Lo mejor que ofrece la tierra en España llegó a Suiza en las maletas de 40 productores para transformarse, en las manos de seis galardonados chefs, en platos que acompañados de selectos vinos y espumosos convencieron en uno de los mercados de comida gourmet más importantes del mundo.
"Exportar la gastronomía de la mano de la industria de alimentos españoles crea una sinergia increíble y este evento aúna ambas cosas", dijo a Efe el consejero económico de la Embajada de España en este país, Ricardo Santamaría, al comentar el apoyo que el ICEX ha decidido dar al festival Spanish Extravaganza.
La entidad pública aprecia prestar su apoyo a un sector que, como el agroalimentario, es un importante generador de empleo, así como a la gastronomía, que es intensiva en el uso de ingredientes locales, explicó.
Tras su parada en Vietnam, donde la Liga de Fútbol española (LaLiga) se asoció al evento con tapas típicas de la ciudad de cada club, Spanish Extravaganza ha desembarcado en Zúrich, a donde ha llegado con tres chef con Estrella Michelin, Miguel Barrera, Ignacio Solana y Alvaro Salazar, con restaurantes en Valencia, Cantabria y Jaén, respectivamente.
Completan el equipo la chef gallega María Varela, conocida entre sus colegas como la "gurú de las tapas", el chef Santi Almuiña, el experto de la paella, y el sumiller Alejandro Paadin.
Importadores y empresarios de la restauración desfilaron en una única jornada por los puestos de exposición y degustación de originales quesos (como uno de oveja curado en cerveza negra), embutidos de altísima calidad o vinos espumosos de gusto tan refinado como el del mejor champán francés, pero a precios tan asequibles que llamaron la atención de varios importadores.
"Nuestros productos todavía no se venden en Suiza, pero la verdad es que está siendo una jornada aparentemente muy productiva. Hemos hecho contactos y puede ser que si progresan nuestros productos, estén aquí dentro de poco", comentó el responsable de exportación de Bodegas Balmoral (Albacete), Cristobal de la Hoz.
Su bodega produce 600 000 botellas de vinos y espumosos al año, de los cuales exporta el 90 % (una tercera parte del total a Japón), pero la filosofía de la empresa es que hay que seguir ganando clientela "porque los mercados son volátiles y la competencia de otros países es dura, así que no hay que dormirse".
La misma intención aflora de los comentarios de Mario Pérez, representante de Lácteos Martínez (La Rioja), que expresa su satisfacción por el desarrollo de la jornada: "Estoy muy contento porque la verdad es que hay un goteo de gente muy interesante, la organización es buena y el nivel de productos que se ve es digno de una representación de España".
Los expositores no descansan en una feria concentrada en un día, cuyo formato muchos prefieren frente a las que duran tres días y que redundan en mayores gastos de alojamiento y manutención, pero no necesariamente en más ventas.
Los potenciales compradores también se muestran satisfechos con la selección de productores presentes, a los que elogian repetidamente, como ocurre cuando uno de ellos degusta un queso mezcla de oveja, cabra y vaca, madurado 18 meses y que con su sabor tostado dulce ganó la medalla de oro del Mundial de Queso 2018.
"Para las personas que tenemos un negocio de hostelería fuera de España este tipo de eventos nos dan la oportunidad de conocer mejor los productos de nuestra propia tierra o de verlos desde una perspectiva diferente", comenta por su parte Miguel Vique, uno de los dueños del restaurante Tapas & Friends en Zúrich.
La diferencia de Spanish Extravaganza con respecto a otras ferias internacionales de productos alimentarios es el matrimonio que decidió contraer con un grupo de chef que representan la gran variedad de la gastronomía española, como el valenciano Miguel Barrera, cuyo restaurante Cal Paradis ha recibido más de veinte premios y ostenta una Estrella Michelin.
"Estar aquí me da la oportunidad de dar valor y poner en el lugar que realmente se merecen los productos y la gastronomía de España", declara a Efe en una pausa que se toma en la cocina del hotel Park Hyatt de Zúrich, que acoge el evento.
En medio de los fogones, Barrera prepara uno de los platos y el postre de una cena a la que acudirán por la noche cuarenta importadores suizos invitados por la organización para departir con los productores en un ambiente más informal y donde quizás se concluyan algunos negocios.
Por Isabel Saco