La subida de los precios ya no es asfixiante como hace un año, pero las instituciones económicas permanecen en alerta en un momento en el que, además, la economía europea pierde impulso. Con esos mimbres, el BCE anticipa que en los próximos meses habrá un "ligero" repunte de la inflación tras haber marcado en octubre un récord a la baja desde 2021 en la UE. Más allá de la repercusión directa que tiene la inflación en los bolsillos, la inflación tiene otra derivada: la política monetaria.
"De cara al futuro, esperamos que continúe el debilitamiento de las presiones inflacionistas, aunque la inflación general podría volver a aumentar ligeramente en los próximos meses, debido principalmente a algunos efectos de base", ha señalado Lagarde en referencia a la bajada de un 11,2% de los precios de la energía. No obstante, ha admitido que la "perspectiva de inflación a medio plazo sigue rodeada de una considerable incertidumbre".
De la evolución de la inflación dependerá la política monetaria del BCE. El objetivo que se ha marcado es que la inflación subyacente (que no tiene en cuenta los precios de la energía y los alimentos tener un comportamiento más volátil) llegue al 2%. En octubre se situó en el 4,2%. "Esperamos que el mantenimiento de los tipos de interés en los niveles actuales durante un período suficientemente largo contribuya sustancialmente al restablecimiento de la estabilidad de precios", ha señalado Lagarde. El BCE subió diez veces consecutivas los tipos de interés desde julio de 2022 hasta dejarlo en un récord del 4,5%.
"No es momento de empezar a cantar victoria. Tenemos que seguir atentos a las diferentes fuerzas que afectan a la inflación y firmemente centrados en nuestro mandato de estabilidad de precios", ha agregado Lagarde en su comparecencia ante los eurodiputados en la Comisión de Economía de la Eurocámara.
También ha apremiado a la UE a establecer el nuevo marco para las reglas fiscales que establecerán el nuevo corsé financiero de los 27 a partir de enero de 2024 y cuya negociación se ha atragantado por la enorme distancia entre los países del norte, liderados por Alemania, y el resto, con Francia a la cabeza. No obstante, en la última reunión de ministros de Economía, se lograron sortear las reticencias de Alemania.
A partir de ahí, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, se comprometió a enviar una propuesta de texto legal al resto de estados miembros tras haberlo dilatado en dos ocasiones. El objetivo último del Pacto de Estabilidad y Crecimiento es alcanzar unos máximos de 3% de déficit y 60% de deuda respecto al PIB.