Pedro Sánchez ha asegurado en el Foro Económico Mundial, que se está celebrando estos días en Davos (Suiza), que quiere que el Gobierno gane peso en las empresas españolas, como ha demostrado en los últimos meses con el regreso del Estado al capital de Telefónica y con los planes de reforzar la división de defensa Indra, en la que ya existía una participación pública.
Concretamente, el Presidente ha afirmado, en una entrevista concedida a Bloomberg, que pretende que el Ejecutivo se involucre más en las empresas importantes para ayudar a crear nuevas oportunidades en industrias como la ciberseguridad, la inteligencia artificial y la defensa.
"Es importante que fortalezcamos la relación entre el sector público y el privado para enfrentar los desafíos comunes", ha dicho Sánchez a la agencia especializada en información económica.
El Gobierno ha dado el paso más importante en este sentido con la vuelta del capital público a Telefónica para defenderla de la entrada de Arabia Saudí. La 'teleco' fue protagonista en los años noventa de una de las privatizaciones más mediáticas y controvertidas llevadas a cabo por el Partido Popular. "La ciberseguridad es muy importante también para las empresas y para el gobierno español. Y por eso vamos a participar en Telefónica. Para reforzar y fortalecer todos los asuntos relacionados con la ciberseguridad. Forma parte de una estrategia", ha detallado a Bloomberg.
Además, desde que arrancó la nueva legislatura, el presidente del segundo Gobierno de coalición de la historia de España está haciendo una esfuerzo por normalizar la relación con las empresas, con reuniones cara a cara, en privado, con distintos ejecutivos. Entre otros, con el presidente de Mercadona, Juan Roig; con el de Telefónica, José María Álvarez-Pallete; con el de la Fundación La Caixa, Isidro Fainé; y con el consejero delegado de Endesa, José Bogas, según desveló elDiario.es.
En el Foro de Davos, Sánchez se reunirá con más líderes empresariales, entre ellos la presidenta del Banco Santander, Ana Botín: el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz; el presidente de Ferrovial, Rafael del Pino; el presidente de Naturgy, Francisco Reynes; o el consejero delegado de Iberdrola SA, Ignacio Sánchez Galán, según Bloomberg. También lo ha hecho con otros empresarios internacionales, como Bill Gates y otros ejecutivos de Sanofi, Siemens Energy, Google y Fujitsu.
"Hemos aprendido de experiencias pasadas, como la batalla geopolítica por los semiconductores y, más allá de la supremacía tecnológica en la que, evidentemente, están Estados Unidos y China, creo que la Unión Europea puede desempeñar un papel clave. España destinará 12.000 millones de euros a atraer inversión y crear un nuevo ecosistema de semiconductores y chips en nuestro país. Tenemos buena cooperación con grandes empresas", ha recalcado el presidente del Gobierno.
Respecto a Naturgy, Sumar y Podemos pidieron al Gobierno este martes que frene la entrada de Blackrock en la compañía energética, la antigua Gas Natural, después de la adquisición por parte de la gestora del fondo GIP, dueño del 20% de la empresa de Reynes. Blackrock participará en 20 de las 35 compañías del Ibex con el desembarco en Naturgy.
La intención de Sánchez es, efectivamente, reconstruir puentes con las principales compañías del país después de “las broncas” de la pasada legislatura por distintas cuestiones. “Sobre todo por las provocadas por los comentarios y propuestas de las ministras de Unidas Podemos”, continúan estas mismas fuentes. Y también por el rechazo que ha levantado la ley de amnistía pactada con el independentismo catalán.
“El ambiente era un poco tóxico, pero era más ruido que nueces y eso se nota en las cuentas de resultados, y en que ahora se ha reducido ese ruido, que nunca gusta al mundo empresarial”, comentaron a elDiario.es fuentes del propio Gobierno a mediados de diciembre.
La estrategia de Sánchez pasa por sacudir de las espaldas del nuevo Gobierno el estigma antiempresas que sobrevoló constantemente sobre su Ejecutivo en la anterior legislatura, en la que el Consejo de Ministros tomó decisiones insólitas como la creación de los impuestos a los beneficios extraordinarios de la banca o de las energéticas, como el diseño del tope al gas (o mecanismo ibérico) o como la histórica subida del salario mínimo interprofesional (SMI).