La Fiscalía de Stuttgart ha impuesto este martes una multa de 870 millones de euros a Daimler, fabricante entre otros de Mercedes-Benz, por manipulación de las emisiones contaminantes de sus vehículos.
La decisión cierra el procedimiento abierto contra Daimler, ya que la compañía ha asegurado tras conocer la multa que no va a presentar alegaciones, con lo que también evita un proceso judicial.
La fiscalía argumenta que las incongruencias entre las emisiones reales de óxidos de nitrógeno (NOx) de ciertos modelos diésel del fabricante y los niveles que Daimler había consignado implican a su juicio un "incumplimiento negligente de la obligación de supervisión de la de dirección".
La compañía logró así, prosigue la fiscalía en su comunicado, que los modelos diésel obtuvieran el permiso de circulación pese a no cumplir en parte con los límites de emisiones.
La investigación comenzó con la llamada a talleres con la que la Oficina Federal de Vehículos a Motor (KBA) obligó a revisar 684.000 vehículos de Daimler, medida contra la que la compañía presentó alegaciones.
El fabricante explicó este martes que la decisión de la fiscalía no tendrá repercusiones en los resultados empresariales del tercer trimestre.
Daimler se suma así a otros fabricantes de automóviles alemanes que han sido sancionados por el escándalo de la manipulación de las emisiones de gases contaminantes, asunto que comenzó en 2015 en el grupo Volkswagen y que desde entonces se ha extendido a otras marcas.
El grupo Volkswagen ha tenido que pagar multas de más de 2.000 millones de euros, incluidas las que se han impuesto a sus filiales Audi y Porsche. A Bosch, un importante proveedor de componentes, se le impuso una de 90 millones de euros.