El Banco de España asegura que la inflación caería al 2,3% en 2024 si el Gobierno mantuviera todas las medidas de choque que están vigentes actualmente y que caducan al cierre de este 2023. En la actualización de sus proyecciones económicas, la institución solo contempla que el Gobierno extenderá la bajada del IVA a los alimentos y las subvenciones al transporte público y deja las subidas de precios en el 3,3, casi igual que este año.
Según calcula el equipo de economistas que dirige Ángel Gavilán, si el Ejecutivo prolongara también las rebajas a los impuestos a la electricidad y al gas, la inflación se moderaría otro punto más de media durante el próximo ejercicio, desde el 3,4% en el que acabará este año, siempre en promedio.
El Banco de España descarta este escenario por la exigencia que tendrá España de reducir el déficit (el desequilibrio de entre los ingresos y los gastos públicos) respecto al PIB por debajo del 3% con la entrada desde enero de las nuevas reglas fiscales de la UE, que se están negociando actualmente.
Sus previsiones son que los IVA de la electricidad y el gas volverán en 2024 al 21% desde el 5% actual. Y que el impuesto especial de la electricidad regresará al 5,11%, desde el 0,5%. Mientras, las rebajas del IVA de los alimentos vigentes se extenderían hasta julio del año que viene, y los descuentos en el transporte público durarían hasta el 2025. El nuevo Gobierno de coalición lo decidriá la semana que viene.
Según estos presupuestos, que no mencionan el tope al gas, el Banco de España señala que la inflación del 3,3% que proyecta para 2024 se explicará en buena parte por las subidas de los alimentos, que seguirán siendo asfixiantes. Por su parte, la energía restará a la inflación media del ejercicio que empieza en apenas un par de semanas.
Respecto al crecimiento económico, la institución lo deja en el 1,6% (2 décimas menos frente a la estimación de septiembre) en 2024. Principalmente, por la resistencia del consumo de los hogares pese al daño acumulado de las subidas de precios y de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE). Con este crecimiento, la tasa de paro solo se reducirá al 11,7%, desde 12,1% de 2023. El avance del PIB se elevaría al 1,8% en el supuesto de que se extendieran todas las medidas anti inflación.
El nuevo ejercicio de proyecciones del Banco de España recoge las recientes revisiones de la Contabilidad Nacional del INE, que adelantó la recuperación del PIB tras el histórico shock de la pandemia a 2022.
Según estas estimaciones, publicadas este martes, el consumo privado (de las familias) aportará algo más de 1 punto al avance del PIB (Productor interior bruto) en 2024 gracias a la fortaleza del mercado de trabajo tras la reforma laboral, al incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), al resto de medidas para proteger a las rentas de los trabajadores y a las subidas de salarios que estos han conseguido en los últimos meses.
La inversión de las empresas (que en la Contabilidad Nacional se denomina "formación bruta de capital") explicará cerca de medio punto porcentual del 1,6% de crecimiento económico del próximo año. El consumo público (de las distintas Administraciones) apenas sumará unas décimas. La inversión en general estará apoyada por el despliegue del Plan de Recuperación.
Mientras, el sector exterior restará unas pocas décimas al avance del PIB por la debilidad del entorno internacional, sobre todo de algunos de los principales socios de la eurozona. La región, en conjunto, se quedará estancada o incluso entrará en recesión técnica (dos trimestres consecutivos de contracción de la actividad), desde este cuarto trimestre, o en los siguientes.
En 2023, "el consumo de los hogares ya fue uno de los principales motores" de la economía, que cerrará el año con un avance del 2,4% (en el cuarto trimestre será del 0,3%, similar al tercer trimestre).
En la actual crisis de precios, la actividad de nuestro país ha contado con la ventaja de un mayor peso de los sectores relacionados con los servicios, y en concreto con el turismo, respecto a otros países europeos. Las economías más industriales y más intensivas en electricidad o en gas han sufrido más el encarecimiento de la energía.
Por otra parte, en este año que termina, el sector exterior ha sido clave, tanto por el turismo como por un importante crecimiento de las exportaciones a Alemania y al conjunto de la eurozona. Con cierta relevancia de la industria del automóvil. Este sector se ha reactivado este ejercicio después de que en 2021 y en 2022 sufriera el daño de los problemas en las cadenas de suministros globales por la salida de la pandemia.
En 2025 y en 2026, el Banco de España considera que el avance del PIB en nuestro país tomará un ritmo de crucero, cercano al 2%. Además, proyecta que la inflación se normalizará, y se moderará al 2% desde el mismo 2025. Es decir, se quedará en el objetivo de la política monetaria, que decide el BCE en la eurozona.
"A pesar de que las perspectivas para la economía española en los próximos años son relativamente favorables, desde un punto de vista más estructural, sigue siendo necesario abordar con ambición aalgunos de los principales lastres que han venido condicionando la actividad económica española en las últimas décadas. En particular, la baja productividad, la elevada tasa de paro y el considerable desquilibrio fiscal", explica el Banco de España.