La Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios está investigando lo ocurrido entre las dos estaciones madrileñas en un accidente que califica como "grave" y apunta que "los dos técnicos de mantenimiento que iban a bordo del tren pudieron escapar sanos y salvos"
Óscar Puente afirma que un trabajador hizo descarrilar el tren en el túnel de Madrid “por seguridad” y “evitar riesgos”
Se empiezan a conocer más detalles del descarrilamiento del tren en el túnel que une las estaciones madrileñas de Atocha y Chamartín.
El documento informa que el “tren 97015 partió de La Sagra”, en Toledo, “con destino a los talleres de Fuencarral. Estaba formado por dos unidades del tren regional de alta velocidad serie 114: la primera unidad iba remolcando a la segunda, que estaba averiada” y que “la tripulación del tren estaba formada por un maquinista y dos técnicos de mantenimiento”.
También indica que el accidente sucedió a las 16.20 horas del pasado sábado 19 de octubre y que no hubo daños personales de ningún tipo.
“El tren circuló por el túnel de alta velocidad de Atocha a Chamartín, pero a la entrada de la estación de Chamartín la unidad de cabeza (remolcadora) sufrió un fallo de tracción que le impidió subir la rampa de entrada a la estación (de unas 30 milésimas)”, apunta.
“Para superar la rampa, el maquinista y el puesto de mando acordaron que el tren retrocediese para tomar impulso desde un tramo más llano”, explica y “mientras se preparaba esta maniobra, la unidad de tren averiada (la remolcada) se soltó de su enganche y comenzó a derivar túnel abajo sin frenos, sin batería y con los dos técnicos a bordo”, enumera.
Dos técnicos escaparon “sanos y salvos”“Después de más de cuatro kilómetros de deriva por el túnel (con pendientes de entre 12 y 30 milésimas), la unidad llegó a gran velocidad al puesto de banalización de Jardín Botánico, donde fue cambiada de la vía nº 1 a la nº 2”, apunta. “En la siguiente curva tras el cambio de vía, la unidad descarriló y se salió por la tangente, chocando contra el muro del túnel. Los tres primeros coches de la unidad (en el sentido de la deriva) volcaron, mientras que el cuarto permaneció descarrilado, pero en posición vertical. Tras deslizarse una cierta distancia perdiendo velocidad, la unidad se detuvo aproximadamente en el PK 7,000. Los dos técnicos de mantenimiento que iban a bordo del tren pudieron escapar sanos y salvos después de que éste se detuviera. No hubo víctimas mortales ni heridos graves, pero sí daños serios, tanto en la unidad accidentada como en la infraestructura del túnel”, concluye.
Este suceso entra en la categoría de “accidente grave” de acuerdo con la normativa reguladora de la investigación de accidentes ferroviarios, explica este expediente, que está en su primera fase. Lo evalúa así “por la cuantía de los daños producidos y su efecto en la gestión de la seguridad. De acuerdo con la misma normativa, debe realizarse una investigación técnica sobre este suceso de manera obligatoria”.
El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente indicó el martes que el descarrilamiento fue provocado por uno de los trabajadores de Adif para “evitar cualquier riesgo” en la estación e impedir que “eventualmente” pudiera chocar con otro tren que viniera.
“El tren que iba remolcado se suelta del tren que lo remolcaba e inicia un recorrido, en una especie de caída libre, por el túnel de Chamartín. Un trabajador del centro de control de Adif toma la decisión de desviarlo a una de las vías para evitar que acabe saliendo a las vías que entran en atocha y pudiendo eventualmente chocar con algún tren que viniera”, indicó Puente.