Hace pocos días, a cientos de fans del grupo estadounidense Black Keys les dieron con la puerta en las narices cuando acudieron con ilusión y entradas de hasta 700 dólares a verlos en directo en Los Angeles. 

Como ocurrió con Rosalía, la banda sacó los tickets a un precio barato —25 dólares— y se agotaron enseguida. Poco después estaban a cientos de dólares en StubHub, la subsidiaria de eBay en la que también han acabado a miles de euros las de la cantante catalana. Ahí, y en otras plataformas de reventa, fue donde todos aquellos que no consiguieron una entrada acudieron a comprar la suya. Y fueron precisamente ellos los que se quedaron sin entrar.

 

¿Qué había pasado? Según el comunicado que emitió la tiquetera, los artistas pidieron que los tickets fueran intransferibles, es decir, que no se pudieran revender. Sin ser nominales (sin llevar el nombre y apellido del comprador) la tecnología necesaria para esto es la del código de barras cambiante: así se evita que una simple captura de pantalla permita que la entrada pase a otras manos, porque el código está en constante mutación. Los reventas de Black Keys vendieron capturas, así que cuando los compradores los enseñaron no pasaban.

En un comunicado recogido por Los Angeles Times, Ticketmaster insistió en que siempre recomienda comprar las entradas de la fuente primaria. StubHub dijo que no multaría a los revendedores porque las entradas eran intransferibles, no falsas ni inválidas.

El sistema se llama SafeTix y Ticketmaster lo presentó el pasado mes de mayo en Estados Unidos. El objetivo es acabar con la reventa fraudulenta y forma parte de la estrategia de la empresa para ir poco a poco quedándose con todo el pastel.

En España, Ticketmaster anunció este jueves que lanzará pronto Ticketmaster Exchange, el portal de reventa entre fans que ya tiene en Reino Unido. Ticketmaster Exchange es una app en la que se almacenan tus entradas y que te permite venderlas a golpe de click si al final no puedes, o no quieres, ir. El funcionamiento es similar al de Ticketswap, una empresa holandesa independiente que aboga por una especie de "reventa justa" y no especulativa. Cuando alguien vende una entrada solo puede subirle el precio un 20% sobre su valor nominal.

Este nuevo portal es, según indicó el CEO de Ticketmaster España, Eugeni Calsamiglia, "una plataforma sin ánimo de lucro que te garantiza que puedes acudir al concierto". Su política en Reino Unido es que las entradas se venden al precio nominal.

Sacar tajada de la venta y la reventa

Fuentes del sector indican que, con este movimiento, "el miedo es que obtengan el monopolio de la venta y de la reventa".

Hasta mediados de 2018, el gigante de los eventos (parte del conglomerado de Live Nation) hacía negocio con la reventa en Seatwave, una web que había adquirido en 2014 y que era más fuerte en Europa que en Estados Unidos. Más o menos en las mismas fechas se confirmó que Live Nation había desviado entre 2016 y 2017 entradas de Metallica y otros artistas hacia la reventa, mucho más rentable que la venta primaria. Con el cierre, Ticketmaster consiguió deshacerse de las críticas pero no solucionó la base del problema, puesto que portales como Stubhub, su competencia en secundario, siguieron en pie. En Estados Unidos, donde la reventa no está tan mal vista, Ticketmaster sigue generando negocio con TicketsNow.

¿Cómo quitárselos de encima? Además de con SafeTix y Ticketmaster Exchange, Ticketmaster tiene en mente el "precio dinámico", una idea que revolotea desde hace tiempo en la industria y que no termina de despegar. Solo artistas como Taylor Swift se han lanzado a usarlo. Con el precio dinámico —parecido a lo que usan los hoteles o aerolíneas, que cobran en función de la demanda y otros parámetros— los promotores se aseguran de que cada entrada se venderá al precio que la gente esté dispuesta a pagar.

En teoría, esto dejará a los reventas especuladores KO.

Según datos de la empresa, 1 de cada 4 de sus usuarios estarían a favor del precio dinámico, mientras que 1 de cada 3 no. Lo interesante no son las cifras, sino que Ticketmaster se lo haya preguntado. "El riesgo es que los que tienen en mano las entradas dinámicas son los que también tienen la reventa", concluyen fuentes del sector. "Contra ese monopolio no se puede luchar".