El tiempo se va agotando y los números aún no dan para cubrir la plaza que se quedará libre el 1 de enero de 2024 en la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Los grandes de la UE, Francia y Alemania, se están haciendo de rogar y la vicepresidenta española Nadia Calviño aguarda el posicionamiento de esos países, que será clave para su futuro. Calviño aspira a la presidencia de esa institución y tiene como gran rival a la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager. Pero hay otros tres candidatos (el italiano Daniele Franco y los actuales vicepresidentes del BEI, la polaca Teresa Czerwi?ska y el sueco Thomas Östro).
Con cinco nombres sobre la mesa, es imposible que alguno de los candidatos consiga los apoyos suficientes (18 Estados miembros que representen el 68% del capital del banco). Por eso el ministro belga de Finanzas, Vincent van Peteghem, ha instado a los grandes países a posicionarse para allanar el camino. Al belga le corresponde ordenar el proceso de sucesión del BEI como presidente rotatorio de la junta de gobernadores de la institución y ha reconocido que este jueves, en la cita con sus homólogos de la UE, informará sobre "el estado" del proceso y meterá algo de "presión".
"Es importante que los grandes accionistas dejen clara su posición", ha dicho Peteghem, que se ha mostrado "convencido" de que una vez que lo hagan se dará un impulso a la decisión para que se "avance rápido". "El tiempo se está acabando", ha reconocido a su llegada a la reunión del Eurogrupo, al mismo tiempo que no espera que en el encuentro de este jueves se den "pasos formales".
El ministro belga ha admitido que "por el momento" los grandes países no le han hecho llegar sus preferencias, a pesar de que el alemán, Christian Lindner, aseguró que ya había una decisión tomada en el seno del Gobierno tripartito de Olaf Scholz, donde los socialdemócratas se inclinaban por Calviño mientras que los liberales apostaban por la danesa Vestager. La elección de la vicepresidenta del Bundesbank, Claudia Buch, en detrimento de la española Margarita Delgado para el supervisor bancario europeo se interpretó como un guiño hacia Alemania en esa carrera.
Francia tampoco ha adelantado sus planes. Lo que ha asegurado Calviño es que la competición por albergar la sede de la Autoridad de la Unión Europea para la lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo (AMLA, por sus siglas en inglés) no será una moneda de cambio por el BEI. España presentó formalmente la candidatura de Madrid, que se enfrenta a París, Viena o Fráncfort.
La vicepresidenta española ha asegurado que "el Gobierno ha estado comprometido con la candidatura de Madrid". De hecho, se presentó oficialmente este martes en Bruselas por parte del secretario general del Tesoro y Financiación Internacional, Carlos Cuerpo; el director general de Economía de la Comunidad de Madrid, Juan Manuel López Zafra; y el director general de Relaciones Internacionales del Ayuntamiento de Madrid, José Francisco Herrera. "La candidatura de Madrid es fuerte y la hemos apoyado", ha expresado en respuesta a las preguntas de los periodistas. "Confirmo que se trata de dos procesos que no tienen relación", ha agregado sobre su carrera por el BEI.
Calviño ha evitado pronunciarse sobre el proceso o la necesidad de que se retire alguno de los candidatos para que el proceso salga adelante. "Es importante que una institución tan importante tenga su presidente el 1 de enero", ha señalado: "No me corresponde a mí valorar las decisiones de los demás candidatos". "La candidatura de España es fuerte y tenemos fuertes apoyos", se ha limitado a decir Calviño, que esperaba que la decisión se hubiera tomado en la reunión de ministros de Economía de Santiago de Compostela, donde se presentaron el resto de candidatos, y después en el Ecofin de Luxemburgo, pero el proceso se ha ido dilatando.
A Calviño, en tanto y cuanto ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, que es a quien corresponde pilotar las negociaciones de los 27, también se le están resistiendo las nuevas reglas fiscales. Su intención era presentar una propuesta legal para el nuevo Pacto de Estabilidad y Crecimiento hace un mes, pero las profundas discrepancias de los socios europeos, especialmente de Francia y Alemania, están complicando los planes.
La presidencia española ha vuelto a repartir un documento con ajustes que permitan acercar las posiciones de Alemania y Francia para tratar de perfilar los puntos más conflictivos antes de presentar el texto legislativo. Fuentes de la negociación reconocen que el asunto se dilatará al menos hasta diciembre y que puede ser necesaria una reunión extraordinaria de los ministros de Economía después de la fijada para ese mes con el objetivo de cumplir el compromiso de cerrar una posición antes de que acabe el año.
"Es evidente que se trata de un expediente extremadamente complejo con puntos de partida muy diferentes", ha reconocido Calviño: "Hemos avanzado mucho bajo la presidencia española y vamos a poder presentar una propuesta de pista de aterrizaje que pueda servir de base para lograr un acuerdo equilibrado. La presidencia española ha trabajado con una gran ambición y ha estado impulsando este trabajo".