La primera jornada del último Consejo Europeo dejó a los líderes un sabor agridulce. Uno de los principales objetivos se cumplió al dar un espaldarazo a Ucrania abriendo las negociaciones para la adhesión a la UE tras sortear, de manera inédita, el veto de Viktor Orbán, que se ausentó de la sala para permitir la unanimidad. Pero las 16 horas de encierro acabaron sin acuerdo para otro de los asuntos clave de la cumbre: la revisión del Marco Financiero Plurianual, que requiere unanimidad.
"Veto al dinero extra para Ucrania. Veto a la revisión del MFP. Volveremos a tratar este tema el año que viene en el Consejo Europeo después de una preparación adecuada", fue el particular resumen de la noche que hizo Orbán al acabar la reunión pasadas las 2 y media de la madrugada del viernes. Tras horas de negociaciones a 26, tanto los líderes como los equipos, se alcanzó un acuerdo para la revisión del MFP, pero de vuelta a la sala, Orbán mantuvo su 'no', por lo que la decisión fue aplazar la decisión al mes de enero.
"Hungría repitió claramente que no permitirá que se aporte dinero fresco a Ucrania ni que se paguen los intereses de los fondos Next Generation. Para dar la mejor oportunidad a un resultado positivo, los líderes decidieron concluir el debate aquí en esta cumbre, y volverán a tratar el asunto en enero, dándole unas semanas más para seguir negociando", explican fuentes comunitarias. Suecia tiene que someter la iniciativa a la aprobación parlamentaria.
La negativa de Orbán deja en el aire los 50.000 millones de euros que la UE ha prometido a Ucrania hasta 2027 (17.000 en ayudas y 33.000 en préstamos). No obstante, el primer ministro de Holanda, Mark Rutte, se mostró "bastante optimista" respecto a la posibilidad de alcanzar un acuerdo con Orbán en enero. De hecho, el resto de socios tienen un 'plan B' para canalizar la ayuda en 2024 en caso de que Hungría mantenga el veto y sería hacerlo a través del sistema actual en el que la decisión es de los estados miembros individualmente y no tiene por qué haber unanimidad. Pero Rutte ha reconocido que la preferencia es hacerlo a través del propio Marco Financiero Plurianual de la UE. "Hacerlo a 26 es más difícil", ha expresado.
"Tenemos herramientas para mostrar que somos fiables y que los ucranianos pueden contar en nosotros", ha dicho el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que ha mantenido un tono conciliador con el primer ministro húngaro y ha puesto el énfasis en que se ha enviado un "mensaje poderoso" con la decisión de abrir las negociaciones con Ucrania y Moldavia, además de otorgar el estatus de candidato a Georgia.
Antes de que Viktor Orbán amenazara en las últimas semanas con bloquear la apertura de negociaciones con Ucrania para su adhesión a la UE, los 27 ya estaban preparados para una tensa y dura negociación del denominado Marco Financiero Plurianual. La Comisión Europea planteó una revisión del marco presupuestario europeo hasta 2027 que contemplaba una inyección extraordinaria de 66.000 millones de euros para estabilizar la ayuda a Kiev, reforzar la gestión migratoria o la competitividad, y hacer frente a la subida de los tipos de interés. La propuesta del gobierno de Ursula von der Leyen se topó rápidamente con las resistencias de países como Alemania y los denominados 'halcones', que rechazaban hacer nuevas aportaciones, salvo para la partida de Ucrania.
Los líderes de los otros 26 países han acercado posiciones reduciendo a un tercio (21.000 millones) el 'dinero fresco', es decir, las nuevas contribuciones nacionales para hacer frente a la gestión de la UE en los próximos cuatro años respecto a la petición que había hecho Bruselas. El 80% de ese dinero (17.000 millones) son las ayudas para Ucrania, que en total tendrá una asistencia financiera de 50.000 millones durante los próximos cuatro años (el resto serán préstamos).
Con la duda de si Orbán aceptaría el nuevo marco presupuestario, a pesar del desbloqueo de 10.200 millones la víspera del encuentro, los líderes y sus equipos han trabajado durante los días previos a la cumbre y durante horas este jueves hasta entrada la madrugada una propuesta que convenciera a todos. Por un lado, han rebajado aún más la ya de por sí mermada inyección extraordinaria, que pasó de la propuesta de los últimos días de 22.500 millones a 21.000 al filo de la media noche, tal y como adelantó Europa Press. Salvo los 17.000 millones para Ucrania, el resto de partidas (gestión migratoria, la plataforma de desarrollo de tecnologías limpias o la reserva de solidaridad) sufren reducciones significativas respecto a la propuesta inicial de la Comisión Europea.
La 'repriorización' también conlleva recortes en distintas partidas. Buena parte de la discusión ha girado en torno a partidas como los fondos de cohesión regional o la Política Agrícola Común (PAC). Habrá una reasignación de 1.100 millones de esos programas, pero el texto negociado establece específicamente que "ninguna asignación nacional de Estados miembros se verá afectada". "Hemos protegido las asignaciones nacionales de PAC y cohesión, pero en el global todos acabamos cediendo", señalan fuentes gubernamentales.
Lo que ha quedado fuera de la nueva financiación son es el incremento de los costes por la subida de los tipos de interés, que ha encarecido la deuda de programas como los fondos de recuperación. Una de las propuestas elaboradas en Madrid a instancias de la presidencia española, que asumió el inicio de las negociaciones antes de que las pilotara el equipo de Charles Michel, recogía entre 15.000 y 17.000 millones procedentes de los activos rusos congelados. No obstante, aún no hay un método que permita a la UE la utilización de los beneficios que ha generado la confiscación de ese dinero y la propuesta que Bruselas ha puesto sobre la mesa, además de que todavía tiene que ser aprobada, establece que el dinero que pueda reutilizarse (inicialmente pensando sólo en la reconstrucción de Ucrania) sean los beneficios que genere ese dinero una vez que la norma entre en vigor, es decir, que no tenga efecto retroactivo para los millones acumulados hasta ahora.