El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, sostiene que la sostenibilidad ya no es una opción sino un requerimiento y por ello considera preceptivo que se incorpore a la regulación bancaria, un planteamiento que comparte el Banco de España que aspira a corto plazo a que las entidades entiendan las implicaciones del riesgo medioambiental y lo cuantifiquen.
"Es falsa la idea de que la sostenibilidad y la rentabilidad no son compatibles, cuando en realidad son complementarias", ha explicado Escotet este viernes en la presentación de la I Jornada Finanzas Sostenibles de la entidad, que reúne a reguladores, científicos, expertos legales, empresas energéticas e industriales, y sector financiero en la sede de Afundación de A Coruña.
Según el presidente de este banco con sede en Galicia, las entidades financieras "están llamadas" a cumplir un papel de canalización de los recursos económicos hacia sectores y empresas que incorporen medidas de sostenibilidad medioambiental y esta "acción no puede esperar", ha urgido, es una "lucha contra el tiempo y ni la tierra ni nosotros podemos seguir esperando".
Ante este desafío, los entes reguladores han de mantener un "equilibrio" hacia un modelo sostenible y "no generar asimetrías reguladoras", pues el sector bancario circula entre dos extremos, que son la profundización de un marco regulatorio "cada vez más exigente" y la proliferación de nuevos operadores encabezados por grandes tecnológicas que prestan un servicio y "no cumplen con el mismo requerimiento", lo que distorsiona la "saludable competencia".
La magnitud de esta realidad, ha proseguido, no puede ser únicamente obligación de gobiernos, ONG o entidades especializadas, sino que es un "deber de la sociedad", de personas, agrupaciones de cualquier índole, instituciones y empresas de todos los sectores.
En este contexto, ha recordado que el pasado mes de septiembre Abanca, con el 42 % de la cuota en el noroeste de España y presencia en once países, entre ellos Estados Unidos, México, Panamá, Venezuela, Brasil y Argentina, se convirtió en uno de los 31 bancos pioneros del mundo "en levantar la mano" y asumir los compromisos de banca responsable impulsados por la ONU.
Además de garantizar la sostenibilidad económica de Afundación, su obra social, Abanca ha transformado su manera de operar, con una cultura corporativa basada en la cooperación y la ética, principios sostenibles en procesos productivos y sedes y oficinas inteligentes reduciendo la presión sobre el medioambiente optimizando procesos.
Ha intervenido en estas jornadas la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, quien ha incidido en este objetivo de las finanzas sostenibles y ha animado a acrecentar los esfuerzos para desarrollar metodología, controles y estructuras de gobernanza que permitan gestionar y mitigar adecuadamente los riesgos climáticos.
"El reto es afrontarlo con realismo y ambición suficiente" para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París de 2015, ante lo que ha dicho esperar que España "destaque en este compromiso global".
Delgado ha aseverado que las finanzas sostenibles "no son una moda pasajera" sino que "están aquí para quedarse", y en este ámbito España "es uno de los países potencialmente más afectados de Europa" por la incidencia de un cambio climático "de gran intensidad", sobre todo en algunas zonas donde la sequía será endémica y afectará a la agricultura y al turismo.
De ahí la "urgencia" en proporcionar una respuesta global dada la dimensión del problema, pese a que la involucración del sector financiero en esta lucha "ha sido muy reducida" y de hecho, hasta hace poco, el riesgo climático no ha sido un elemento considerado en la gestión de riesgos de algunas entidades, ni tampoco era un área evaluada por el supervisor al considerarse ajeno a su competencia.
"Esto está cambiando a gran velocidad", ha indicado la subgobernadora del Banco de España, que ha abundado en que las entidades, reguladores y supervisores están incorporando la dimensión medioambiental al margen de la gestión bancaria, un ámbito en el que ha resaltado la importancia de los inversores y ante el que se ha mostrado partidaria de que la banca abarate la financiación de iniciativas sostenibles.