El empresario y máximo accionista de DIA, Mijaíl Fridman, declara este lunes en la Audiencia Nacional como investigado por la quiebra del grupo tecnológico español Zed, después de que el juez Manuel García Castellón rechazara su petición de hacerlo por videoconferencia.
El magnate ruso está imputado desde el pasado mes de agosto por supuestos delitos contra el mercado, administración desleal, insolvencia punible y corrupción en los negocios, después de que la Fiscalía Anticorrupción ubicara al empresario en el origen de la insolvencia de Zed, empresa de la familia Pérez Dolset.
Según la Fiscalía, el empresario habría propiciado la asfixia de la compañía para después adquirirla a un "precio irrisorio".
Fridman pidió el pasado 13 de septiembre un aplazamiento de su testimonio, ya que se iba a someter a sendas operaciones oftalmológicas, tras las cuales es aconsejable no volar en avión; asimismo, solicitó declarar por videconferencia, posibilidad rechazada por el juez.
El empresario rechaza todas las acusaciones de la Fiscalía, y recuerda que nunca ha tenido control de Zed, "ya que es accionista de un accionista de un accionista del grupo"; la empresa disponía de un Consejo de Administración controlado por la familia Dolset -fundadores de Zed-, del que no formaba parte.
Asimismo, destaca que las acusaciones de Dolset, al que el Tribunal de apelaciones de Ámsterdam ha considerado responsable de la gestión indebida de Zed, no están corroboradas por ninguna prueba tangible o contrastada.
Desde el entorno de Fridman se refieren a una persecución personal por parte de Dolset, que habría comenzado después de que una de las compañías controladas por el empresario ruso se negase a invertir en Zed tras constatar su pésima situación financiera.