Los hogares españoles tienen menos deuda que hace un año. Durante todo el año pasado se ha acelerado un proceso por el que las familias han ido recortando lo que deben al banco. Esto se ha producido fundamentalmente porque la subida de tipos de interés ha frenado la concesión de nuevas hipotecas y, quienes han podido, han ido cancelando sus préstamos. Sin embargo, hay un tipo de préstamo que no solo no cae sino que crece a ritmos muy altos: el de consumo.
El año 2023 ha sido malo para las hipotecas. Son muchos los datos que así lo atestiguan. Se han producido menos operaciones, se ha prestado menos dinero, el importe medio ha caído, se cubre una menor parte del valor de la vivienda y se cancelan más hipotecas de las que se firman nuevas. Esta dinámica ha permitido que los hogares, en conjunto, deban menos a las entidades financieras por sus viviendas. El recorte entre enero y noviembre, último dato del Banco de España, ha sido de casi 15.000 millones de euros.
Hay que tener en cuenta que este es un acumulado y que, en la práctica, hay hogares que están viendo que con la subida de tipos de interés, el incremento del coste de sus hipotecas no ha parado de crecer durante los dos últimos años. Esto ha llevado al Gobierno a ampliar las medidas de protección para hipotecados a tipo variable, incrementando el límite a partir del cual se pueden acoger hasta los 38.000 euros de renta por hogar.
Aún con eso, los datos agregados dejan una situación histórica. Los algo más de 496.258 millones de euros que suman la deuda de todos los hogares por la compra de vivienda, son el dato más bajo de toda la serie histórica desde 2006. Por aquel entonces, se calentaba en España lo que acabaría siendo la burbuja inmobiliaria, que provocó el desahucio de miles de familias y el colapso del sector financiero nacional. Ahora, la dinámica es la contraria en cuanto a la deuda de los hogares.
El Banco de España publica mensualmente los datos del conjunto de deuda y el de nuevas operaciones. Según esta estadística, entre enero y noviembre se concedieron 51.114 millones de euros para la compra de vivienda. Es un desplome del 15% respecto a los datos del mismo periodo del año anterior. La demanda de hipotecas es más baja y los bancos también han cerrado el grifo en comparación con el auge que se produjo tras la pandemia.
Sin embargo, al desahogo de la deuda hipotecaria no le ha acompañado otro campo de endeudamiento de los hogares, como es el crédito al consumo. Esta partida engloba a los préstamos personales que habitualmente se utilizan para la compra de bienes y servicios. Es el caso de los viajes, la adquisición de electrodomésticos o las compras navideñas. Esta actividad no ha seguido la misma deriva que las hipotecas: frente a una caída del 15%, sube un 8%.
Es decir, frente a un grifo que se cierra en las hipotecas, la banca lo mantiene muy abierto en el consumo. Hay distintas causas que pueden apuntar al aumento de la demanda de este tipo de financiación. Una de ellas es que sigue habiendo consumo en la economía y que resiste pese al freno de la actividad provocada por la subida de tipos de cambio. Otra es que los hogares ya no tienen el nivel de ahorro que tenían tras la pandemia y tienen que acudir a estos préstamos para seguir asumiendo su nivel de consumo.
El mes de noviembre, el último presentado por el Banco de España, es uno de los más activos en este negocio ya que se incluyen las compras navideñas. Los hogares españoles acudieron más a este tipo de préstamos en 2023 para cubrir los gastos de estas fiestas de lo que lo hicieron en los tres años anteriores, con un crecimiento de más del 10% respecto a 2022.
El crédito al consumo está resistiendo mejor que las hipotecas la subida de tipos de interés. Por aterrizarlo en cifras: si recortaron lo que deben a los bancos por sus viviendas entre enero y noviembre en casi 15.000 millones de euros, crece en los créditos al consumo en 9.162 millones de euros.
De este modo, el saldo sigue siendo positivo. Los hogares reducen su deuda con la banca en 2023, a falta de conocer el dato del último mes del año. Si bien, la resistencia del crédito al consumo recorta en dos tercios el descenso de la deuda que han logrado los hogares en materia hipotecaria. Se modera de este modo el alivio financiero que tiene el conjunto de las familias españolas por sus créditos hipotecarios.
Los hogares afrontan la crisis provocada por la guerra de Ucrania con una deuda mucho más baja de la que tenían cuando estalló la de 2008. Este hecho ha ayudado a que las familias resistan mejor las consecuencias de la pandemia y de los shocks que se han producido después. En comparación con 2008, los hogares han reducido en casi una cuarta parte su deuda hipotecaria, pero el porcentaje es menor en el caso del consumo, que se encuentra más o menos estable desde el año 2019.
En conjunto, y teniendo en cuenta más allá de la deuda en hipotecas y crédito al consumo, los datos de el Banco de España muestran cómo los hogares han seguido desendeudándose durante todo el pasado año. Según las estadísticas en función del PIB, a cierre del tercer trimestre del año pasado, los hogares sumaban una deuda correspondiente al 48%. Justo un año antes, ese dato superaba el 53%.
En cualquier caso, el freno que, en conjunto, tiene la actividad crediticia en España no es un asunto que hoy por hoy preocupe en el sector financiero. La pérdida de volumen de crédito gestionado se ha visto compensado en gran parte por la subida de tipos de interés. Sirva de evidencia el beneficio histórico que han tenido los bancos en 2023 hasta septiembre pese a haber reducido la concesión de préstamos y la deuda gestionada. En las próximas semanas arranca la presentación de los resultados anuales de los grandes bancos en los que se da por hecho que alcanzarán las mayores ganancias de su historia.
La deuda que gestiona ahora la banca le es mucho más rentable, pese a haber reducido su envergadura. La media actual que pagan los hogares por sus hipotecas es del 3,68%, frente a finales de 2021, cuando apenas se pagaba el 1%. Las cifras son muy similares a las del verano de 2006, cuando los hogares tenían un nivel de deuda comparable al actual. Además, el hecho de que el crédito al consumo resista mejor también redunda en beneficio de los bancos, ya que tienen habitualmente unos intereses mucho más altos. En concreto, la media de esta deuda tiene un tipo de algo más del 7%.