El Gobierno prepara un gran programa nacional de exploración del subsuelo, el primero que se lanza en España en más de medio siglo, para mejorar “el conocimiento de los recursos minerales del país, atendiendo especialmente a las materias primas fundamentales definidas por la UE”, y en el marco del I Plan de acción sobre materias primas minerales 2025-2029 que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha lanzado este martes a consulta pública.

En paralelo a ese plan de acción, el ministerio tiene hasta el 24 de mayo para sacar a información pública el borrador del primer programa nacional de exploración minera que se active en democracia. Se trata de una exigencia a los países miembros de la UE del nuevo Reglamento Europeo de Materias Primas Fundamentales en un contexto de enorme inestabilidad global, con la autonomía estratégica en primer plano por la dependencia europe de los minerales chinos.

Transición Ecológica recuerda que “hace décadas que en España no se desarrolla una prospección similar”. La última fue el Plan Nacional de Minería, entre 1969 y 1970, “y no se hizo buscando los recursos que ahora son fundamentales, como el litio, el níquel, el cobalto o las tierras raras”, fundamentales para la transición energética y digital.

El programa se va a lanzar en colaboración con el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), las comunidades autónomas (que son las que tienen las competencias en la explotación de los recursos mineros) y el sector privado, entre otros actores, y “aprovechará la tecnología actual para buscar recursos no identificados, gracias a la revisión de los estudios geocientíficos existentes, nuevos estudios geofísicos y de detección remota, campañas geoquímicas o nuevos sondeos”.

Atendiendo a la economía circular, el plan “pone el acento en la identificación de los recursos que pueden encontrarse en las más de 1.000 balsas y escombreras” (instalaciones de residuos de una mina) de proyectos mineros ya existentes en España, tanto en explotaciones activas como en las ya cerradas y abandonadas, “cuyo aprovechamiento se hizo con técnicas anticuadas o que no necesariamente atendía a las materias que son prioritarias actualmente”, y ante la posibilidad de que por ejemplo en los residuos de una antigua mina de cobre haya restos de níquel.

Ese programa se va a llevar a cabo mediante fórmulas de “colaboración público-privada”. Habrá dos líneas de ayudas, una para buscar recursos no identificados y otra para las instalaciones de residuos, que se adjudicarán en función de la calidad del proyecto, tipo de materia prima y calidad ambiental.  

El ministerio no pone fecha a los resultados de ese programa de exploración ni aporta cifras a la inversión prevista. Enmarca el nuevo Plan de Acción que sale este jueves a consulta pública con las prioridades de la UE en el entorno global y la voluntad de“transformar” este sector, “poniendo el foco en el reciclaje, la sostenibilidad y la autonomía estratégica”. 

Entre las 38 actuaciones del plan, se actualizará la normativa para “agilizar y mejorar” la restauración de explotaciones mineras cerradas. Ya se han destinado 400 millones de euros del Plan de Recuperación a recuperar suelos y espacios y el plan se marca el objetivo de tener rehabilitados al menos 30 antiguos emplazamientos mineros en junio de 2026, con un presupuesto de 130,5 millones.

El departamento de Sara Aagesen subraya la importancia que tiene en España la explotación de minerales no incluidos por la UE en su lista de materias primas estratégicas, como la pizarra de techar, de la que es primer productor mundial. También es el segundo de mármol y rocas ornamentales, y el tercero de granito. En la UE es el único productor de estroncio y sepiolita, el primero de fluorita y yeso, y el segundo de cobre, magnesita y sales potásicas. 

Las más de 2.600 explotaciones existentes mantienen más de 30.000 empleos con una producción cuyo valor supera los 3.500 millones anuales. El valor económico de las materias primas fundamentales producidas en España (cobre, fluorita, feldespato, estroncio, wolframio y tántalo) supera los 850 millones. El ministerio niega que exista un “boom” de esta actividad en España. Recuerda que en 1985 había más de 80.000 empleos en el sector y 4.000 explotaciones.

Entre las actuaciones “prioritarias” del plan está la elaboración de una nueva Ley de Minas para la que ya se ha lanzado una consulta pública previa; la revisión del Real Decreto sobre gestión de los residuos de esta actividad y la actualización del tratamiento de las garantías financieras para garantizar que los titulares de las explotaciones se responsabilizan de su restauración.

El plan no menciona la minería submarina ni va a tener en cuenta la explotación del uranio, ni la de hidrocarburos o carbón, que tiene vetada la autorización de nuevos proyectos por la Ley de Cambio Climático de 2021. El paquete de medidas incluirá ayudas del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) destinadas a promover la implantación de renovables como la alternativa a la restauración de escombreras. También habrá ayudas para la eficiencia energética y la introducción de renovables en la minería.

Transición Ecológica es consciente del rechazo que generan los proyectos mineros en muchas regiones, por ejemplo los relacionados con el litio y las tierras raras, como los que se están intentando desarrollar en el Campo de Montiel (Ciudad Real). El departamento de Sara Aagesen recuerda que las competencias en minería están transferidas a las comunidades “y no podemos interferir en los procedimientos”. 

Sin embargo, la ley de materias primas fundamentales europea identifica la figura de proyectos “estratégicos” y algunos se están presentando desde España. Si obtienen ese estatus tendrán una tramitación acelerada y el gobierno autonómico en cuestión estará obligado a tramitarlos en 27 meses, como máximo. El Estado solo es competente en proyectos que afecten a varias comunidades o en emplazamientos que estén reservados al Gobierno central.

Desde el ministerio destacan la “importante capacidad multiplicadora” que genera la investigación de los recursos minerales. Citando estudios en otros países, señala que “cada euro invertido” se traduce en unos 900 euros en producción minera, y cada empleo en investigación científica se traduce en 56 empleos en investigación minera en campo (sondeos) y en 128 empleos en la producción de materias primas minerales.

También recuerdan que la extracción de recursos a nivel global se va a duplicar en el periodo 2017 y 2060 por el incremento previsto de la población (del 28%) y de los recursos que consume cada habitante. La estimación es que el uso de metales crecerán un 96% en ese periodo y los no metales (rocas y minerales) crecerán un 170%, en un contexto de gran consumo de recursos minerales para permitir el desarrollo de las renovables, el vehículo eléctrico o las telecomunicaciones. 

Se calcula que desplegar la energía eólica, solar y geotérmica y el almacenamiento de energía necesarios para cumplir los objetivos climáticos requerirá 3.000 millones de toneladas de minerales y metales como el litio, el grafito, el cobalto, el níquel o las tierras raras.