El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha adelantado que la Unión Europea y, por tanto, España, reaccionarán si el Gobierno de Donald Trump termina imponiendo aranceles del 200% a bebidas alcohólicas como el vino, tal y como ha asegurado este jueves el presidente estadounidense.

Planas, antes de comparecer en el Congreso de los Diputados, ha valorado la “amenaza” de Trump a “los productos alimentarios europeos, en particular vino, champán y espirituosos”. “Este es un anuncio, los hechos son lo importante”, ha asumido, porque en las últimas semanas han quedado claros los vaivenes de la Casa Blanca sobre su política arancelaria. “Se anunciaron aranceles al acero y al aluminio, inmediatamente la Comisión Europea respondió en nombre de los Estados miembros imponiendo aranceles por valor de 8.000 millones e iniciando una consulta que llevará a aplicar a principios del mes de abril aranceles suplementarios por valor de 18.000 millones. Un total de 26.000 millones de euros”, ha recordado Planas.

En el caso de los productos agroalimentarios, España vendió el año pasado más de 3.600 millones de euros a EEUU, de los cuales más de 1.000 millones fue aceite de oliva y 335 millones, de vino. “Nuestra voluntad es hablar, negociar y entendernos, pero tampoco nos va a temblar el pulso en defensa de nuestros productores si se imponen sanciones sobre los productores europeos y, por tanto, también españoles de vino, champán y espirituosos”, ha enumerado.

“En estas guerras comerciales no gana nadie. No ganan los ciudadanos. Lo decía la presidenta Von der Layen, un arancel es un impuesto”, ha argumentado Planas. “Siempre estaremos por buscar una solución, pero frente a las amenazas, la firmeza. En la defensa de nuestros intereses, de España y de la UE”. “Creo que este no es un buen camino, pensando con la cabeza fría, que los productos agroalimentarios sean objeto de una batalla comercial es malo porque afecta a las familias y al coste de vida y cuando sube la inflación los ciudadanos no están contentos”.

Planas ha reclamado “tranquilidad y serenidad”. “La Comisión ha reaccionado muy bien y si por desgracia se confirma tendríamos que responder igual”, ha resumido.

En el caso del vino, EEUU es uno de los principales mercados para las exportaciones españolas. Es el segundo en valor y el sexto destino en volumen. Por ello, ante las amenazas de Trump, los productores han tratado de protegerse adelantando las ventas al mercado estadounidense, como contó elDiario.es en este tema.

Precisamente, las bodegas españolas han alertado del impacto negativo que tendrían los aranceles. “Es absolutamente necesario que la Unión Europea y el Gobierno de Estados Unidos se pongan a negociar cuanto antes porque no puede ser que por motivo de otros productos, el vino y otros productos sean objeto de represalias comerciales y menos con unos aranceles del 200% que, de manera clara y efectiva sacarían a los vinos españoles y europeos del mercado de Estados Unidos”, ha asegurado el director general de la Federación Española del Vino (FEV), José Luis Benítez, en declaraciones que recoge Europa Press.

Una estrategia para garantizar el abastecimiento

Luis Planas ha recalcado la reacción a los aranceles antes de comparecer en la Comisión de Agricultura para dar detalles sobre la primera Estrategia Nacional de Alimentación, que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presentó hace unas semanas. Una estrategia que “responde” a la necesidad de no esperar solo “a qué diga la UE, sino ser proactivos”.

La ley busca, entre otros objetivos, “garantizar el abastecimiento estratégico” que “no es solo una cuestión económica, sino también de justicia social”. “Lo que queremos hacer es garantizar que pase lo que pase, con crisis climáticas, conflictos bélicos, tengamos asegurada nuestra alimentación. Eso supone estabilidad en los suministros, competitividad en los mercados, eficiencia en la cadena y capacidad de respuesta”.

Otros ejes de esta estrategia se basan en primar la “sostenibilidad, apostar por producciones responsables”, en un escenario de cambio climático, en facilitar el “relevo generacional” y en que “comer saludable no puede ser un lujo, debe de ser un derecho acceder a productos”.