para formar una 'gran coalición' con la que gobernar Berlín. La CDU es, como Giffey y su Partido Socialdemócrata de Alemana (SPD), más bien alérgica a la idea de la expropiación.

La evolución política en la capital alemana permitía respirar tranquilos a Buch y demás directivos de Vonovia. Así lo hicieron estos días atrás, hasta que hubo que abrir las puertas de la empresa a policías e investigadores a cuenta del que parece ser uno de los más sonados escándalos de corrupción que por lo visto se recuerdan en el mercado inmobiliario teutón.