El Gobierno pone al frente del organismo monetario al actual ministro de Transformación Digital y Función Pública y exministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones pese al rechazo del PP, que califica su candidatura como un intento de politizar las instituciones
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José Luis Escrivá será el nuevo gobernador del Banco de España.
Con el plazo para tomar la decisión casi agotado, el Ejecutivo es fiel a su primera opción, que se filtró a los medios de comunicación a principios de julio y con la que se había especulado desde que Escrivá pasó de ostentar la cartera de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones en el anterior Gobierno de coalición a quedarse con Transformación Digital y Función Pública en el nuevo, desde noviembre de 2023. Muchos vieron en aquel movimiento un paso atrás para tomar impulso, precisamente con el Banco de España como objetivo.
Hoy se confirman estos planes, y el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, va a arrancar el procedimiento para su nombramiento oficial anunciándoselo este miércoles a la comisión del ramo del Congreso de los Diputados. Después, tendrá que presentarse un decreto del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se publicará en el BOE y que permitirá la toma de posesión del candidato ante el Rey. El mandato dura seis años, hasta 2030.
La ministra portavoz, Pilar Alegría, no ha querido confirmar el nombramiento en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros para ser “respetuosos” con los plazos. Por otra parte, el Ministerio que abandona Escrivá no desaparecerá y Sánchez está buscando un candidato para ocupar la cartera.
La elección del sustituto de Pablo Hernández de Cos ha sido otro campo de batalla entre el PSOE y el PP. En última instancia, la decisión es del Presidente del Gobierno. Sin embargo, la 'costumbre' política dicta que se pacta con el principal partido de la oposición: el Ejecutivo elige un gobernador (nunca ha sido una mujer) afín pero que no 'moleste' en demasía al rival político y la oposición selecciona un subgobernador con las mismas características.
De momento, se desconoce quién ocupará este cargo de subgobernador o subgobernadora. Pero fuentes conocedoras han explicado a elDiario.es que el Gobierno estuvo negociando con el PP un pacto más amplio, que incluía a otras instituciones, como RTVE. Pero que al fracasar estas conversaciones, Sánchez ha decidido seguir adelante con Escrivá, a pesar de la oposición de los populares.
Desde que se hizo pública la candidatura, el PP se ha negado a dar su apoyo. “Bajo ningún concepto”, ha llegado a decir su secretaria general, Cuca Gamarra, la negociadora elegida por el partido parta este asunto. “No vamos a permitir ni el manoseo ni la ocupación de las instituciones. Necesitamos organismos transparentes que no estén gestionados por ministros de Sánchez”, dijo a principios de agosto la portavoz de los populares en el Parlamento Europeo, Dolors Montserrat. Este martes, su líder Alberto Núñez Feijóo ha repetido: “No se puede ser ministro por la mañana y gobernador por la tarde”. El PP solo pactará un gobernador “independiente”, mantuvo el lunes el vicesecretario de Economía del partido, Juan Bravo.
Desde el primer momento, Cuerpo dijo que saltar de ministro a gobernador “no” amenaza la independencia de la institución, porque la independencia está garantizada por la Ley. Una línea que el Gobierno en conjunto ha mantenido durante las últimas semanas. Este lunes, el ministro de Economía adelantó en una entrevista en televisión que el candidato del que no podía desvelar aún su identidad cuenta con una experiencia y un currículum “más que apto, en línea y a la altura del anterior gobernador, o incluso por encima si es que eso es posible”.
También el lunes, fuentes del PP citadas por el Europa Press consideraron que el Gobierno no ha querido el apoyo de su partido para nombrar gobernador del Banco de España porque si hubieran querido habrían hecho otra propuesta. Es más, creen que el Ejecutivo ha buscado “distanciarse” del PP tras el acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
Lo cierto es que saltar del Consejo de Ministros al banco central no es una práctica excepcional en la eurozona, ni siquiera en España. Luis de Guindos, ministro de Economía en el Gobierno del PP de Mariano Rajoy, dejó la cartera para ser vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE). Antes, la propia presidenta de la institución, Christine Lagarde, ya contaba con experiencia como ministra de Francia.
De hecho, con Escrivá, una tercera parte de los miembros del consejo de gobierno del BCE, que forman los gobernadores de cada banco central de cada país del euro y el comité ejecutivo del organismo, cuenta con pasado en sus Ejecutivos correspondientes. A De Guindos y Lagarde, se unen los gobernadores de los bancos centrales de Austria (Martin Kocher), Grecia (Yannis Stournaras), Malta (Edward Scicluna), Portugal (Mário Centeno), Eslovaquia (Peter Kažimír) y Finlandia (Olli Rehn).
En julio, el Banco de España ya perdió el derecho a voto en el consejo de gobierno del BCE, el órgano que decide la política monetaria de la eurozona, por presentarse con una gobernadora en funciones. El mandato del anterior gobernador, Pablo Hernández de Cos, caducó en junio, y el de la subgobernadora, Margarita Delgado, que se ha quedado al frente del Banco de España, lo hace el 11 de septiembre. La próximo reunión del consejo de gobierno del BCE es el jueves 12 de septiembre, en la que Escrivá ya será el representante de nuestro país.
Nueva etapa en el Banco de EspañaEl Banco de España es una institución de más de dos siglos de historia cuyo principal papel —decidir la política monetaria— está en nuestros días supeditada al Eurosistema (al Banco Central Europeo) pero que cumple una misión clave en la supervisión de las entidades financieras y conserva un importante músculo en su brazo de análisis y evaluación de la coyuntura y las políticas económicas.
Durante los últimos años, el Gobierno de coalición ha sufrido el escrutinio del servicio de análisis de esta institución. El Banco de España ha reaccionado a todas (o casi todas) las políticas económicas progresistas. Con algunos tropiezos sonados, como la crítica a la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en 2021 o las reticencias al gravamen a los beneficios extraordinarios a los bancos mientras amasaban beneficios históricos y repartían dividendos récord, favorecidos por la propia política monetaria.