Trabajar más años y posponer la jubilación. Esa es la receta que están recomendando distintos organismos, nacionales e internacionales, para dar un respiro a las cuentas de la Seguridad Social. Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) propone que España eleve la edad en la que dejamos de trabajar y extender el periodo de cotización sobre el que calculan las pensiones. Mientras, el Banco de España aboga por alargar la vida laboral porque “contribuye a reducir algunos de los efectos adversos del envejecimiento poblacional sobre el mercado laboral”.
“El alargamiento de la vida laboral debería fomentarse –más allá del aumento de la edad legal de jubilación– con la eliminación de distintos elementos, que, en la práctica, están contribuyendo a expulsar del mercado laboral a los trabajadores de mayor edad”, asegura el gobernador Pablo Hernández de Cos en el Informe Anual del último ejercicio, sin entrar al detalle sobre cuáles son esos elementos.
Hernández de Cos sí apunta que, de cara al futuro, sería “deseable analizar en profundidad el efecto de los distintos cambios normativos introducidos”, en referencia a la última reforma de las pensiones. Sin embargo, reconoce que los incentivos para posponer la edad de jubilación tienen “un efecto limitado en la reducción del gasto” en estas prestaciones.
“También convendría estudiar los efectos sobre el mercado de trabajo y la competitividad de las empresas derivados del incremento de las cotizaciones sociales, así como sus consecuencias sobre la equidad intergeneracional, analizar medidas alternativas, incluidas las que afectan a las tasas de reemplazo, que se encuentran en niveles superiores a los de la media de los países de nuestro entorno, y examinar la evolución del ahorro privado para la jubilación y su capacidad para complementar las prestaciones del sistema público”, enumera.
Un plus por jubilarse más tardeLo que introdujo la última reforma de las pensiones es un plus para quienes decidan trabajar más años, bien a través de un plus anual del 4% en la pensión –antes del último cambio legal era el 2%–; bien con un pago único que se abona en el momento de la jubilación.
Como punto de partida, el supervisor indica los datos más recientes. “El número de jubilaciones demoradas ha aumentado significativamente con respecto a los años previos a la introducción de las nuevas medidas destinadas a prorrogar la permanencia en el mercado laboral”. El peso de esta modalidad, desglosa, ha ido creciendo, porque se situó en 4,8% en el año 2021, el 5,4% en 2022 y el 8,1% en 2023. En este último año, “el número de jubilaciones demoradas superó las 26.000, lo que implicó un crecimiento del 50% con respecto al año anterior”, apunta.
En cuanto al análisis sobre el efecto en las cuentas públicas de retrasar la jubilación, el Banco de España ha planteado diferentes escenarios dependiendo de cuántas personas opten por la jubilación demorada. Es decir, por trabajar más años cuando ya ha llegado la hora de retirarse.
“A partir de la distribución de las edades de jubilación obtenida en el horizonte de proyección, se ha supuesto un aumento de entre uno y tres años de dichas edades para un porcentaje creciente de trabajadores”, explica el supervisor. “En el escenario de menor impacto de los nuevos incentivos, se asume que únicamente el 10% de las altas de jubilación ordinaria pospondría su jubilación y la retrasarían solo un año. En cambio, en el escenario de mayor efecto de los incentivos, se asume que un 100% de las mismas prorrogaría tres años su salida del mercado laboral”. Además, incluye dos opciones, o que opte por elevar un 4% la prestación anual o se prefiera un pago único con la primera pensión.
“En el promedio del período 2022-2050, puede observarse que la ratio de gasto en pensiones sobre PIB caería en apenas una décima si un 20% de los trabajadores que en la proyección base se jubilan a su edad ordinaria extendiese un año su permanencia en el mercado laboral”, desglosa. “Y entre tres y cinco décimas si el 100% de las altas de jubilación ordinaria decidiese posponer un año su acceso a la misma”.
En el siguiente gráfico se ve cómo bajaría el gasto en pensiones, si la jubilación se demora uno, dos o tres años.
El organismo admite que “a extensiones más dilatadas de la vida activa resultarían en un menor gasto en pensiones”. “Estos ejercicios, que deben ser tomados con mucha cautela”, reconoce, debido a la gran cantidad de supuestos que requieren. Por ello, “incluso en escenarios donde las nuevas bonificaciones tienen un efecto notable a la hora de incrementar la edad efectiva de jubilación, la reducción del gasto en pensiones sería, al menos en una primera aproximación, relativamente limitada”.
En el siguiente gráfico se comprueba cómo se reduce el gasto en pensiones si se demora jubilación en el conjunto de escenarios planteados por el Banco de España.
En resumen, el supervisor asegura que las simulaciones que ha realizado “permiten establecer una relación entre un aumento de la edad efectiva de jubilación y un cambio en la ratio de gasto en pensiones”.
“Tomando como referencia el año 2050 y estimando dicha relación mediante una forma lineal, puede concluirse que cada año de incremento en la edad efectiva de jubilación estaría asociado a una disminución del gasto en pensiones de entre dos y seis décimas de PIB”, concluye.