Todas las fusiones de los bancos han conllevado reestructuraciones, cierres de sucursales y despidos. Es un proceso casi continuo desde hace algo más de una década, cuando el pinchazo de la burbuja inmobiliaria derivó en la crisis financiera, los rescates a la banca y las integraciones.
Ahora, con la oferta de compra (opa) hostil de BBVA sobre Sabadell sobre la mesa y la posible fusión de las dos entidades, esa perspectiva vuelve a estar en el horizonte.
La oferta de compra hostil no le ha gustado al Gobierno ni en el fondo, ni en la forma, ni en los tiempos –a solo tres días de las elecciones catalanas– y ya ha dejado claro que estará vigilante. “Hace unos días ni habían empezado las negociaciones y nosotros llevamos señalando diversas preocupaciones desde hace una semana: la afectación a los clientes o el exceso de concentración, que puede tener efectos negativos en la política financiera”, señaló este viernes el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo.
Apuntó a los reguladores –sobre todo a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC)– que “van a evaluar el impacto de la operación”, pero el Gobierno, añadió “tiene que tener una visión” más amplia, porque la operación puede ser “un paso atrás para los consumidores”.
Ese paso atrás se vería, sobre todo en el cierre de sucursales, como ha ocurrido con todas las fusiones, en aquellas localidades y territorios donde se da la presencia de las dos entidades. Es decir, donde competirán por los mismos clientes y saldrá a cuenta realizar cierres.
Dónde están las oficinas de BBVA y SabadellSegún la información sobre el número de oficinas bancarias que consta en el Banco de España, BBVA y Sabadell coinciden en al menos 522 municipios. La mayor parte, como se ve en el siguiente gráfico, no están en las localidades de mayor tamaño, sino en aquellas que tienen entre 10.000 y 50.000 habitantes.
Si se analiza por territorios, las áreas donde hay más duplicidades de oficinas, en las que están presentes actualmente ambas entidades, se concentran, sobre todo, en todo el litoral mediterránero (Catalunya, Comunitat Valenciana y Murcia). También, en el sur de Andalucía, Madrid, Euskadi, Asturias y Galicia. Una distribución territorial que puede comprobarse en el siguiente mapa.
De momento, el BBVA no ha dado muchas pistas sobre qué planes tiene para una previsible reestructuración, si los dos bancos se acaban fusionando, salvo que preservará su presencia en Catalunya y en la Comunitat Valenciana, donde tiene su sede el Sabadell, que ya absorbió la antigua CAM.
Aún queda mucho hasta esa integración, porque la opa sobre el Sabadell puede durar, al menos, seis meses; y luego se tendría que llevar a cabo la fusión. Es esa última fase la que tendrá que contar con el visto bueno explícito del Ministerio de Economía. Algo que, de momento, no parece fácil.
Sin embargo, el presidente del BBVA, Carlos Torres, ya ha comenzado a argumentar que, desde el punto de vista de la presencia en el mercado, la unión de los dos bancos españoles no tendría por qué ser un problema por falta de competencia. Su argumento: que aunque haya menos oficinas que en el pasado, ahora tiene más presencia la banca online. “Más allá de la presencia física hay mucha competencia digital”, argumentó en la rueda de prensa donde presentó los detalles de la opa. “Están las opciones [de bancos] digitales, que son muy accesibles”.
Si solo se miran las oficinas reales, las que están a pie de calle, Sabadell y BBVA suman más de 3.000. En el siguiente buscador se puede comprobar cuántas sucursales tienen localidad por localidad, cuántas sumarían si hay fusión en cada municipio y cuál de los dos gana a su rival en cada núcleo urbano.
En esa misma rueda de prensa, Carlos Torres reconoció que el banco fusionado preservará “la presencia en los municipios donde solo seríamos la única entidad”. También desglosó que, si hay fusión, la futura entidad podrá ahorrarse cerca de 850 millones anuales en forma de sinergias. De ellos, 750 millones corresponden a los menores costes que tendrá que afrontar. Sin embargo, aseguró que la mayor parte de esos ahorros no tendrán que ver con el recorte de empleo que también reconoció que se va a producir.
El impacto en el empleoLos cierres de oficinas a veces llevan tiempo. Uno de los años más intensos en cuanto a cierres de sucursales fue 2022. Hace solo dos años, los grandes bancos españoles bajaron el cierre a casi cuatro sucursales cada día. En total, ese año, desaparecieron 1.392 establecimientos.
Cierres que han sido progresivos y prácticamente constantes. En el caso de BBVA y Sabadell, en el año 2015 sumaban más de 5.200 sucursales. Al acabar 2023, les quedaban algo más de 3.000. En el siguiente gráfico se comprueba cómo han ido cerrando.
El empleo va prácticamente de la mano de esta realidad. Por ejemplo, en 2021, después de la pandemia, los bancos españoles emprendieron una reestructuración laboral récord, que conllevó 19.000 despidos y que no fue barata, porque le conllevó a las entidades un coste de 4.800 millones de euros. Despidos que no solo afectan a las sucursales, también a los servicios centrales, a los esqueletos funcionales de cada organización.
Ahora, con la opa en marcha, Carlos Torres reconoció que habrá recortes, aunque se comprometió a que no sean traumáticos, es decir, a pactarlos con los sindicatos. “Como parte de los procesos de integración puede haber, en el corto plazo, algunas salidas de personas. Tenemos mucha experiencia en hacer esto, lo hacemos siempre con medidas no traumáticas”, justificó Torres. Pero tampoco puso números a las futuras bajas. “Es demasiado temprano para especular con cifras. Tenemos que preservar el talento y la cultura de ambas entidades”.